Caminaba de regreso a casa después de la escuela. La tarde era fría, el cielo estaba completamente lleno de nubes color gris, el viento lograba mover mi cabello hasta dejarme como una vagabunda con el cabello todo alborotado, y hacía un frio de los mil demonios.
Esa misma mañana habían anunciado que esta noche habría una gran tormenta eléctrica, eso significaba mi peor pesadilla. No había visto a Carlos desde ayer en la tarde y hoy ni siquiera había asistido al instituto, ahora que no estaba Kendall quien me iba a hacer olvidar mi peor pesadilla lo extrañaba, y mucho.
Llegue a mi casa como a las cinco de la tarde, ya que me había quedado hasta tarde gracias al castigo del señor Collins. Lo primero que hice fue comer para después irme a duchar. Ordene un poco mi casa y como a las ocho de la noche ya estaba tratando dormir para no darme cuenta de la gran tormenta que se acercaba. Coloque mis audífonos color blanco en cada uno de mis oídos para después caer en un sueño profundo.
Horas más tarde salte literalmente de la cama gracias a un relámpago que retumbo por las paredes de mi habitación, tome mi reloj de la mesita de noche y vi que eran las dos de la mañana, y yo tenía tanto miedo. Que se suponía que debía hacer ahora, me encontraba temblando y las lágrimas acumuladas en mis ojos amenazaban por salir en cualquier segundo, o en otro relámpago que escúchese. Tome mi celular y termine tecleando el número de Carlos.
- ¿Bueno?...
“Narra Kendall”
Por alguna razón me era imposible conciliar el sueño, la tormenta no paraba y las grandes gotas de lluvia se estrellaban contra mi ventana una tras otra provocando un sonido realmente estruendoso. Ya bastante harto y consiente de que no iba a poder dormir decidí bajar y tomar un poco de agua.
Mientras estaba bebiendo agua un sonido me saco de mis pensamientos, era un celular. Me acerque hasta donde se encontraba este, lo tome y vi que era el celular de Carlos, sonreí maliciosamente cuando en la pantalla se encontraba “Anne”.
- ¿Bueno?- dije al acercar el teléfono hasta mi oído y pulsar el botón de contestar.
- ¿Kendall?... qué haces con el celular de Carlos- se oyó desde la otra línea.
- Veras, preciosa, el tonto de Carlos ha olvidado su celular en la sala, y yo estoy aquí porque baje a tomar agua- hice una pausa.- también quieres que te diga de qué color es el vaso de donde estoy tomando agua, cariño- le dije divertido.
- En primera no me llames así, y es segunda no estoy de humor para aguantar tus estúpidas bromas, acaso no te das cuenta del monstro patán en que te has convertido- contesto molesta. En ese mismo momento cayo un trueno que provoco que todas las luces de la casa se extinguieran.- Kendall, por favor podrías decirle a Carlos que necesito que venga- suplicó. Su voz se oía entrecortada, yo más que nadie sabía del miedo de Anne a este tipo de situaciones. Supongo que la luz en su casa también debió de irse. Pensé.- yo le digo, princesa- le respondí.
- Gracias- me respondió de mala gana y cortó la llamada.
“Narra Anne”
No podía parar de llorar, estaba tan asustada, eran estos momentos cuando más extrañaba a Kendall. Él siempre estuvo aquí para mí, nunca me dejo sola.
~~~Flash-back~~~
- Tranquila, Anne- comenzó a decir mientras repartía suaves caricias en mi cabello tratando de consolarme, y que mi miedo fuera menor.- sólo son unos simples rayos no te va a pasar nada, estas aquí conmigo- hizo una pausa.- yo te protegeré- me envolvió en el calor de su abrazo y deposito un beso en mi frente, estaba inconsolable y después de oír esas palaras sentí como mi cuerpo se relajaba entre sus brazos.
- Kendall, te quiero- fue lo único que logre pronunciar antes de caer profundamente dormida, ni siquiera había escuchado lo que me había contestado, sólo sentí como volvía a besar mi cabeza.
~~~Fin del flash-back~~~
Momentos más tarde un sonido en la puerta me saco bruscamente de mis pensamientos, inmediatamente me pare del sillón en donde estaba sentada y fui corriendo a abrir la puerta.
- ¡CARLOS!- me lance a sus brazos sollozando.- tenia tanto miedo, esos rayos son realmente muy fuertes y te juro que siento que en cualquier momento uno caerá sobre mí- le decía abrazándolo cada vez más fuerte.
De repente sentí algo realmente extraño en mi cuerpo, sentía una gran familiaridad en ese abrazo como si yo perteneciera a esos brazos, me sentía segura, fuera de cualquier peligro. Después de un segundo me di cuenta de que no estaba abrazando a Carlos, sino que estaba abrazando a Kendall. Lo aparte bruscamente de mí alejándolo todo lo posible.
- ¿Qué diablos estás haciendo tú aquí?- le dije molesta.
- Hola…- hizo una pausa.- pensé que necesitabas compañía, ya sabes alguien quien comprenda tu miedo perfectamente, Anne, tienes miedo, ¿por qué no me dejas quedarme esta noche contigo para cuidarte como en los viejos tiempos?
- ¿Dónde está mi novio?- le conteste con la voz entrecortada.- te dije que le avisaras que viniera-pude ver como su mandíbula se tensaba al escucharme decir “mi novio”.
- Él está durmiendo- contesto frio.- ¿Qué es lo que nos ha pasado?, ¿Por qué ya nada es como antes?, Anne ¿qué te ha pasado?, antes solíamos ir a cualquier lugar juntos, nos divertíamos, la pasábamos genial, ¿Por qué ya nada es así?- me tomo de la barbilla suavemente para que lo mirara a los ojos, yo estaba a punto de romper a llorar.
- Te voy a pedir que te marches- dije apartando su mano bruscamente.- yo te pedí ver a mi novio.
- ¿Por qué no terminas a Carlos?, es un completo tonto- él estaba notoriamente molesto.
- Amo a Carlos- le conteste.- ¿amas a Carlos? Por favor- comenzó a decir Kendall.- tú que sabes del amor, ese infeliz es tu primer novio, además no llevas mucho de conocerlo y ya dices que lo amas, como puede ser posible.
- tú no tienes ningún derecho de decirme todas esas cosas, tú no sabes nada, no sabes cómo me siento, puede que no sea tan experimentada como otras, pero sé perfectamente que es estar enamorada- no pude soportarlo más y comencé a llorar, como se atrevía a decirme que no sabía que era el amor cuando llevaba demasiado tiempo enamorada de ese tonto patán y ciego.- ¿Por qué no terminas a Kelly?- comencé a decir tratando de no ahogarme con el nudo que existía ahora en mi garganta, trataba de controlar mi llanto, no podía mostrarme tan débil. En esos momentos el coraje y la impotencia que sentía me hacían olvidar que estaba en medio de una tormenta.- Kendall, Kelly te está engañando y tú no haces nada, y lo peor es que todos ya se dieron cuenta, tú eres el único que no- se quedó mirándome un segundo fijamente a los ojos.- ¡ Otra vez con esa estupidez!, ella no sería capaz de hacerme eso, como puedes seguir con esa estúpida mentira de nuevo, ya déjala en paz ella no te ha hecho nada- sus últimas palabras fueron como una nueva puñalada de tantas otras en mi corazón, ¿Por qué diablos no confiaba en mí? ¿Por qué me trataba así?, definitivamente no lo entendía, él llegaba como si nada y dejaba mi corazón peor de lo que ya estaba, lo estrujaba con ambas manos para después tirarlo a la basura sin ninguna consideración.
- ¡SABES QUE, NO ME IMPORTA SI ME CREES O NO, ES TU MALDITO PROBLEMA! ¡LARGATE DE UNA BUENA VEZ!- Le grité bastante enojada. ¡YO PEDI VER A MI NOVIO NO A UN CORNUDO!
- Bien, si eso es lo que quieres lo hare, pero ten en cuenta que en cuanto salga por esa puerta te quedaras sola, y no abra nadie para cuidarte, es ahí entonces cuando correrás detrás de mí para suplicarme que vuelva contigo- Él hacia un gran esfuerzo por no gritar.
- ¡LARGATE!- tome una almohada que se encontraba a pocos metros de mí y se la lance con toda la fuerza posible que mis brazos me lo permitieron.- ¡BIEN!, ¡ESTE CORNUDO SE VA!- me dirigió una mirada amenazante y salió azotando la puerta. Y pensar que todo había empezado por mi estúpido miedo a las tormentas, jamás debí de haber llamado a Carlos, las cosas se ponen peor cada vez, y yo sólo quiero que paren.
Subí inmediatamente a mi habitación y me eche a llorar, tenía que sacar todo lo que tenía dentro, tenía que dejar de sentir esa opresión en mi pecho causada por el llanto. Tenía que abandonar todo y marcharme como la cobarde que era, por milésima vez intentare olvidarme de él, y aunque eso me mate es mejor que vivir como lo estoy haciendo ahora.