~Y son las cosas simples que haces, no puedo tener suficiente de ti.
Y es ese perfume que usas, y la forma en que peinas tu cabello, que tanto me encanta.
"Prometo ser honesto si tu prometes amor."
Todo lo que necesitamos es amor~
^1era tempora...
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—Es Ashley —Jackson le informó a su amigo con una sonrisa. La reconocía bien aunque solo se le viera la mitad del rostro—. Espera, ¿entonces ella está en su casa? —Se puso nervioso.
—¿Ashley? ¿La que dijeron que tenía algo con él?
—En realidad no son nada. Henry me lo aclaró hace una semana. ¿O me mintió? —Se preguntó a sí mismo. Bambam le quitó su teléfono a Jackson, quien seguía mirando la foto—. Oye. . .
—Míralo por tu Instagram —le respondió mirándolo mal.
En unos minutos más llegaron al edificio donde vivía el chico. Llamaron a la puerta y poco después Henry les abrió, saludandolos con su típico saludo de hombres y los dejó pasar. Tan pronto pasaron a la sala de estar/cocina, vieron a una chica terminando de hacer tacos en la encimera. Al sentirlos levantó la mirada y les sonrió en forma de saludo. Bambam la saludó en coreano y ella igual.
—Habla inglés —le dijo Jackson—. Hey, Ash —la saludó con una gran sonrisa y se acercó a ella para ver lo que hacía—. Se ven ricos.
—No estaría mal que salieran. Es linda —Bambam le dijo a Henry en coreano y le guiñó el ojo. El chico lo miró con asco.
—¿En serio creen que saldría con ella? —respondió él en el idioma que ella entendía.
—No lo harías. Lo sé —le dijo ella mirándolo mal y les dio la espalda para lavarse las manos en el lavaplatos.
Los chicos se miraron extrañados y Henry les hizo una seña de que no le hicieran caso. Poco después se sentaron a comer en la sala de estar alrededor de la mesa baja.
En lo que ellos le daban una mordida a sus tacos, Ashley estaba pendiente de cada una de sus expresiones.
—Está rico —dijo Bambam con la boca llena y Ashley lo miró sin creerle.
—Está muy rico —Jackson comentó igual.
—¿Sí? —preguntó ella, preocupada. Ellos asintieron.
—Cocinas bien —Jackson le dijo con una media sonrisa y ella se sonrojó.
—¿Disculpen? —intervino Henry—. Yo corté los vegetales que le dieron el sabor a la carne —Ellos lo ignoraron y siguieron comiendo—. ¿Hola?
—¿Podrías venir a nuestro dormitorio a hacer tacos? —le preguntó Bambam, a lo que ella rió.
—Ella no pone un pie en un dormitorio lleno de chicos con las hormonas alborotadas —Henry dijo con seriedad. Ella se echó a reír mientras que ellos lo miraron ofendidos.
