EPILOGO.

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Pasaron tres meses desde la muerte de Ayelen. 

Los mundos habían vuelto a la normalidad cada uno aislado del otro, en cada uno se celebraba un juicio a parte, juzgando cada acción por parte del instituto y sus integrantes; Pero ninguno de ellos fue capas de explicar por que medio instituto había sido quemado. 

La ventanas de ambos institutos habían estallado en la habitación de armas, los suelos de ambos institutos habían quedado echo polvos, los techos y paredes habían quedado negros y las cortinas habían ayudado a propagar el fuego y no cualquier fuego. Ambos institutos habían quedado a medio destruir.

Ezequiel mismo había asegurado, con el tiempo corriendo, que nadie volvería a jugar con el espacio tiempo sin que él se entere y luego, junto con Ayelen, Adam y Micaela, atravesaron el portal a su propio mundo intentando dejar atrás todo lo que habían pasado.

Aun así los restantes sobrevivientes no pudieron olvidar.  



Fueron seis meses lo que Adam pudo soportar sin sentirse un idiota, dolido. No se atrevió a quedarse entre las crueles paredes de aquel instituto, el solo mirar el cielo desde el patio le recordaba a la única chica que amo, le recordaba a sus gritos en medio de la pelea, el brillo de valentía, y no podía con eso. No quería vivir sabiendo que podría haber sido él pero que su temor había demostrado quien era mejor.

Ella había sido mucho para él, y en su opinión para todos.  

Solo pasaron tres meses mas, La Clave lo dejo en paz y el vuelo a Londres voló junto con él.

Su corazón se estrujaba mientras miraba las nubes desde la ventanilla y recordaba como hacia muchos años Ayelen le había dicho que, el placer de su vida, ese secreto tan bien guardado que tanto amaba, era ver como las nubes se movían en la corriente de viento, como el cielo cambiaba y el sol salía de detrás de las nubes.

En aquel momento se había reído de ella.

Ahora creía que ella era la brisa, jugando con las nubes y despidiéndose de él. 

Y fue ahí cuando lloro por no haberla amado como debía, como ella quería y no darle lo que merecía. Por cargar en sus espaldas el dolor de haberla dejado cuando mas lo necesitaba, con la culpa de haber matado su amor con un solo acto.

Las crueles imágenes de las llamaradas de fuego, lamiendo su cuerpo llegaron a su mente.

-No puedo quedarme. Nada me retiene acá.-Le explico a su primo, sin mirarlo. Por que la vergüenza lo seguiría por siempre, asechando su espalda, sacando a flote los recuerdos de sus labios, de su sonrisa, de su corazón latiendo desesperado bajo su mejilla.

La había amado demasiado pero no tuvo el valor de demostrárselo y aun así él no creía que hubiera sido suficiente. Por que para él ella amaba por todos, con un corazón tan puro que los salvo, que se sacrifico.

-¿Señor, necesita algo?.-Pregunto la Azafata mirándolo a él.

-No, gracias.- Y el nudo en su garganta se ajusto tanto que las lagrimas brotaron cuando el avión despego.

E intento, con todas sus fuerzas, dejar de lado aquellos recuerdos dolorosos de la mujer que amo y nunca mas volvería a ver en aquel bello lugar al que jamás volvería. 



*****

Micaela miro el teléfono enfadada mientras marcaba el numero de su pareja casi perdiendo los nervios de mirar a tantas mujeres a su alrededor.

Cazadores de Sombras Argentina: Sangre Derramada (#2)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora