24- Yo sólo quería ayudarte.

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En los últimos dos meses las cosas habían cambiado un poco, Kendall y yo ya nos hablábamos pero, jamás iba a ser como antes, en cuanto a penas nos dirigíamos palabra alguna. Por otra parte Carlos me había dicho que Kendall estuvo a punto de dejar a Kelly pero, que no la dejo porque decía que si nosotros podíamos ser novios porque no él de ella. Era tan incómodo tener que besar a Carlos; sus labios son muy suaves y besa muy bien pero, no estoy segura de seguir con esto, lo peor es que me preocupo más de sus sentimientos que él mismo, he hablado un millón de veces con él acerca de eso pero, parece no importarle.

También me duele demasiado ver el rostro de Kendall cuando estoy con Carlos, además tengo que soportar las burlas de los demás chicos, y con los demás chicos me refiero a James, Logan y Dustin, a veces pienso que ellos saben sobre mi plan y se empeñan en siempre querer “descubrirme”.

Eran las tres de la tarde, un sábado demasiado caluroso. Me encontraba en el centro comercial ya que la despensa de mi casa se había terminado toda, así que era obligatorio que tenía que ir de compras. Iba subiendo las escaleras atrapada en mis pensamientos, cuando de pronto vi algo que me saco de ellos casi como si un balde de agua fría me hubiera caído encima.- Kelly- susurre.

Kelly estaba como a unos 10 metros de distancia besuqueándose con un muchacho que no era Kendall, él la sujetaba fuertemente de la cintura apegándola cada vez más a su cuerpo, acariciaba su muslo una y otra vez de arriba hacia abajo, sus labios de vez en cuando bajaban al cuello de ella y lo devoraba sin ninguna piedad, ella sólo arqueaba la espalda de tanto “placer”. Lo único en lo que pude pensar al verlos así era que debían conseguirse una habitación, se estaban comiendo en público, sólo les faltaba que se quitaran la ropa. Di media vuelta y salí corriendo de ahí a la máxima velocidad que mis pies me lo permitían, esto tenía que contárselo a Kendall pero de ya. Yo no tenía ninguna intención de que tuviera un gran letrero en la cabeza donde se leyera “cornudo”, y sé que ya no somos amigos como antes pero, aun lo quería, y mucho. No iba a permitir que lo dañara aún más cuando se enterara por otro medio.

En menos de media hora llegue a su casa, estaba demasiado agitada por tanto correr, sentía como que si no se lo decía en ese mismo instante él iba a morir, o como si una bomba fuera a estallar dentro de mí. Toque.

- ¡LOGAN!- lo empuje y entre a la casa como si nada, el me miro preocupado.

- Te sientes bien, Anne, porque te juro que te ves amarilla, vienes a ver a Carlos, porque si vienes a ver a Carlos él no está- parecía todo un perico parlanchín.

- Vengo a ver a Kendall, ¿Dónde está?- el me miro extrañado y se tardó unos segundos más en contestar, al parecer estaba estudiando mi expresión.

- Arriba… en su habitación. – subí corriendo por las escaleras lo más rápido que pude, sólo oí un “de nada” burlesco de su parte.

La sangre hervía por mis venas y sentía como el corazón se me salía por la boca, no encontraba la forma de hacer que no lo lastimara tanto, sentía una gran adrenalina por todo el cuerpo. Entre bruscamente al cuarto de Kendall, gritando su nombre. La sangre se me enfrió en un milisegundo y pude ver como el alma se salía de mi cuerpo, y mi rostro, juro que jamás me había sentido tan avergonzada en mi vida, estaba roja, literalmente roja.

- ¿Qué te trae a mi cuarto, preciosa?- hablo Kendall en tono seductor.- tu novio no está, ¿lo sabes cierto?- Kendall estaba desnudo, a excepción de una pequeña toalla que le cubría la parte de abajo, su cabello se encontraba goteando, y algunas gotas se le escabullían hasta el rostro, sus músculos bien formados estaban totalmente empapados, en su abdomen caían lentamente algunas gotas. Eso lo hacía ver realmente muy sexy, y a mí una tonta pervertida por estar parada aquí sin decir nada.

- pod… podrias… podrias… puedes ponerte algo por favor- le dije tapándome los ojos y dándole la espalda. Se oyó una carcajada de su parte y luego como se escabullía hasta su armario para sacar algo que ponerse. Ya vestido salió del baño y volvió a hablar.

- bien, y entonces ¿Qué es lo que necesitas?- gire sobre mis talones para encontrarlo a solo unos centímetros de mi rostro hablando seductoramente. Di un paso hacia atrás para alejarme lo más pronto posible de él y sus tentadores y carnosos labios rosados.

- Yo tengo que decirte algo- él se acercaba cada vez más a mí, tanto que nos llegamos a estrellar contra la pared.- ¡KENDALL!- Lo aparte empujándolo.- escúchame, Kelly… Kelly te está engañando, la vi hace unos minutos en el centro comercial besándose con un chico, bueno más bien se estaban tragando el uno al otro - se quedó petrificado y me miraba a los ojos para comprobar si lo que estaba diciendo era verdad después de un segundo dijo:

- Estas mintiendo cierto- negué con la cabeza.- yo no sería capaz de mentirte, y mucho menos con algo así- conteste firme.

- No te creo nada, Anne- hizo una pausa- jamás creí que fueras ese tipo de persona que inventa cosas de otras para dañarlas- me reprocho.

- ¡NO ME INTERESA SI ME CRES O NO!, ¡YO SÓLO QUERÍA AYUDARTE!-le grite ya llorando. La voz de Kendall sonaba fría, jamás lo había oído hablar así, y cada palabra que él pronunciaba hería en mi corazón como una nueva puñalada en este. Salí corriendo de su habitación con los ojos llenos de lágrimas, ¿Cómo era posible que me tratara así después de haberlo ayudado?, ¿Por qué no creía en mí?

Al salir ignore los gritos de preocupación que los chicos soltaban preguntándome sobre qué era lo que me pasaba, agradecía con todo mi corazón que Carlos no estuviera aquí, porque si él estuviera aquí se armaría un gran escándalo.

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