Oppugno

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Con el correr de las semanas octubre llegó a su fin, Sirius se había mantenido distante sobre la noticia de la muerte de Regulus e Isadora sabía que en el fondo se negaba a sentir esa tristeza; pues a pesar las malas decisiones que había tomado, era su hermano e ignorar eso es difícil. También era el segundo año consecutivo que el grupo no volvía a Hogwarts, y aunque se mantenían juntos, el recuerdo de los días vividos en el colegio generaba inevitablemente melancolía, especialmente los 1º de septiembre.

- Me pregunto cómo estarán las cosas en Hogwarts – comentó James mientras engullía un bocado de tarta de calabaza – No debe ser el mismo lugar que hace dos años.

- Muchos padres dejaron de enviar a sus hijos al colegio – agregó Remus, está todo más peligroso que cuando nosotros estábamos allí, incluso hay aurors vigilando la entrada al castillo.

- Hace unos días Frank y Alice tuvieron que ir – dijo Isadora.

- ¿Alice? – preguntó Lily - ¿Y sigue yendo?

- Ahora que lo mencionas, no la he visto en el ministerio – indicó la pelinegra

- Hablé con ella ayer – comentó Lily con una sonrisa – va a tener un bebé – los demás hicieron exclamaciones de sorpresa y alegría. James miró a Lily suplicante y ella asintió cansinamente mientras los demás los miraban desorientados.

- ¡Nosotros también!, ¿No es genial? – exclamó James sin poder contenerse más – Lily quería esperar un poco más para contarles, para mí va a ser un niño y nacerá en julio y...

- ¡Felicitaciones! – exclamaron los demás.

- ¡Vaya, qué coincidencia! – dijo Remus y Lily miró a Isadora expectante; los demás copiaron el gesto.

- ¿Y a mí que me ven? – preguntó la muchacha - ¡Ay, claro que no! – rebatió con escándalo.

- Bueno, podría haber sido una increíble coincidencia, ¡imagínate! – objetó Lily.

Meses después...

Isadora se encontraba en jardín de la casa, hacía un calor abrumador, por lo que ella llevaba un vestido ligero y el pelo recogido en un enorme rodete negro con suaves mechones enmarcándole el rostro. Leía un libro sobre hechizos protectores a la sombra de un árbol mientras pequeñísimos copos de nieve se formaban a su alrededor y de deshacían antes de caer al suelo. En ese momento Sirius llegó a su lado, sólo que antes de decidirse a interrumpirla se quedó embelesado contemplando la escena unos segundos.

- Ya te vi – anunció ella sonriendo sin apartar la vista de las hojas.

- Buena estrategia de refrigeración – admitió él viendo como los copos de nieve desaparecían por completo. – Llegó un mensaje de James – Isadora se levantó del suelo de un salto y cerró el libro.

- ¿Qué sucedió? – preguntó con prisa.

- No tiene nada que ver con Voldemort y los mortífagos, así que tranquila. Además... no creo que Lucius quiera que le rompa la nariz como la última vez.

- Cómo olvidarlo – halagó ella – Y no es que lo reiteres mucho, ¿Qué habrán sido? ¿Un millón de veces incluido el relato de James? – agregó divertida – entonces, ¿qué decía el mensaje?

- ¿Quieres ir a conocer a mi ahijado? – preguntó Sirius con el rostro iluminado.

Isadora chilló de emoción y minutos después le extendió su mano a Sirius para aparecerse en la casa de los Potter. Al llegar Remus y Peter ya estaban allí. Los recién llegados felicitaron a James y Lily. La pelirroja se perdió en dirección a las habitaciones y segundos después traía un bulto de mantas en los brazos.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora