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Dastan 

Cuando llegué al Schiphol, estaba ansioso por llegar a casa y ver a Pepper. Sé que no me espera hasta mañana y quiero darle la sorpresa. 

Cuando salgo de mi jet privado y empiezo a bajar por los escalones, me quedo pasmado cuando la veo. 

–Hola, cariño –me saluda Raiza. 

Esto no puede estar pasando. Pensé que nunca la volvería a ver.

≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈ • ≈

Pepper 

Todos estamos en la escuela de Nicole por su festival. Bueno, casi todos. No sé mucho de Dastan desde la ultima video llamada. Esperé a ver si se conectaba ayer por la noche, pero no pasó. Hoy le envié un texto más temprano, preguntándole si llegaría a tiempo para el festival y sólo me respondió que estaba ocupado, así sin más, sin una firma o un te amo al final como todos los mensajes que nos hemos enviado desde que se fue. La verdad estoy un tanto desconcertada, pero lo que más me molesta es ver la carita de Nicole, toda triste porque el imbécil no aparece. ¡Dijo que estaría aquí! Bueno, dijo que trataría. ¿Pero qué no me puede explicar las cosas, en vez de contestarme con un seco estoy ocupado? Si Nicole sigue así por su culpa, su cabeza estará colgada en mi pared. 

–¿Ya llegó? –me pregunta Nicole. 

–No lo veo, pero acuérdate que dijo que trataría. Vas a ver que sí va a llegar –. Trato de animarla y  borrar su cara triste. Si ese idiota no llega, juro que... 

–¡Hey, Nikky! 

–¡Dastan, llegaste! –. Nicole va corriendo hacia donde por fin aparece el cabrón. 

–Claro, pequeña–le dice Dastan mientras la carga. 

¿Por qué el negro le tiene que quedar tan bien? ¡Parece un jodido rockstar! Con una camiseta holgada gris oscuro debajo de una chaqueta de cuero negra, unos jeans negros y unos supra negros también. Su cabello sigue igual de alborotado como siempre, trae su sexy barba que hace que la baba se me caiga, en serio necesito traer un tazón conmigo siempre, y sus ojos como el zafiro resaltan en todo el lugar. 

Por poco olvido que estoy enojada con él. 

Bruno también se acerca a donde está y lo abraza desde abajo y Dastan lo saluda alborotándole el cabello. Se nota que lo adora. Que adora a ambos niños. Pero eso no hace que deje de estar cabreada por como hizo que se pusiera Nicole. 

–Te dije que llegaría–le dice Bruno a Nicole. 

–Sí –contesta ella y luego se dirige a Dastan–. ¿Quieres ver lo que hice? –le pregunta contenta. 

Ahora ya es la misma Nicole de siempre. Tal vez debería hacer mi enojo a un lado. Después de todo, sí llegó. 

–Muéstrame, Nikky –le contesta mientras la baja y se acercan a donde estoy, a lado de la exposición de Nicole–. Hola, nena –me saluda y luego se inclina hacia delante para besarme. Bueno, tal vez no se la ponga tan fácil. Un segundo antes de que me toque, le volteo la cara, así que sólo me besa la mejilla, pero eso no evita que sienta una explosión de fuegos artificiales dentro de mí que decido ignorar. Se supone que estoy cabreada con él–. ¿Y eso por qué fue? –pregunta, alzando las cejas. 

–Por ser un cabr... –¡Mierda! No puedo terminar la frase como me gustaría, los niños están justo a lado– Por ser un tonto. 

–Es porque llegué tarde, ¿no? 

¡Naaah! ¿Cómo crees? Es porque tengo un jodido tic en el cuello, que por suerte, funciona en los momentos indicados y con los idiotas que creen que pueden salirse con la suya y seguir como si nada. 

Huellas en la Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora