Capítulo 5.

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Marina en Multimedia.

Lucas.

Son las cuatro de la tarde, y estoy esperando a que lleguen las cinco y media para ver a Marina.

En estos meses, hemos estado quedando bastante.

Y también nos hemos besado, no lo bastante.

Me está empezando a gustar, y no sé si eso es bueno.

Es decir, tiene una hija, ¿estoy yo preparado para esa gran responsabilidad?

Mis padres y yo, de vez en cuando le ayudamos, le hacemos una compra para cosas de la bebé y comida.

Sin darme cuenta, entre pensamiento y pensamiento, son las cinco y veinte.

¡Mierda! Al final voy a llegar tarde.

Me pongo los tennis, cojo la cartera y el móvil, y voy a su casa.

Justo antes de pegar al timbre, ella está saliendo por la puerta.

Marina: Hola. - Dice con esa sonrisa, la cual me está gustando mucho. Más de lo que debería. - ¿Me acompañas?

Lucas: ¿Dónde?

Marina: Oh, se me olvidó decírtelo. - Suelta una risa tonta. - Dejé a Cristal con una amiga, más bien a la profesora de Música del Instituto, porque yo me quedé un rato más en el allí y mi madre tuvo que ir a hacer recados. Tú no subas a su casa, espérame en el portal o en alguna cafetería que haya cerca mejor. No quiero que sospechen. Si sospechan investigan, y si se dan cuenta de... de esto que tenemos, pierdo el trabajo. Y no estoy en condiciones de perder mi trabajo. Porque si me despiden como cuido de Cris...

Lucas: Marina, tranquila.- la corto- Yo te espero en la cafetería que hay a la esquina de su calle. No te preocupes.

Marina: Gracias. ¿Sabes qué?

Lucas: Dime.

Marina: Le caes bien a Cristal.

Lucas: Oh... eso es bueno.

Durante el camino, no hablamos mucho.

Yo me quedo en la cafetería que he dicho antes, y ella va a recoger a su hija.

(...)

A los cuarenta y cinco minutos aparece por la puerta de la cafetería.

Le hago un saludo con la mano para hacerme ver, y se dirige hacia aquí.

Cuando llegan, Cristal estira sus pequeñitos brazos hacia mi.

Marina: No... Cristal.

La pequeña mira a su madre, pero vuelve otra vez su mirada a mí. Y estira sus brazitos con un pequeño puchero.

Oh, no llores pequeña.

La cojo sonriendo, y ella me sonríe también.

Estira sus brazitos para tocarme la cara.

Marina: Siento el comentario de antes, no era mi intención incomodarte.

Lucas: No tranquila. No me has incomodado.

Le cojo su mano por encima de la mesa, y se la acaricio.

Lucas: ¿Quieres ir al cine después?

Marina: No puedo. Mi madre esta tarde coge un vuelo para irse este finde a Valencia, no tengo a quién dejarle a Cristal.

Lucas: Yo tengo películas en el pendrive, si quieres lo llevo y elegimos cual vemos.

Let me love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora