Especial 1K votos. Shaleb.

7.9K 510 233
                                    

Capítulo especial 3/3.

Shet.

Es un día muy bonito para tener que estar en la sala de computación practicando para el último examen de Informática. Nunca fui bueno en esa materia, me parece estúpida y un malgasto de tiempo, el cual podríamos aprovechar para estudiar otras asignaturas más importantes, como Matemática o Historia.

Pulso el enter de nuevo, como estoy haciendo hace treinta minutos, mientras espero a que el chico de sexto, que había prometido ayudarme con la materia, venga.

Asqueroso "profesor" inútil que ni siquiera sabe llegar temprano a sus responsabilidades.

Luego de teclear eso, desahogándome, moviendo inconscientemente los dedos sin saber qué hacer, me siento mejor. Cómo odio a las personas que llegan tarde a sus compromisos, yo llego a hacer eso y después me torturo, pensando en cómo pude ser tan mala persona.

—Uh, alguien está enfadado— dice una voz a mis espaldas, con un atisbo de gracia, mientras yo tecleo más palabrotas.

Me giro para ver quién se atreve a interrumpir mi descarga mental contra un objeto de plástico, sabiendo que no es el alumno de sexto porque ese tiene voz aguda y, en cambio, el chico que acaba de entrar tiene voz mucho más grave.

—El hermano de Destiny Wilson— murmuro, sonrojado al ver que un chico guapo me ha visto hacer el ridículo.

—Me decepciona que me conozcas como "el hermano de..." y no como el amor de tu vida.

— ¿El amor de mi...?— me ruborizo y él sonríe.

—Leonardo me ha dicho que viniese yo a darte esta clase porque él está enfermo. Somos compañeros de Informática y tenemos las mejores notas, aunque yo tengo un centésimo más que él.

— ¿Acaso Leonardo no te ha dicho que debías venir a las tres y no a las cuatro menos veinte?— pregunto de mala gana.

—Destiny me había dicho que eras un ser adorable y respetuoso— indica él, sin borrar su sonrisa y apartando mi mano del teclado y del mouse. —, no lo parece.

—Caleb, ¿podríamos empezar ya la clase y dejarnos de tonterías? — pregunto, tratando de ocultar mi mal humor.

—Podríamos— repite él y me empieza a entrar el pánico.

La verdad es que sí lo conocía, no sólo a su hermana. Su nombre y apellido son cosa de cultura general, porque si él no es una obra de arte que vale la pena no sé qué es. Ahora, saber que es bisexual tirando a lo gay, que tiene 18 años, que entra en clase con el ojo derecho abierto y el izquierdo cerrado, que no duerme bien por las noches porque sufre insomnio y que prefiere estudiar con poca luz y con mucho ruido de fondo, es saber bastante (por no decir mucho) de él.

Pero es que a mí siempre me atrajeron las asignaturas que te hacen pensar, y Caleb es una de las mejores. Todavía sigo pensando cuál es el grado exacto en que se alzan las comisuras de sus labios o la explicación biológica para el brillo de sus ojos.

— ¿Shet? — pregunta, dejando que una de sus manos caigan sobre mi hombro.

— ¡No me toques! — chillo.

Él me mira extrañado, no sé si por mi reacción o mis mejillas sonrosadas. Luego sonríe y deja que su otra mano caiga sobre mi pierna, apretando sólo un poco.

—He dicho que no...— aprieta mi muslo y cierro la boca para no soltar ningún sonido.

— ¿Te pongo nervioso? ¿O acaso... te excito? — sube la mano y vuelve a presionar.

Instituto De HomosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora