Pesada Culpa.

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Esa noche, Ayelen se quedo en la puerta de la oficina, escuchando cada una de las palabras que soltaba el chico que, según le habían dicho, no era mas que un imbécil. Pero a ella no le parecía eso, a ella le llenaba de culpa saber que en algún momento debería terminar con su vida. Tenia culpa de pensar que estaba jugando con ellos que tanto daban por lo que querían.

Se apoyo en el marco de la puerta abierta y miro la enorme cantidad de chicos dándole la espalda. Ellos escuchaban a su líder, ellos querían pelear por su libertad y por sus compañeros; peleaban por la manada. La muchacha no dudaba que ellos darían la vida por eso, y le llenaba tanto de ternura y valor, como de culpa.

Sabia que no podrían con ellos. Contra ella.

Sabia que todo lo que hacían era en vano; que muchos morirían sin piedad y sus ojos se llenaron de lagrimas mientras veía a los que tenia cerca de ella apretar los puños a sus lados con impotencia. La hacían sentir bien, se sentía valiente y quería ayudarlos, pero siempre tendría en su nuca aquel cruel hombre. Respirándole, recordándole a quien le pertenecía.

El celular en su bolsillo vibro mientras miraba el pelo de Roberth asomarse por encima de todos. Alzándose como un líder. Lo saco y prendió la pantalla esperando ver la orden, pero no, solamente era Adam llamándola.

-¿Como estas?.-Pregunto él cuando ella respondió.

Ayelen inhaló aire por la boca y retrocedió hasta la salida al techo, donde miro el oscuro cielo estrellado y por primera vez se sintió débil, sabiendo que con él no podría fingir, no quería ocultar ni mentir.

-Bien...-Respondió corto y con sinceridad.

-¿Segura?.-Dijo el chico del otro lado y sabia, por su tono, que él sonreía.- ¿Entonces si nos separamos vas a estar bien igual? Es un poco triste que le digas eso a tu futuro esposo.

-Parece que te regodeas diciendo eso.-La chica sonrió por fin, de verdad, desde que le dieron la misión.

-¿De que?.

-De decir que sos mi futuro esposo.

-Obviamente me regodeo de tener a la mas linda chica de todo el mundo a mi lado.-Y con eso le arranco una tonta sonrisa a la chica que, además, rodo los ojos intentando ocultar que le encantaba que él dijera eso.

-¿Como van las cosas por allá?.-Pregunto ella por fin, volviendo a su habitual preocupación con un suspiro cansado.

Él suspiro.- Bien, ya sabes como son las cosas acá cuando estas fuera.

Los ojos de Ayelen se llenaron de lagrimas al pensar en todo allá, lejos, dependiendo de ella como nadie mas creería. La carga de sus hombros había sido enorme cuando la amenazaron y creció aun mas cuando supo que ella estaba embarazada; que la Ayelen de aquella tierra estaba embarazada.

-¿Mica...?

-Todavía no me dejaron verla.-Otro suspiro del su prometido y las lagrimas se demarraron por su rostro mientras el nudo de su garganta se ajustaba mas y mas.- Ayelen... ella esta bien...Lo prometo.-Dijo él y para ella fueron tan vanas aquellas palabras que solamente hicieron que se enoje. Por que sabia que su parabatai no estaba bien. Por que lo sentía, sentía ese nudo en el estomago y ese dolor en la nuca. Y por una vez pensó en la otra Ayelen y lo que le conto, como perdió a su parabatai por egoísmo, por no pelear una pelea; Ella no quería eso para ellas. Micaela no moriría por una mala decisión suya.-¿Y por allá como van las cosas?.

-Bien...- Volvió a contestar.-Pero...-Cerró los ojos, pensándose en como decir lo que la perseguía. Armándose de valor para decir lo que pensaba en voz alta.-...Adam ellos no son...- Sintió que no podía terminar y su voz se quebró.-...No creo que pueda hacerlo, ellos no son...

Cazadores de Sombras Argentina: Sangre Derramada (#2)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora