Regalos de Navidad. Capítulo 27.

10.1K 612 405
                                    

Harper.

— ¡No puedo armar un árbol con éste calor! — el grito de Nieves hace que me despierte. Luego entra a la habitación, cierra la puerta bastante fuerte, demostrando su frustración. — Hola, linda— se inclina para darme un beso y después me da la espalda, buscando algo en el ropero. — ¿Hace mucho despertaste?

—Hace literalmente diez segundos— digo, incorporándome y viendo cómo tira su playera a un lado, se desabrocha el sostén y se pone la parte de arriba de un bikini.

—Ah, lo siento. Estamos intentando armar el árbol de Navidad y el padre de Laila no permite que prendamos el aire acondicionado de día, cuando podemos ir a la playa— tira un short y una camiseta en la cama. — Cámbiate, no puedo sola con Laila tirando indirectas hacia Cassie.

—Bajo en un rato. Tengo que ducharme— ella asiente y sale de la habitación, cerrando con un poco más de delicadeza la puerta.

Me ducho con muy pocas ganas y después me pongo la ropa que Nieves separó para mí. Cuando abro la ventana para ventilar el cuarto como me gusta hacer, siento que mi brazo comienza a cocinarse. Visto desde dentro, parece ser un día precioso y hay mucha gente en la playa. Pero, sintiendo el calor, la perspectiva cambia completamente.

Bajo las escaleras, que ya están decoradas con algunas guirnaldas. El reloj marca las diez de la mañana y no puedo creer que me hagan levantar a estas horas en vacaciones. Mi desayuno consiste en un vaso de jugo, acompañado de un analgésico, y una galleta.

Nieves está decorando la parte baja del árbol por su estatura, mientras que Laila la parte más alta y Cassie está desenredando las luces. Las saludo con mala cara y pregunto qué puedo hacer. Me mandan a decorar la puerta de la casa y las ventanas con las luces que la novia de mi hermana ya desenredó.

A la hora del almuerzo ya está todo hecho y decorado. El padre de Laila salió por la mañana y todavía no ha vuelto, por lo que tenemos que apañarnos para preparar la comida (tarea de la que se encargó mi novia y con mucho éxito) y de limpiar la casa para que quede presentable, ya que algunos amigos de Axel vendrán a cenar.

La tensión entre Laila y Cassie fue en aumento durante la mañana, así que decidí, mientras Nieves comenzaba a preparar la cena, obligarlas a hablar de lo que pasó y arreglar las cosas. Treinta minutos después de contar todo el lío, terminaron acordando que no volverían a sacar el tema de "tú no quisiste decirle nada a tu madre y te tuve que obligar" y "eres muy egoísta por obligarme a hacer algo en contra de mi voluntad".

—Muy bien. Ahora dejen de hacernos sentir incómodas a mi novia y a mí. Salgan por ahí, a la playa o a donde sea. Y cuando terminen por fin su reconciliación, pueden venir a ducharse y a arreglarse para la cena de Navidad— les ordeno. — Vamos a hacer una videollamada con mamá, Logan y, quizás, con Paul.

—Qué basura— susurra mi hermana y yo ruedo los ojos.

···

Nieves y yo pasamos toda la tarde juntas, ella cocinando y yo tratando de aprender algo de la Maestra. Cuando terminamos todo, nos tiramos en el sofá a ver una película de extraterrestres, y luego unos capítulos de una serie de algún tipo de cocinera. Después hicimos una videollamada con Shet, que estaba estudiando para ignorar el hecho de que no podría pasar Navidad con su novio. Hablamos por unas tres horas, hasta que escuchamos el auto del padre de Laila y subimos a la habitación porque si no tendríamos que sufrir un momento bastante incómodo.

Después dormimos una siesta no tan duradera como hubiésemos querido. Laila y Cassie habían llegado, y junto con ellas y su reconciliación, los golpes en las paredes y los gemidos.

Instituto De HomosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora