La alergia da lugar a la verdad. Capítulo 6.

13.8K 836 105
                                    

Laila.

La miro.

Sus cejas marrones gruesas. Sus pequeños ojos verdes y maquillados con finas líneas negras contorneándolos. Son tan hermosos. Como ella. Tienen ese brillo que es tan imponente. Son ése tipo de ojos que no puedes dejar de ver nunca porque te cautivan. Sus pestañas largas y con un cierto tono color rojizo.

Luego paso a sus mejillas llenas de pecas. Tez pálida y pecas claras pero en cantidad. Sus mejillas son de mis partes favoritas de su cuerpo. Son demasiado rellenitas.

Sus labios. Oh Dios, sus labios son un asunto muy importante. Son simples para cualquiera; para mí son la cosa más bella del universo. Esconden tantos secretos y sueltan las palabras más bonitas.

Y su cabello, para acabar, es mi última parte favorita de su cuerpo. Es de un rojo que te enciende. Es natural, hermoso, atractivo y a la vez problemático para dejarse peinar. Sin embargo, es de lo que más me gusta de ella. No es muy largo, ni muy corto; realmente tiene la largura exacta para ser perfecto. Para que ella sea más perfecta de lo que ya es.

En ese momento en que mis ojos terminan de repasar sus facciones, ella se gira hacia mí. Eleva una de sus cejas y sonríe. Dios, esa sonrisa... es perfecta. Me contagia.

— ¿Qué tanto miras, tonta? — pregunta.

—Nada, nada— contesto riendo. — Es sólo que estaba repasando toda tu perfección.

— ¿Ah, sí? — asiento y me giro hacia el televisor donde están pasando una película de terror. — Pues qué cursi.

Seguimos viendo la película. Cassie me toma la mano y besa mis nudillos. Y luego me dice cursi a mí. Sólo han pasado dos semanas desde que comenzamos lo que habíamos terminado por un error. Vaya que fue un error. Y todo lo que tuvimos que esperar para solucionarlo.

— ¡Oye, Laila, ¿ya te sientes mejor?! — pregunta Jessie entrando al piso.

—Me dijiste que no volvería hasta la noche— susurra Cassie.

—Pensé que estaría con Jane, ella me había dicho eso— susurro. — Vamos, a mi habitación. Siempre entra a la cocina primero y saca algo para comer.

Corremos hacia mi habitación y Cassie se mete debajo de la cama. Escucho los pasos de mi compañera de piso por el pasillo que conduce a mi habitación y al rato entra. Disimulo como puedo sentándome en la cama y le sonrío. Estornudo.

—Vale, creo que no te has curado.

—No podría curarme en el mismo día— replico. — ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Le ha pasado algo a Jane?

—No, no, tranquila. Jane está de diez. He venido porque pensé que necesitarías ayuda— explica y se sienta a mi lado en la cama. — Ya sabes, quizá querías que te cocine o que te acompañe.

—No, tranquila. Si quieres vuelve con tu niña— Jessie sonríe.

—Ya estoy aquí— dice levantándose. — Mandaré un mensaje a Jane, ella también estaba preocupada por ti.

—Oh, qué mona— mi compañera asiente. — Mándale saludos de mi par...

Un estornudo. Debajo de la cama. Y al rato, una maldición por parte de mi novia.

Qué lindo suena. Mi novia. Algo posesivo, pero lindo. Pero no es momento de pensar en eso.

—Jessie, yo puedo explicarlo— me apresuro a decir.

—Jessie, déjala hablar. Por favor. Te lo explicaremos— dice Cassie saliendo de debajo de la cama.

Jessie sigue atónita. No habla, no se mueve, no pestañea siquiera. Me levanto despacio y poso mis manos en sus hombros. Cassie pasa una mano por delante de mi compañera de piso. Nada.

Instituto De HomosexualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora