Obliviate

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Un calor aplastante invadía Londres a pesar de que él sol estaba próximo a ocultarse. Isadora salió del ministerio junto con Tonks y Allie.

- ¡La detesto!, se cree que es la ministra de magia, dándole órdenes a todo el mundo con esa vocecilla estúpida... ¡Ah y ustedes porque no escucharon las nuevas leyes que quiere aprobar contra los hombres lobo y centauros!

- Lo sé, lo sé – contestó Allie – pero por favor, no hablemos más de ella o me voy a enloquecer.

- ¿Crees que hablar de ella es malo? – preguntó Isadora con una sonrisa – Tú no tienes que pasar dos horas en la misma oficina que ella al día.

- Es cierto, siempre puede ser peor.

- ¡Hazlo! – exclamó Tonks entre risitas. Isadora se aclaró la garganta e imitó la expresión dulzona y falsa de Dolores Umbridge.

- ¡Ah, Black! – dijo con voz melosa y arrugando la nariz como sí la segunda palabra fuese una grosería – aquí tienes, llévale a Rufus los informes de la muy errónea información que tenemos del asesino despiadado que es tu marido – luego miró el cabello rosa chicle de Tonks y agregó un muy falso: - adorable – mientras Allie y Tonks reían a carcajadas.

- ¿Se quedan en casa a cenar? – preguntó Allie – también le pregunté a Ric si quería ir, pero el salió antes. Bueno... sí a ti no te importa.

- Yo no soy quien está enojada con él – aclaró Isadora – es Sirius, aunque entiendo sus motivos. Le está costando demasiado el encierro y sus comentarios no ayudan.

- El otro día Alaric fue a avisar como había salido la última guardia de Harry que ustedes dos tuvieron – comentó Tonks – yo justo había estaba allí y Sirius sólo le quedó a escuchar hasta asegurarse que tú estabas bien, luego se fue.

- ¿Se fue? ¿a dónde?

- Pues, a otro lugar de la casa supongo, no se lo suele ver mucho. ¿Hace cuánto que no vas Grimmauld Place?

- Voy, sólo que es cada vez más complicado ya sabes lo sensibles que están en el ministerio, vigilando a todo el mundo – Tonks suspiró.

- Fudge es un idiota

Al llegar a la primera esquina giraron a la izquierda, hacia la calle menos concurrida de las que circundaban la salida secreta del ministerio. Las tres se tomaron de las manos y desaparecieron hacia la casa de Allie. En el trecho hasta la entrada de la casa, Tonks iba evaluando el posible menú de esa noche, pero fue interrumpida por un patronus en forma de ave rapaz.

- Ay no puede ser – se quejó con voz cansina – se suponía que hoy no había reunión – pero el patronus comenzó a hablar con la voz de Alastor Moody y éste no anunciaba una reunión, sino que dos dementores habían atacado a Harry Potter.

- ¡¿Quién se suponía que estaba de guardia?! – exclamó Isadora con furia.

- Pues... Mundungus – dijo Allie.

- Quisiera saber por qué alguien con el intelecto de Dumbledore puso a ese idiota irresponsable a cargo de esa tarea.

- ¿Vamos a Privet Drive? – preguntó Tonks a Isadora.

- No, a Grimmauld Place, todos están allí.

El número doce de Grimmauld Place era un caos. Nunca había habido tanta gente junta en ese lugar. En el centro de la escena estaba Albus Dumbledore, su rostro había perdido cualquier rastro de color y estaba tan enfurecido que era intimidante. En lo alto de la escalera se asomaban Ron, Fred, George, Hermione y Ginny, todos ellos queriendo saber más sobre lo que pasaba. Y la señora Weasley a los gritos:

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora