Había estado tres horas esperando que mi nuevo objetivo saliera de su instituto. Era una idiotez que en la información que me habían otorgado sobre él no estuviera el horario de su escuela. Malditos clientes estúpidos.
Bufé con fastidio y seguí mirando la reja del gran edificio, que seguramente en unos días también sería mi escuela.
Anoche, luego de un largo entrenamiento; mi padre y un hombre que jamás había visto en mi vida irrumpieron en mi habitación y me hablaron de lo que sería mi nuevo trabajo. El hombre explicó que su situación económica y próxima situación política estaba en peligro ya que un empresario importante estaba intentando arruinarlo. Odio cuando me dan la información a medias, pero gracias a los castigos de mi padre aprendí a no hacer más de dos preguntas ¿Quién es? Y ¿Cuándo lo mato? Claro que con más sutileza.
Pensé que el hombre querría que asesinara a su competidor, pero me sorprendió el saber que lo que quería era que yo asesinara al hijo de este. Me explicó que no solo lo quería sacar de la competencia, si no que ansiaba verlo destruido y sin fuerzas para nada, y la solución era desaparecer a su consentido hijo único. El plan era que me acercará al chico, consiguiera la mayor información que pudiera sobre su familia y empresa, y cuando viera que el chico ya no podía entregarme más lo matara.
No creo tener que decir que me pareció una idea horrible y desquiciada, ese chico no había hecho nada malo y pagaría por los tontos caprichos de hombres malditos. Mi estomago se revolvió repetidas veces mientras me entregaban más información.
Y a pesar de estar en total desacuerdo con el plan de acción, heme aquí, esperando a que el chico saliera del colegio. Quería conocerlo antes de ser su compañero de clases, quizás lo vería unos instantes para observar con quién se relacionaba y luego me iría tranquilamente. Era un buen plan
Después de media hora esperando el chico salió, lo supe reconocer por la foto de él que me habían entregado la noche anterior. Cuando vi su fotografía no pude dejar de pensar que era precioso. Cabello rubio muy claro, una cara delicada y suave, sus labios carnosos bastante rojos, y su piel blanquecina que combinaba perfectamente con sus ojos castaños claro. Pero en persona era más deslumbrante y me sorprendí al no verlo rodeado de gente a la salida. Era una obra de arte, que yo sacaría del museo para dejarla tirada en un callejón cualquiera.
El chico, que al parecer se llamaba Lau, vio fijamente un auto negro por unos minutos, seguramente sería el que lo venía a recoger. Hice el ademán de acércame en dirección al auto pero el chico miró a todos lados con nerviosismo y salió por otra puerta, en dirección contraria al auto. ¿Estaba escapando?
Desconcertado, lo seguí hacía donde fuera que se dirigía. Estuve caminando tras el bastante tiempo, y empecé a imaginarme tocando sus cabellos brillantes o quizás tomando su mano. Sacudí la cabeza varias veces para alejar esos pensamientos de mi mente.
¡Dios! Es que enserio era guapo. Me acerqué un poco más a él para ver que hacía tan concentradamente en su teléfono y una risita se escapo de mis labios al descubrirlo. Lau veía con un gesto de confusión el GPS de su teléfono y suspiraba muy seguido seguramente porque estaba terriblemente afligido.
Objetivo- como decidí llamar al rubio para no encariñarme- se adentro en unas pequeñas calles, y paso por varios callejones hasta que llegamos a un barrio bastante lindo y cómodo.
Me distraje por unos segundos y cuando volví mi vista a objetivo, me di cuenta de que estaba hablando con un grupo de mastodontes e intentaba sonreír con tranquilidad. Me quede mirándolo un rato, esperando que ese grupo no le hiciera daño. Quería ver sus reacciones al ser atacado, pero no quería que le tocaran un solo pelo.
ESTÁS LEYENDO
Love & Murder
RomanceAllen Fold es un chico de diecisiete años sin ilusiones o esperanzas en la vida. Desde pequeño su mundo ha sido cruel y despiadado todo gracias al peculiar trabajo que su padre lo obliga a ejercer. Allen es un sicario, es el encargado de ''sacar de...