¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No es hasta que lo tengo frente a mí, que me doy cuenta de que Cristal no está en la habitación.
Hace el amago de acariciarme la mejilla, y aunque anhelo su tacto, no lo permito. Así que antes de que si quiera me toque, le cojo la mano y se la aparto.
Suspira y mira al techo.
Lucas: Te he echado de menos, de verdad, no sabes cuanto.
Y basta esas palabras para que las grietas que creía medio recompuestas se vuelvan a abrir.
Bajo la cabeza y se me aguan los ojos.
Él, me abraza atrayéndome hacia sí y me da un beso en la coronilla de la cabeza.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y yo, como gilipollas, me dejo hacer.
A ver, que ni lo he perdonado ni nada, solo quiero sentirlo cerca mío durante un ratito. Un poquito solo.
Y es aquí, en donde por ahora desgraciadamente me siento segura, entre sus brazos. Entre sus fuertes y musculosos brazos. Esos en los que cuando me abraza, pues parece que nada malo me va a pasar porque él va a estar ahí para salvarme, cuidarme y protegerme. Y en estos instantes, es jodido que solo me sienta segura aquí, en donde siento que es mi hogar.
Porque joder, a quién quiero engañar, lo he echado muchísimo muchísimo de menos. Y lo sigo queriendo, aunque suene muy cliché.
Es obvio que no le voy a perdonar así de rositas, y voy a ser todo lo fuerte que mi corazón me deje. Si me quiere recuperar, se lo tiene que currar, aunque mi corazón desee perdonarlo y volver a como antes.
Me parece raro que mi hija, bueno nuestra, le haya perdonado así de rápido.
Me separo de él y al segundo siento ese vacío en mí.