14- La peor persona del mundo.

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“Narra Kendall”

La simple idea de que Carlos saliera con Anne me enfermaba, no lo podía permitir, ella enserio significaba mucho para mí y quería protegerla. Tal vez de un corazón roto o cualquier otra cosa que hiciera que esa hermosa chica derramara una lagrima.

-¡DUSTIN!- grite desde el segundo piso.

-  ¿Qué quieres?- me contesto de mala gana.

- Y Carlos-le pregunte.- ¿ya se fue?

- No… aun no-me contesto este con una expresión pensativa, cuando descubrió lo que planeaba no tardo ni un segundo en cuestionarme. Como si no lo conociera.- Espera que planeas, Kendall…- me pregunto Dustin arqueando una ceja.

- Necesito que me ayudes-le dije con una sonrisa malvada en mi rostro y después este me interrumpió antes de que terminara o más bien de que empezara a contarle mi plan para evitar que Anne se acercara a Carlos o para evitar la cita. No me iba a quedar de brazos cruzados.-Oh, no, no me gusta cómo suena esto, déjame adivinar iras a espiar a Carlos y a Anne en su cita, cierto.

-de hecho mi idea era encerrar a Carlos en el armario para que no pudiera ir a su cita, pero tu idea es mejor, así no lastimo a Anne. ¿Qué estamos esperando?, ¡VAMOS!- le dije prácticamente gritando y después lo jale del brazo para que se moviera ya que parecía una estatua.- Kendall, ni creas que te voy a ayudar, yo no le voy hacer eso a Anne- dijo Dustin renegando.-oye fue tu idea, de menos participa en ella y ayuda a tu querido mejor amigo- le dije mientras lo empujaba para que subiera al auto, Carlos ya nos llevaba la delantera por dos cuadras. Acelere todo lo que pude.

Carlos estaciono su auto enfrente de la casa de Anne y bajo con…con… ¡UN PELUCHE!, enserio Carlos. Pensé.

Pude ver como tocaba la puerta y salía una Anne tan hermosa como siempre, sus cabellos revoloteaban con el viento, es sus labios se distinguía una hermosa línea curveada que era su sonrisa, y ese vestido azul que llevaba la hacía ver como la diosa que ella ya era, se veía hermosa. En ese momento desee ser yo el que estuviera frente a esa puerta esperándola y que fuera a mí a quien recibiera con esa sonrisa que yo tanto amo. Hizo que mis sentidos y mi corazón se alborotaran una y otra vez, cada que ella sonreía, o hacia cualquier cosa ahí estaba siempre un calor abrazador que inundaba mi interior en solo un santiamén, pero me molestaba no ser la razón de su sonrisa sino que era el tonto de Carlos y su estúpida “sorpresa”.

-Dustin, ya deja de quejarte, ¿quieres?- le dije ya bastante molesto. Íbamos en la carretera siguiéndolos y en todo lo que llevábamos de camino se la había pasado quejándose, ya me tenía harto, en lo único que me quería concentrar era en Anne que estaba sola, desprotegida, e indefensa en las garras de Carlos. Juro que si la tocaba lo iba a matar.

Eso no era justo. Él estaba jugando sucio. Había traído a mi Anne a la playa. Genial y estaba vendada de los ojos. Pensé.

De pronto pude ver como este le descubría los ojos poco a poco. Su cara de sorpresa al ver lo que el tonto le  había preparado. Un picnic. Ella, ¿lloraba?, juro que si la llega a tocar es hombre muerto, si él le hizo algo se va arrepentir por el resto de su vida. No podía soportar verla así, ella era tan frágil, tan tierna, tan especial, y si ese idiota le estaba haciendo daño, me pregunte a mí mismo. Y si le habrá dicho algo que la hizo llorar. En estos momentos quería correr y abrazarla, estrecharla en mis brazos y jamás soltarla, quería tenerla cerca de mí, envolverla en mi calor y que así nunca más volviera a caer ni una lagrima de su delicada mejilla y mucho menos que ella llegara a sufrir por algo o por alguien. Anne, no sé qué fue lo que me hiciste, pero no te puedo sacar de mi cabeza ni un segundo, me persigues en mis sueños, cuando como, cuando estoy en el baño, cuando canto, cuando camino, inclusive antes de dormir me haces desear con todo mi corazón que llegue a llover para así pasar la noche contigo, a mi lado, juntos.

La sangre me hirvió al ver como ese tarado la abrazaba, yo debería ser quien la tenga entre sus brazos no él. Me dieron unas ganas tremendas de ir y partirle la cara, gracias al cielo que Dustin me detuvo antes de que hiciera algo de lo que me iba a arrepentir.-Kendall, ya basta, es acaso que quieres arruinar el plan y que Anne lo descubra y se moleste mucho más contigo de lo que ya está- me dijo un Dustin reflexivo.

- Es que no puedo soportarlo, me enferma el solo hecho de que estén juntos- le dije con cara de asco.

- Kendall, porque no te haces esto más fácil, vas haya y le dices que la amas, se besan, se abrazan y vivieron felices por siempre, listo problema arreglado.

-¿sabes?... estoy empezando a arrepentirme de haberte traído, solo hablas para decir estupideces, así que mejor cállate y déjame concentrar en lo que están haciendo.- nos encontrábamos escondidos detrás de unas cabañas donde tenías acceso total a la vista de ambos.

“Narra Anne”

La cita iba perfecta, no había ni un segundo en el que no me partiera de risa por las bromas de Carlos, él era increíblemente increíble.

De pronto las cosas se pusieron serias y podía sentir cada vez más la cercanía de Carlos aproximándose hacia mí, podía sentir el calor de su respiración dándome directamente a la cara, sus labios estaban a escasos centímetros de los míos. Ni siquiera sabía lo que iba hacer, lo único que sabía era que no estaba pensando en Carlos sino en Kendall, imaginaba que yo estaba aquí con él y así de cerca de besarlo, poder oler mejor su perfume, pero era más un sueño que una imaginación, algo imposible.

De pronto fue como si algo o alguien lo hubiera separado bruscamente de mí, ya no lo sentía cerca. Abrí mis ojos.

- ¡KENDALL!- grite horrorizada al ver como sujetaba a carlos de su camiseta y le repartía golpes por todo el rostro, él estaba rojo de la cólera. ¿Por qué?, simplemente no tengo ni la menor idea.- ¡KENDALL!, ¡KENDALL!, ¡SUELTALO!- gritaba llena de desesperación mientras Dustin me ayudaba a separarlos, ya que ahora los dos iban parejos con los golpes.

-¡NO QUIERO QUE TE LE VUELVAS ACERCAR Y MUCHO MENOS QUE LA TOQUES, ME OISTE IDIOTA!-gritaba Kendall a todo pulmón mientras seguíamos tratando de separarlos. Estaban peor que perros de pelea.

- ¡TU NO TIENES NINGUN DERECHO DE DECIRME QUE ES LO QUE TENGO QUE HACER Y MUCHO MENOS PROHIBIRME ACERCARME A ELLA, TU NO ERES NADIE KENDALL, TU NO ERES SU PADRE!-le contesto Carlos con el mismo tono de voz de Kendall.

Llego un momento en el que no aguante las lágrimas y comencé a llorar, ya estaba harta. Esto se acababa aquí.- ¡YA BASTA!-grite. Inmediatamente pararon y se giraron para verme.

-¡ya dejen de pelear! ¡Es que no pueden ser más inmaduros!- les dije evidentemente colérica, esto ya era suficiente.- para empezar, me puedes decir qué demonios estás haciendo aquí, Kendall – le reproche, pero este solo bajo la cabeza y se quedó callado.- nos estabas espiando, cierto- le pregunte pero solo pudo decir un “Anne yo…”.- ya estoy cansada de esto, de pelear, porque de repente las cosas se volvieron tan difíciles- el seguía callado y sin mirarme.  

-Carlos… yo lo siento tanto, pero tú mereces a alguien que te amé tanto como tú lo haces conmigo y es evidente que yo no soy esa persona, perdóname por haberte engañado, pero no te pude decir que no, lo siento.- dicho eso di media vuelta y comencé a caminar, por suerte Dustin se ofreció a llevarme a mi casa para poder al fin descansar de todo esto. Hot y había sido el segundo peor día de mi vida, primero por haber discutido con Kendall y segundo por haberle roto el corazón a Carlos, aun podía ver en mi mente la imagen de un Carlos con los ojos llenos de agua y evidentemente triste. Era oficial era la peor persona del mundo.

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