Sonorus

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- No fue tan malo – confesó Isadora cuando se cansó del silencio. Sirius no había hablado una sola palabra desde que la reunión terminó y rara vez lo había visto así de molesto.

- No estuvo bien – dijo él - No era necesario.

- ¡Estoy bien, no seas dramático!

- ¡Y tú no seas así temeraria! – exclamó Sirius alzando las manos indignado – Además, ¿Cómo lo sabes?, Oh, tal vez Moody esté controlándote aún – bromeó de mala gana.

- Te pones idiota cuando te enojas, lo sabías, ¿Verdad? – inquirió Isadora cruzándose de brazos – Es la discusión más estúpida que he tenido.

- ¡Aún puede ser más estúpida! – soltó indignado. Isadora no pudo evitar soltar una carcajada.

- Ya lo creo – dijo con sarcasmo, al notar él que lo último que dijo no tenía ningún sentido, rio también.

Sirius iba a replicar pero lo distrajo un fénix brillante y casi incorpóreo que se acercaba en silencio, batiendo sus alas. El animal de luz entró en la habitación en que ellos se encontraban y habló con la voz de Albus Dumbledore.

- Esto no puede ser bueno – murmuró Isadora. Y no lo era, el director requería la reunión inmediata de los miembros de la Orden en un punto específico.

Sirius e Isadora se tomaron de la mano y desaparecieron de la casa.

Al llegar todos sus amigos y otros miembros de la Orden se encontraban en Charing Cross Road, Isadora lo reconoció, estaban a unos cuantos metros de la entrada al callejón Diagon. Alastor dio instrucciones a todos de aparecerse en diferentes puntos. Isadora, Sirius, Lily, Remus, James, Peter, Alaric, Frank y Alice aparecieron juntos en el callejón Knockturn. Inmediatamente una maldición pasó a milímetros de Lily

- ¡Desmaius! – bramó James, pero su hechizo no alcanzó al responsable y el muchacho fue tras él. No había señal de que Voldemort se hallara en el lugar, sólo un puñado de mortífagos y otros magos que parecían haber ido por diversión a provocar daño.

Un hombre que Isadora reconoció como Fenrir Greyback se acercaba a Remus con una sonrisa en el rostro, segundos después sólo se veían luces y explosiones entre ambos. Todo parecía suceder demasiado rápido, Isadora miró hacía ambos lados pero no vio más a Sirius, sólo Peter y Alaric seguían a su lado. A los lejos vio la enorme silueta de Hagrid alzando un hombre en el aire y aventándolo sobre una pared del callejón Diagon.

- ¡Protego! – exclamó al ver que Bellatrix Lestrange le lanzaba un hechizo a ella y a sus amigos, pero Peter ya había caído al suelo inconsciente. La mujer de mirada maniática soltó una risa nerviosa y le sonrió a Isadora mientras apuntaba su varita al corazón de la chica.

- ¡Avada Kedavra! – un destello de luz verde alcanzó el lugar donde segundos antes estaba Isadora. Bellatrix observó expectante, pero inmediatamente se decepcionó y fue invadida por la ira de haber fallado. Buscó a Isadora nuevamente y la encontró detrás de ella.

- ¡Carpe Retractum! – una soga salió de la punta de la varita la animaga y ató la cintura de Bellatrix.

- Relashio – contrarrestó la mortífaga, miró a Isadora con una sonrisa malvada - ¿Qué pasa? ¿Quieres enviarme a Azkaban? – dijo al ver que no intentaba matarla - ¡Crucio!

- ¡Ric! – chilló Isadora al mismo tiempo que conjuraba un hechizo no verbal para contrarrestar la maldición.

- Sectumsempra – la voz de Severus sonaba calma, como si estuviese llevando a cabo la más trivial de las tareas. Alaric cayó al suelo con la pierna cubierta en sangre, <<Obscuro>> pensó Isadora apuntando a Snape, quién abrió los ojos como platos y desapareció al mismo tiempo que ella esquivaba otra maldición de Bellatrix.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora