Wolfsbane

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- ¡¿Has visto la cara que puso Sirius?! – chilló Lily en cuanto las tres amigas se encontraron solas en su habitación.

- Lily, ya empiezas con eso. – dijo Isadora con pesar. – ya saben cómo son las cosas.

- Creo que Alaric llegó en buen momento – opinó Alice – Si lo que quieres es olvidarte de lo que te pasa con Sirius, es mejor que conozcas a otras personas.

- Puede ser... - Aceptó poco convencida - Oigan, cambiando de tema, ¿Se anotarán en las clases de duelo y defensa contra las artes oscuras?, comienzan luego de las vacaciones de navidad y yo ya me he anotado. – No sólo Isadora estaba fascinada con la idea de aprender nuevas habilidades que podían servirle como Auror, sino que lamentablemente sabía que tendría que usar las habilidades que adquiriera, y era inquietante, dados los recientes acontecimientos el mundo mágico.

- Pero aún no tienes diecisiete, Sky – avisó Lily.

- Lo sé, pero los tendré antes de navidad – respondió ésta con una sonrisa. – Incluso podré ir a las clases de desaparición.

- ¡Podrás tomas las clases con nosotros! – advirtió Alice – Al menos compartiremos clases antes de que terminemos y... - Isadora agachó la mirada, la perspectiva de un año más sola en Hogwarts no era muy alentadora, ni algo que quisiese recordar – Lo lamento, Sky – Se disculpó su amiga – Sólo trato de verle el lado positivo – concluyó.

La semana previa al examen de encantamientos había volado en compañía de Alaric.

Habían pasados horas y horas en la biblioteca revisando libros con hechizos dificilísimos, dignos del nivel de EXTASIS.

Esa noche Isadora se despidió temprano de su compañero de estudio y volvió a la sala común de Gryffindor, el frío que hacía en los pasillos le entumecía las manos, podía notar el vapor de su respiración.

- Cenizas de Fénix – murmuró para que la señora gorda la dejara pasar. Al llegar a la sala se encontró con James, Sirius y Peter, riéndose estrepitosamente. - ¡Oigan! – los tres se dieron vuelta sobresaltados. - ¿Qué hacen aquí?, ¿Han dejado de Remus sólo? – Al ver que sus amigos no rompían el silencio volvió a hablar: - ¿Qué han hecho? – preguntó llevándose los puños a los lados de la cintura.

- Le hemos dicho a Snape como burlar el sauce boxeador – confesó Peter, lo cual le valió un codazo de James.

Isadora los observó con la peor cara de decepción que pudo plantar y montándose su capa de abrigo sobre los hombros, salió nuevamente por el orificio del retrato, le fue sencillo llegar al sauce boxeador y burlar la entrada, la dificultad radicaba ahora en encontrar a Severus y quitarlo de allí, sin usar su forma animaga.

Subió al primer piso por las crujientes escaleras de madera, tratando de hacer el menor ruido posible, maldiciendo a sus amigos mentalmente. Definitivamente no se opondría a que Severus les echara un maleficio después de eso.

Revisó en absoluto silencio las habitaciones, pero no encontró nada. Al mirar por las barandillas pudo ver a Remus, en su forma animal, olfateando con el hocico apuntando hacia arriba y un sudor frío corrió por su espalda. Al mirar a su derecha pudo ver una sombra moverse, se acercó dando pequeños pasos.

Al llegar a dónde estaba Snape ahogó un grito de sorpresa al verlo con la varita alzada apuntando a su pecho. Temió que Remus la hubiese oído, lo cual era un hecho, pero en cuanto su amigo comenzó a subir la escalera se escuchó un ladrido y el hombre lobo corrió hacia una habitación lejana y se perdió de vista, dándoles tiempo a Snape e Isadora para apresurarse hacia el pasadizo que los llevaba al sauce boxeador y, por ende, a Hogwarts.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora