Prior Incantato

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Navidad se fue tan rápido como llegó, Arthur ya estaba completamente recuperado y había vuelto a trabajar para la Orden y el ministerio.

En el ministerio de magia todo era mucho más ameno sin Umbridge dando vueltas por ahí, pero la situación era completamente diferente para los estudiantes de Hogwarts. La odiosa mujer se había encargado de hacerles la vida imposible a la gran mayoría de los residentes de colegio, tanto profesores como alumnos. La situación era tal que Harry junto a Hermione y Ron había formado un ejército para aprender defensa contra las artes oscuras, decisión que Sirius apoyaba absolutamente, tanto que para navidad le regaló a Harry un libro de hechizos sobre el tema.

La nieve era cada vez más espesa y las capas más abrigadas. Era el invierno más crudo en muchos años. Todo estaba cambiando de a poco, como la última vez.

Isadora se encontraba recostada contra Sirius en el sillón de la sala de estar. Él recién terminaba de revisar su espejo mágico por si Harry lo necesitaba cuando la sintió el portazo en la entrada. Ambos se pusieron de pie con las varitas en alto. El ruido desató más ruido, casi al mismo tiempo: el retrato de Walburga comenzó a gritar y la gente entraba a Grimmauld Place en oleadas. Alastor Moody se encargó del retrato, pues fue el último en entrar. Kingsley encabezaba el grupo. Saludó a Isadora y Sirius con un apretón de manos.

- Lamento la hora, pero es urgente – comenzó – hubo una fuga en masa de Azkaban.

Isadora sintió como si la hubiesen abofeteado.

- ¿Quiénes? – preguntó Sirius, que estaba a su lado.

- Todos ellos – dijo Remus – Bellatrix, Rodolphus, Rabastan, Mulciber, Rookwood, Dolohov...

- ¿Dumbledore está con Harry?

- Dumbledore ya sabe y Harry está en su habitación, obviamente no tiene idea.

- ¿No deberíamos traerlo para aquí?

- Está más que a salvo en Hogwarts, Dumbledore está allí.

- Dumbledore no está todo el tiempo en Hogwarts, Alastor – dijo Isadora - ¿Se sabe dónde pueden estar?

- A esta altura en cualquier lugar – dijo Arthur – pero puede que estemos a tiempo de organizar algún grupo de la Orden para rastrear a quienes podamos.

- De acuerdo, yo voy.

- No, tú no. Deberías mantener bajo perfil, Fudge va a decir en El Profeta de mañana que Sirius está detrás de esto, pues él ya escapó antes. – Isadora suspiró con resignación.

- Fudge es un imbécil.

- Si, lo es – admitió Arthur – ven, necesito comentarte algo antes que te vayas – dijo mientras él e Isadora se alejaban del gentío.

Alastor abandonó Grimmauld Place con Alaric, Dedalus Diggle, Tonks, Bill Weasley y Hestia Jones. Todos los demás miembros de la Orden de a poco fueron desocupando Grimmauld Place. Isadora se acercó a despedirse de Sirius.

- Vendré a ver cómo estás ni bien pueda – avisó, y se acercó para darle un beso de despedida.

- Estaré bien – dijo él con una sonrisa poco convincente – Además no puedo asomarme ni a la esquina – se encogió de hombros con frustración.

Isadora y Allie caminaron hacia la puerta de salida seguidas por Sirius.

- Cuídense – dijo él, saludando a Allie con un apretón de manos; ella frunció el ceño y lo miró con confusión.

- ¿Qué? – preguntó Isadora. Allie sacudió la cabeza como volviendo en sí.

- ¿Eh?, ah, nada. Estaba pensando en otra cosa – respondió distraídamente tomando su abrigo.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora