Capítulo 20.

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Bianca.

Volvemos todos a casa, con el pequeño Daniel en mis brazos, aunque primero llevamos a Marisa, la madre de Marina, a su casa; le hemos dicho que si quería quedarse a dormir, pero a dicho que quiere estar sola, y lo entiendo. Se acaba de morir su hija.

Cuando la dejamos, volvemos a casa. Bueno, a la de Lucas y Marina.

No paro de mirar a Daniel, es tan bonito, tan frágil que... lo estoy empezando a querer como si fuera mío, y solo nació hace unas horas.

All llegar y aparcar, Lucas coge a Cristal en brazos y yo me coloco la maletita del bebé en mi hombro.

Entramos y Lucas lleva a Cristal al cuarto ya que ha venido dormida durante todo el camino.

Cuando baja, lo hace solo con un pantalón gris de chándal, aunque estemos en pleno invierno.

Se sienta al lado mía en el sofá, y los dos nos quedamos embobados mirando al niño.

Se lo paso a Lucas y cuando lo coge en sus brazos, le acaricia la cabeza, la mejilla, la nariz.

No puedo evitar que se me cristalicen los ojos. Es tan bonita esta escena, lo juro.

Lucas: Nuestro bebé.- Dice poniéndome la mano con la que no sujeta al niño en la rodilla.

Bianca: ¿Nuestro?

Lucas: Claro, ahora eres de esta familia. Porque no te irás de mi lado, ¿no?- el miedo aparece en su mirada- porque es que... no podría llevar a dos niños solo para adelante, y más con esta angustia.

Bianca: Hey mi amor, aquí estaré ¿vale? no pretenderé que Cristal me llame mamá ni mucho menos, pero si que haré ese papel, pero sin querer reemplazar a Marina, solo para que no sienta que no tuvo a una "madre" para ella.- Digo haciendo comillas en la palabra madre.

De un momento a otro, lágrimas empiezan a brotar de sus claros ojos.

Le acaricio el pelo para intentar relajarlo, y me acerco más a él.

Le quito al pequeño de los brazos y lo coloco en el sofá rodeado de cojines.

Me siento en su regazo de lado, y le sigo acariciando el pelo mientras él apoya su cabeza en mi hombro derecho.

Lucas: ¿Por qué tuvo que morir? No se merecía eso, era buena persona, buena peofesora, buena madre, buena hija, buena mujer, buena amiga. Y aún así ha muerto. ¿No te sientes como una mierda? Porque yo sí, la verdad. Le estaba poniendo los cuernos, y bien puestos- siento que algo se rompe dentro de mí- y aunque eso es de ser un cabrón, aún así, el hecho de ponérselos me ha hecho darme cuenta de que estoy enamorado de ti, y que sin ti aquí y ahora, a saber que sería de mí. Posiblemente estaría más borracho que una cuba, que ganas no me faltan, pero ahora que tengo otro hijo que mantener, no les puedo dar este ejemplo. Tengo que ser mejor padre.

Yo aún así no sé que decir, todo esto me deja sin palabras.

Lucas: Hoy dormiré en la cama con la niña ¿vale? Duerme tú en mi habitación con Daniel. Yo necesito descansar un rato, me va a explotar la cabeza.- Me hace levantar de su regazo, y después se levanta él.

Le da un pequeño beso en la cabeza a Daniel, y a mí, que estoy sentada en el sillón, me coge del mentón y me da un beso que tenemos que romper pasados unos minutos para no morir por falta de oxígeno.

Rato después, cojo a Daniel en brazos para ir a dormir.

Cuando estoy en el pasillo, me paro en el umbral de la puerta de Cristal, viéndola tumbada en el pecho de Lucas dormidos los dos plácidamente.

Let me love you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora