Partis Temporus

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15 de enero 1997

Sirius leía una revista de Quidditch que Ron se había dejado olvidada en la cocina cuando Remus llegó de la habitación con lo que a simple vista parecía una gigantesca pila de frazadas.

- Es mi turno – dijo Sirius soltando la revista y poniéndose de pie como si su sillón tuviese un resorte.

- ¡Pero si yo apenas la traigo de su siesta! – se quejó Lupin – Además es mi ahijada.

- Ah, claro que no; consíguete tu propia bebé, Lupin.

- ¡Isadora!, Sirius otra vez no me comparte a Raphie – lo acusó con mientras sonreía con burla.

- Sirius, préstasela– ordenó desde la habitación contigua.

- Soplón.

La puerta de entrada se abrió de par en par, Tonks entró con su abrigo cubierto de agua nieve.

- ¡¿Dónde está la bebé más linda del mundo?!

- ¡Tonks! – exclamó Isadora entrando en la cocina - ¿Vienes de casa de los Weasley?

- Si, recién terminamos con unos arreglos, supongo que todo estará listo a fin de esta semana como máximo – explicó quitándole a la niña de los brazos a Remus - ¡Hola, bebita! – Sirius y Remus bufaron indignados.

- Ahora te quejas – dijo Tonks – pero quiero verte cuando no haya en tu casa veinte personas dispuestas a cuidar un bebé. Vas a rogarnos a todos que volvamos para poder dormir, Black.

- Bueno, tiene razón – dijo Isadora besando a Sirius. - ¿Por qué no van a ver si necesitan ayuda por allá?, cuando vuelvan pueden seguir peleando por quien tiene a Raphie.

Sirius y Remus se abrigaron y emprendieron el camino hasta casa de los Weasley. Isadora entonces preparó café para ella y Tonks.

- ¿Me vas a contar que sucede? – le preguntó a Tonks. – y no te hagas la desentendida, ya sabes a qué me refiero, pude ver tu cara cuando entraste y viste que Remus estaba aquí.

- Me ignora todo el tiempo, como si no existiera.

- No creo que busque herirte ni nada por el estilo. Tal vez cree que es más fácil de esta forma, para él también.

- ¡Pero su excusa fue estúpida! ¡Ya le dije que no me importa que sea un hombre lobo!

- Ya sé lo que le dijiste, pero Remus es así, demasiado abnegado, se cree que no puede ser feliz como el resto del mundo. No es una excusa, realmente está pensando en lo que cree que es mejor para ti.

- ¿Eso es lo que te dijo? – preguntó Tonks mientras jugaba con las manitos de Raphaella.

- No a mí, a Sirius. Dale algo de tiempo, ya sabes que es bastante terco.

Tonks quiso replicar pero tuvo que callarse ya que más de media docena de personas aparecieron en la casa.

Sirius y Remus, seguidos de Arthur, Molly, Bill, Fleur Delacour, Fred y George.

- Bueno, nosotros nos vamos – aviso Fred – le diré a Ginny por lechuza que ya terminamos de arreglar su habitación.

Molly bufó molesta, al parecer todavía no estaba contenta con la idea de que Fred y George vivieran lejos de la casa.

- Nos vemos mañana, Má – dijo George tratando de animarla. – además tienes a Bill, no es tan apuesto ni divertido como nosotros, pero algo es algo.

Bill rodó los ojos.

- Creo que no necesitaremos quedarnos más tiempo – dijo Arthur a Isadora – ya tenemos casi todo listo, podemos irnos mañana y dejaremos de molestarlos.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora