AYELEN III

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-Ustedes no pueden estar acá.-Sebas.

Por alguna razón nos encontrábamos dentro del departamento sin saber como demonios había llegado ahí. Me senté en el único sillón que había y el tipo que vino conmigo comenzó a caminar de un lado al otro frente al sillón, pasando ambas manos por su cabello.

Pero aun así no sabia que estaba pasando. 

-Sebastian creo que el que no debería estar acá sos vos.- Comento la rubia mientras volvía por el pasillo con una manta.

-¿Que?¿Por que yo?.- Pregunto mi primo mirándola a ella desde al lado de la puerta. La rubia me tendió la manta sobre los hombros, mirándome con los ojos llorosos y los labios temblando.

Me miro un momento y luego se volteo, con los puños apretados a cada lado de su cuerpo.

-¿¡EN SERIO ME ESTAS PREGUNTANDO!?-Cada palabra que salía impactaba sobre mi primo de una manera que nunca había visto. Ahí supuse que ella debería ser Nicole.-¡TOMATELA!..-Él negó con la cabeza, en su rostro de veía el verdadero dolor, y quiso avanzar hacia la Rubia.-¡NO TE QUIERO VER MAS!¡ANDATE!.

Me sentía mal por él e incomoda por la situación, nunca debería de haber venido, aunque digamos que yo no vine sola y que no tuve otra opción. Pero nunca debería de haber dejado que me traigan, ahora la novia de mi primo lo dejo por mi culpa. La mirada de tristeza de Sebas me rompió el corazón pero aun así me levante cuando él comenzó a caminar hacia la puerta, siguiéndolo por detrás y pensado en como le pediría disculpas cuando estuviéramos solos.

-¿Donde vas?- La rubia se puso frente.

Negué con la cabeza mirando a Nicole y señale a mi primo.- ¿No nos estas echando?.

Todos se quedaron en silencio, mirándome.

Sebas, quien se había volteado para irse por la puerta, me miro y suspiro bajando la mirada al suelo.

-Ella... no los recuerda..-Miro a la rubia y luego al tipo, que se había parado frente al enorme ventanal.-...A ninguno.- El tipo, con los agujeros de la nariz abriéndose y cerrándose, apretó los puños a cada lado del cuerpo y miro fuera de la ventana, pero no hizo nada.- Es...difícil de explicar.

Ahora todos me miraron atónitos y me sentí como un estúpido dinosaurio en un museo, con la ira de no entender un pepino estando entre tantos extraños.

-Mica, va a ser mejor que te sientes.-Dijo el tipo al lado de la ventana, Rob, suspirando y caminando hacia ella.

-Rob, vos también cállate, ahora mismo no quiero escuchar a nadie.-La voz de la rubia se quebró y un nudo se alzo en mi garganta mientras la veía sentarse en el sillón, al lado de donde yo había estado, acariciando su vientre con la mano.- Maldita sea...llorando un tumba falsa...-Las lagrimas se derramaron por su mejilla mientras miraba hacia la ventana, a Rob y luego a su vientre.-...tres años...- Y cuando me miro sentí como mil agujas clavándose en mi corazón.-...y estabas viva...

Me asuste, de lo que veía, de lo que pasaba y de lo que sentía. Las ganas de llorar cerraron un enorme nudo en mi garganta.

-Yo...-Comencé a retroceder hacia la puerta, incomoda y ajena a todos. Me sentía una intrusa.-...mejor me voy...

Y salí corriendo, esquivando a mi primo que no hizo mucho para retenerme. Cerré la puerta del departamento y corrí hacia las escaleras pensando en bajar unos pisos mas hasta poder llamar un ascensor.

-¡Espera!.-Llamo alguien desde arriba y, por lo agitado de su voz, me estaba siguiendo.-¡Ayelen!¡espera!.-Pero no me detuve.

De repente, llegue al piso diez donde una mujer con su perro y dos niños con sus uniformes de escuela bajaban del ascensor. Me cole por la puerta antes de que se cerrara y apreté varias veces el botón de planta baja aun escuchando los gritos del que me estaba persiguiendo.

Cazadores de Sombras Argentina: Sangre Derramada (#2)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora