16- ¿Es una amenaza?

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-Anne- susurraba Kendall mientras trataba despertarme. Cuando por fin decidí abrir mis ojos mi corazón comenzó a acelerarse al ver a Kendall frente a mí, con su cabello revuelto y esos ojos color esmeralda que aún tenían signos de las lágrimas que habíamos derramado ambos ayer.

- buenos días preciosa- me saludo con un beso en la frente. Yo inmediatamente me sonroje al recordar cómo debía lucir mi aspecto y me aterre pues no quería que me volviera a ver así tan desarreglada. Normalmente yo me levantaba más temprano y yo era la que lo despertaba a él para ir a la universidad.

-buenos días- le conteste con una sonrisa en mi rostro.- ¿sabes? Te ves hermosa, no tienes por qué sonrojarte además, no es la primera vez que te veo así- dijo riendo. Oh por dios, esto no podía ser posible. Kendall lo había notado, cosa que hizo que enrojeciera más.

-mejor ya no hablemos de esto, pareciera que vas a explotar de lo roja que estas.

-¡Kendall!- le reproche, pero sinceramente era verdad, si ambos seguíamos hablando de esto probablemente explotaría de vergüenza.

- bueno, Anne, ya es tarde y será mejor que nos demos prisa, no quiero llegar tarde a la clase del señor Collins por culpa de tus necesidades de mujer- dijo riendo.

- disculpa- le conteste indignada y le di un codazo en el brazo.

-¡Auch!- se quejó.- quisieras darte prisa. Deberías estar arreglándote y no inmovilizando mi brazo.

-¡Ya basta Schmidt!- le dije mientras me metía al cuarto de baño para darme una larga ducha.

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-Kendall, date prisa. Ahora quien es el lento- le pregunte riendo.

-¡Oye!, yo voy caminando normal y no corriendo como tú- me acuso.

- Quien era el que quería llegar temprano- le dije parándome un poco para esperar a la tortuga Schmidt.

Por fin ambos llegamos a la universidad y nos dirigimos a la clase del señor Collins. Todos ya estaban adentro y al tocar la puerta el profesor nos llamó la atención por haber llegado tarde, y mucho más a mí que frecuentemente lo hacía.

Ya sentados me gire con Kendall y le dije.- ya vez tortuga Schmidt, por tu culpa llegamos tarde- me miro mal pero antes de que pudiera contestar nos volvieron a llamar la atención.- señor Schmidt, señorita Scott, llegan tarde y todavía platicando. Háganme el favor de salirse de aula- nos dijo señalando la puerta de entrada.

Kendall y yo tomamos nuestras cosas y comenzamos a caminar hacia la entrada del salón.

-¡YA VEZ LO QUE PROVOCAS, ANNE!- dijo Kendall gritando.

-¡NO ME ECHES TODA LA CULPA A MI!- genial. Otra vez estábamos discutiendo.

-Y qué demonios es eso de tortuga Schmidt- dijo ya más tranquilo.

- no es nada, solo olvídalo- le conteste de mala gana y me dirigí al mismo árbol de siempre, donde Kendall y yo siempre acostumbrábamos a sentarnos cuando teníamos alguna clase libre.

-Lo siento, Anne, vuelve- dijo mientras me seguía.- nunca debí gritarte, lo siento, estamos bien- me pregunto haciendo esos típicos ojos de perrito a los que claramente él sabía que no podía resistirme ni aunque estuviera delirando, después comenzó hacerme cosquillas para convencerme.

-¡Kendall, ya basta, me provocaras un accidente! – Le dije mientras él atacaba una y otra vez mis costillas, y lo peor era que ni siquiera tenía piedad.- ok, ok, te perdono, pero ya suéltame- le dije empujándolo para que dejara de torturarme. Ambos nos sentamos bajo el árbol y yo me recargue en su hombro. Hubo un silencio incomodo que yo decidí romper, gracias a una gran duda que rondaba en mi cabeza desde ayer al ver a Kendall discutiendo con Carlos pidiéndole que no se me acercase más.

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