Capítulo cinco: Miedos

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Recosté al cachorro en su cama, se había quedado dormido mientras hablábamos en el sofá. Nos comunicábamos mejor con la mirada que con las palabras, era nuestro propio idioma y nos encantaba.

Me sentí tan completo y por eso no podía evitar tener un poco de angustia, nada era para siempre, todo terminaba en algún momento.

Sólo esperaba que si terminaba esta felicidad, al menos el universo pudiera darme un poco más de tiempo ante de arrebatármelo.

Observé sus cabellos blancos, sus pestañas largas, esas mejillas sonrojadas, esos labios rosados y gruesos, sus manos pequeñas, esa calidez... quería grabar esa imagen en mi memoria y mi corazón.

Yo había tocado el cielo desde el primer momento en el que vi esos ojos.

Me levanté sin hacer mucho ruido y me dirigí a mi cuarto. Me senté cerca del ventanal de mi habitación, la tormenta se acercaba yyo no podía retener a Jimin, pero esperaba que él quisiera quedarse.

Jamás había sentido la necesidad de un omega ¿Por qué ahora mi lobo arañaba y aullaba en mi pecho por estar cerca del cachorro?

La lluvia comenzó, este será un crudo, frío y largo invierno.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, pero seguí mirando la lluvia. Escuché que la abrieron y unos pasos acercándose a mí.

—Yoongi— era la voz suave de jin — ¿puedo hablar contigo? — levanté la vista, sus ojos estaban opacos y tristes.

— ¿Qué sucedió? —me acomodé prestando toda mi atención a él.

—No, nada. Es decir, sólo quiero alguien con quien hablar — me sonrió pero podía verse lo triste que estaba.

—Jin... ¿quieres contarme lo que sucede? — él desvió su mirada hacía el otro lado de la habitación. Abrió su boca pero ningún sonido salió de ella, volvió a cerrarla y sonrió — esa foto — señaló un cuadro que tenía de nosotros tres en la mesa de noche al lado de mi cama — fue en un parque de diversiones, nuestra primer salida juntos... — sonrió muy emocionado.

Era obvio que no iba a decirme que le preocupaba. Jin siempre fue muy frágil, le costaba decir cuando se sentía triste, trate de pensar una vez en la que lo había visto llorar y simplemente no lo recuerdo, él siempre fue alegre y hablador, odiaba que él sea así. Se supone que soy su amigo, pero él me ve más como a su hijo al que no quiere cargar con problemas, pero no tenía que ser adivino para darme cuenta que su problema tenía nombre y apellido. Kim Namjoon.

— ¿Se pelearon? —pregunte al omega que pareció confundido por mi pregunta.

— ¿Quiénes? — me respondió con una pregunta.

—Tú y NamJoon ¿Quién más? — pregunté obviando.

—No, claro que no...— tenía la foto entre sus manos—Yoongi, tengo treinta años...— dijo como si eso explicara todo.

—No me digas que te agarro la depresión de la edad— me burle de él tratando de aligerar el ambiente.

— Claro que no, sólo que soy un omega de treinta años sin marca ¿Qué esperabas? A veces me siento un poco solo — rio con amargura, era la primera vez que lo veía tan indefenso.

— ¡Oye Jin! Sabes que cualquier alfa quisiera estar contigo, solo que siempre ahuyentamos a tus pretendientes — intenté volver a bromear con él, no se me daba bien consolar a las personas.

— ¿Sabes? Nunca sentí la necesidad de tener un alfa si los tenía a ustedes. Son lo que más amo — me observó con ternura.

—Jin...— intenté hablar pero me interrumpió.

—Déjame terminar— dejó la foto en su sitio — tu tendrás tu propia familia algún día...— no lo deje terminar, no me gustaba por donde estaba yendo esta conversación.

—Tú eres mi familia— respondí rápidamente.

—No. Yo soy tu amigo— eso me dolió — y cuando tengas a tu familia, tu querrás estar sólo con ellos — iba a hablar pero me calló — desde que llego el cachorro me puse a pensar en que jamás he hecho algo solo— definitivamente esto no me gustaba.

—No. Oye Jin...— no me dejaba terminar.

—Es más difícil para mí de lo que tú crees. Pero es hora de separarnos Yoongi— una lagrima se deslizó por su mejilla.

—No. Imposible. No puedes dejarme Jin. Tú eres mi hermano, mi amigo, mi compañero, eres mi madre y mi padre. No me hagas esto... no nos hagas esto — pedí suplicante, no quería perder a jin, él era demasiado importante para mí, había estado conmigo en los momentos más difíciles de mi vida.

—No será ahora— limpió su rostro de otras lagrimas que salieron sin que él pudiera detenerlas — pero ire buscando un departamento. — odiaba que jin quisiera irse.

—Jin, nadie te está echando, todo esto es tuyo — señale en todas direcciones — ¿quieres un tiempo a solas? Lo aceptaré, pero no aceptaré el que te vayas — él me sonrió como si aquello que dije solo fuera algo infantil.

Sus ojos estaban rojos, se levantó y desordenó mi cabello. Me sentí derrotado. Sabía que significaba eso, él ya había tomado una decisión. Jin se iría.

—Buenas noches Yoongi— besó mi cabeza.

"Todo termina en algún momento".

—Buenas noches hyung — lo observé salir de la habitación.

Supe en ese momento que él se había despedido de mi. No dejaría ir a Jin. No lo permitiría. No me importaba apuntar una pistola en la cabeza de Namjoon y obligarlo a marcar a Jin. Pero él de aquí no se iría.

Me puse un pijama y me recosté, pestañee un par de veces hasta que mis ojos se cerraron por completo y no pude abrirlos de nuevo.

* * *

—Yoon-gi— escuche esa voz susurrándome al oído — Yoon-gi— ahí estaba de nuevo.

Parpadee hasta poder abrir los ojos en la oscuridad, un relámpago acompañado de un trueno ilumino la habitación.

El cachorro dio un grito y salto en su lugar.

— ¿Qué pasa? — cuestioné con la voz ronca.

—Yoongi— apuntó hacia la ventana.

—Sí, una tormenta, que novedad. Ve a dormir — volví a taparme hasta el cuello.

—Yoongi, por favor— me miro suplicante.

— ¿Eso te lo enseño Jin? — Este mocoso, sabe que me puede convencer con estas cosas — aish, que molesto — abrí las sabanas y él se recostó con una sonrisa a mi lado.

Otro trueno se escucho y él salto nuevamente, acaricié su espalda tratando de tranquilizarlo.

— ¿No te gustan las tormentas? — él negó con la cabeza y armó un puchero.

—Miedo...— dijo escondiendo su rostro en mi cuello.

— ¿Te asustan? — Él asintió — deberías burlarte de ellas — comenté tratando Que deje de tener miedo.

— ¿Ah? —preguntó sin entender.

—Estas aquí adentro y la tormenta afuera, no tiene porque asustarte. Ríete de ella — respondí para calmarlo y que pudiera dormir.

Él abrió sus ojos y luego los vi desaparecer en una enorme sonrisa. Y yo aún no decidía que amaba mas, si sus ojos o su sonrisa.

— ¡Yoongi! — gritó y me pegó en el brazo.

—Shhh...— puse mi dedo en mis labios — NamJoon y Jin duermen— susurré para que se callara.

—Shhh...— hizo el mismo gesto —Yoongi...— olfateó mi cuello y me mandó corrientes eléctricas por todo el cuerpo — hueles rico — declaró el chico desvergonzado.

Una Tormenta Y Un Cachorro - YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora