Las calles sencillamente eran hermosas, el sol de la tarde se mostraba con más intensidad a esa hora y alumbraba por encima de los techos de las casas haciéndolas ver deslumbrantes y como en un cuento de hadas, se podía oír la brisa del viento y los pajarillos cantando por arriba en las copas de los árboles, me sentía perdida entre tanta perfección que alcanzaban a escuchar mis oídos, era una suave melodía, definitivamente si tenía toda la pinta de ser sábado y uno muy tranquilo y hermoso.
Me perdí demasiado en mis pensamientos que ni siquiera me percaté de que ya me encontraba prácticamente cruzando el jardín de la casa de Kendall para ir y tocar a su puerta. Toque y segundos más tarde escuche como alguien se aproximaba ansioso por abrir la puerta.
En cuanto abrieron la puerta los ojos de mi amigo se abrieron como platos y sus labios formaron una perfecta “O”. Reí para mis adentros, después vi como mi amigo movió los labios para decir algo pero las palabras nunca salieron de ellos.
-Y bueno… ¿puedo pasar?- le dije regalándole una sonrisa divertida por su expresión al verme.
-sss...ii siii… pa…sa - tartamudeo. Al final de cuentas toda una mañana de trabajo duro había valido la pena, me sentía satisfecha.
- ¡VAYA!, no sé qué me sorprende más si tu llegando puntual o el hecho de que estas usando vestido y que te quede increíblemente bien-dijo mi amigo a la vez que yo me sonrojaba y le susurraba un “gracias” incomodo.
-Deja de molestarme… llegue temprano ¿sí? y eso es mi problema- le dije cambiando de tema por lo nerviosa que me sentía en ese momento, Kendall me había dicho hermosa o bueno algo así pero el punto era que le gustaba como lucia, casi podía gritar de la emoción… lástima que me contuve.
“Narra Kendall”
Cuando abrí la puerta me quede paralizado y con la boca abierta, Anne se veía hermosa y parecía una princesa, en sus ojos permanecía el mismo brillo que le había visto en sus hermosos ojos marrones cuando la conocí y me mostraba su hermosa sonrisa angelical. En pocas palabras me encanta. Definitivamente me encanta como es ella, tan impredecible, tan tierna, tan tímida, tan dulce, tan terca, tan Anne. Sea como sea que luzca siempre será hermosa. Me encanta mirarla dormir y acariciar su suave cabello para arrullarla cuando me llama porque no puede dormir, me encanta abrazarla, oler su perfume, y mirarla cuando se levanta con sus ojos adormilados y el cabello revuelto. Ella es preciosa.
