Noche de Discusiones.

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Roberth.

Astor nos busco con la mirada, muy por encima de del cuerpo muerto de aquella mujer que nos había salvado mas de una vez.

-Busquenlos- Dijo al cabo de un rato, una media sonrisa había comenzado a asomarse por su cara. Y luego se dio media vuelta e inicio una retirada mientras el resto de su sequito se dispersaba en nuestra búsqueda.

-Nos Vamos.-Dijo Leila y acto seguido volvió donde habíamos dejado a Aria, me ordeno que fuera o quien la alzara en mis hombros y escapamos rápidamente por los techos de las casas.

Mas de una vez nos encontramos con uno que otro seguidor de Astor, nos intentaron atacaba, pero Leila simplemente los quitaba del camino con un manotazo y seguíamos. El sol comenzaba a salir y debíamos apurarnos.

-¿Donde?.-Pregunte a Leila, cansado de llevar a Aria inconsciente sobre mis hombros.

Los primero rayo salieron y quemaron la mejilla del vampiro, ella hizo una mueca, pero no flaqueo mientras corríamos a menos velocidad. Dos cazadores de sombras se aparecieron al frente de nosotros, ya no podíamos esquivarlos. Deje a Aria en el piso y me cambie de pelaje justo cuando una punta de metal apareció por encima de mi cabeza y se enrollo en el cuello de uno de los cazadores.

Mire hacia atrás y vi, justo detrás de todos nosotros a Ayelen, con la mirada feroz y el látigo, aun enrollado en el cuello de su compañero, sujeto con gracia en su mano. Alzo la mano y su látigo fue a parar a la rodilla del otro cazador, que chillo y se doblo sobre su rodilla, dejando caer la espada.

-Corran.-Grito la chica volteándose y corriendo en ninguna dirección especial.

Leila estaba casi cegada, Aria aun no despertaba y no teníamos donde demonios ir sin que nos atrapen, así que no había opción, la seguimos. Con el corazón en la boca, con los brazos cansados y con la cabeza mostrándome una y otra vez el cuerpo de Elva cayendo al suelo con un golpe seco, el sonido de la sangre saliendo por su boca y la espada atravesando su pecho.

Era demasiado para todos.

Llegamos a una casa en construcción, pasamos las rejas y paramos por fin dentro de la casa, justo al lado de una majestuosa escalera. 

-Roberth.-Dijo Leila mientras intentaba ocultarse bajo el cielo raso, se oía débil, cansada y sabia que seguramente este tan debilitada que no podía hacer otra cosa que moverse. Pero yo no podía mirarla; era como un idiota que no podía mirar otra cosa que a Ayelen, parada frente a mi con los brazos sobre le pecho. No me miraba, tenia los músculos tensos y los ojos nerviosos iban de una lado al otro y el cabello suelto, tapando la mitad de su rostro.

Deje a Aria en el piso.

-¿Que pasa, Solcito?-Le pregunte confundido de su reacción y luego lo recordé como un enorme peso, quizás ni siquiera debía estar ahí parada con nosotros, no nos debería haber salvado tampoco. Mire su estomago y cambie de postura.-¿Que haces acá?¿Por que viniste?.

-¿Que por que vine?- Pregunto ella con los puños apretados a cada lado de su cuerpo, pero no estaba enojada, estaba rara.-Si no hubiera sido por mi los hubieran matado.

-No deberías haber venido en tu estado, es peligroso. -Objete señalando su vientre, indignado de que sea tan descuidada con ese tema.- Deberías haberte quedado con Adam.- Y como si necesitara confirmación, ella se puso pálida y miro al costado.

-¿A...Adam?¿Mi estado?.-Y luego se enderezo.-¿Como mierda te enteraste de eso?¿Quien te lo conto?.

-¿Quien me lo conto?- Grite estupefacto dando un paso hacia ella.- ¡Ayelen, esa noche vino el imbécil con quien te quisiste acostar en el bar a avisarme que estabas embarazada!.-Y con eso el color de su piel bajo tanto que pensé que se desmayaría, se volteo y toco su estomago con ambas manos.

Cazadores de Sombras Argentina: Sangre Derramada (#2)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora