Capítulo 23. Preguntas muertas.

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Día a día al ver a Allen tengo la sensación de que me oculta algo... No sé qué, ni por qué, pero tiene actitudes repentinas que hacen que dude de su sinceridad hacía mí, y a la vez, sin poder explicarlo, confío totalmente en él.

Nunca creí que alguna vez en mi vida me sentiría de esta manera; emocionarse por verlo, extrañarlo a cada minuto, amar a alguien incondicionalmente y querer dar todo de mí para verlo feliz... Pero con lo bueno también llegan sensaciones malas, inseguridad, ansiedad por el día a día y sobre todo miedo, miedo a lo que podrá pasar, miedo a tener que vivir un futuro sin él.

Miré a Allen, quién estaba recostado en mi regazo mientras jugaba con el celular, y removí su cabello para que dejara de cubrir su rostro. Era realmente guapo, y no lo decía influenciado por mi amor, sus pómulos estaban bien definidos, tenía las pestañas largas y curvas, su cabello azabache era suave y brillante, y sus labios siempre se mantenían rojos por su afán de morderlos cada dos por tres.

- ¿Por qué me miras tanto? - me preguntó Allen, sacándome de mi ensoñación, y parando de jugar con el teléfono.

-Sólo... sólo creo que tienes una cara atractiva...- dije con nerviosismo ¿Por qué las personas nos ponemos tan inquietas cuándo somos sinceros con quién nos gusta?

- ¿Sólo mi cara? ¿No has mi cuerpo? ¿Mi abdomen? ¿O mi personalidad? - se levantó la polera y luego sonrío de lado a lado- Soy la perfección personificada, Yirumi.

Me reí y lo empujé de mi regazo al suelo, era un idiota egocéntrico, pero era una de las características que más me divertían de él. Allen se frotó la cabeza por el golpe de haber caído y me miró con diversión para luego lanzarse sobre mí. Se arrimó sobre mi cuerpo dejándome de espaldas a la alfombra de mi habitación y se quedó observándome fijo por un instante para luego repartir besos por todo mi rostro.

- ¿Qu... qué haces? - dije entre risas removiéndome para cesar los besos- Me da cosquillas...

-Creo que me equivoqué al decir que soy perfecto...- dijo en un susurro acercando sus labios a los míos- Te cederé ese puesto a ti, solo por esta vez- terminó de hablar y me besó.

Pegué su rostro al mío y lo tomé de los cabellos para aproximarlo más y más. Allen posó sus manos bajo mi espalda para levantarme un poco del suelo, no podíamos estar más cerca y realmente la posición en la que estábamos no era la mejor para continuar con la actividad que nos proponíamos.

Tendríamos la casa vacía para nosotros por toda la tarde. Mi padre había tenido problemas en el trabajo por lo que él y Chen tenían que estar en la oficina más horas de lo necesario, mi madre estaba en un viaje de negocios desde hacía unos días y mi hermana realmente jamás llegaba antes de las doce de la noche. Por lo que pasará lo que pasará no tendríamos que preocuparnos de que alguien nos encontrará en una situación desfavorable.

-Lau... estoy incomodo- Allen se removió e intentó alejarse mí, pero no podía dejarlo, ya me había hecho lo mismo demasiadas veces. Comenzar con algo y dejarme a mí sin poder disfrutarlo al máximo, no lo iba a permitir esta vez.

-Ni se te ocurra alejarte... - Sí, era incomodo, pero sería mucho más molesto el dejar la cercanía que teníamos en ese momento.

Cambié de lugares con Allen para yo estar sobre él, y volví a besarlo, no tenía idea en qué momento me había convertido en una persona tan audaz para este tipo de cosas... Pero era Allen el que me hacía actuar de esta manera.

- ¿Qué clase de Lau es este? - me preguntó el pelinegro riendo de lado. Sus ojos grises penetraron en los míos y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Me reí también por mi cambio de actitud y me lancé nuevamente sobre él, pero Allen cambió de un momento a otro su semblante y se puso demasiado serio como para estar jugando.

Love & MurderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora