Epílogo

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Dastan

Sentir cómo el aire golpea mi cuerpo cuando voy a toda velocidad en mi longboard me llena de adrenalina y pone todos mis sentidos en alerta. Puedo ver todo lo que pasa a mi alrededor como un rayón difuso de colores y al mismo tiempo es como si todo pasara en cámara lenta y pudiera ver cada detalle, es entonces cuando pongo más atención y me tomo el tiempo para guardar en mi memoria la hermosa vista que me ofrece el atardecer sobre las montañas de Skyline Trail. Todos esos colores, los aromas y la vista me recuerdan a ella. Cada momento que pasa algo en mi vida, por insignificante que sea, ella siempre ha estado presente: cuando estoy en el trabajo, cuando estoy en una aburrida junta, cuando voy a comprar algo al Starbucks, cuando me hago un tatuaje, cuando escucho música o toco la guitarra, cuando juego con mis perros y con el bicho, cuando patino, cuando voy de campamento, cuando como, cuando duermo, cuando escucho la risa de Nikky... No hay un sólo momento donde ella no esté en mi cabeza, ni en mi corazón. No hay un sólo momento en el que no recuerde todas las cosas que pasamos juntos, ni lo afortunado que fui por haberla conocido. Y juro que no voy a dejar de recordarla hasta el final.

Si me preguntaran: ¿qué es un final feliz?, no sabría qué contestar, por el simple hecho de que yo aún no tengo mi final. Es más, todavía tengo mucho tiempo, o tal vez sea todo lo contrario, tal vez todo pueda acabar en el siguiente segundo. Por ahora sólo puedo suponer que un final feliz es aquél donde se cumplen todas las cosas que uno quiere para sí mismo o los suyos, pero la realidad es que a veces no tienes control sobre lo que pasa a tu alrededor, y eso es lo que hace las cosas más interesantes. Así que supongo que mi respuesta a esa pregunta sería que un final feliz es el que depende de qué tanto estés dispuesto a disfrutar el ahora, porque ni siquiera sabes cuándo llegará ese final. De ti depende de qué tan feliz sea ese final que puede ser en cualquier momento.

Y es lo que trato de hacer siempre, disfrutar mi presente y esforzarme por sentirme bien con lo que sea que haga. Hay muchas cosas donde uno puede encontrar esa satisfacción. Yo la encuentro en mi trabajo y con los míos, y haciendo las cosas que me gustan hacer por más simples o estúpidas que sean. Eso es lo que ella me enseñó.

Aurora y el imbécil de su amante están cumpliendo cadena perpetua bajo cargos de homicidio en primer grado e intento de homicidio y sin derecho a libertad condicional. Durante el juzgado me enteré de cómo fueron las cosas exactamente, desde Zegger y lo de Kaa:

Con mi hermano, ella fue aquella noche a darle su regalo de cumpleaños, un intento más para que mi hermano saliera con ella. Zegger la rechazó como tantas otras veces, pero esa vez Aurora no aceptaría otro no como respuesta, y bueno, ya sabemos lo que pasó. Ya iba preparada y todavía tuvo el descaro y el tiempo de hacer que todo pareciera un suicidio. La maldita perra usaba guantes y por eso no había huellas de ella en el arma.

Con mi hermana, pudo hacer todo su teatrito con tanta la facilidad por el simple hecho de que es Aurora. Ni Kaa ni los agentes iban a desconfiar ni a pensar que ella fuera capaz de hacer algo así, facilitándoselo todo a Aurora. Vamos, ni siquiera Thomas pensó que ella pudiera llegar tan lejos a pesar de  que siempre me dijo que no me fiara de ella. Yo sabía que Aurora era una perra, pero jamás imaginé que su narcisismo la llegara a convertir en una psicópata criminal. Gretel tenía libre ese día y por eso no estaba en casa cuando todo sucedió.

Papá pudo anular su matrimonio con Aurora debido a que todo fue fraude de ella y nunca se casó por amor o siquiera porque lo quería, y durante algún tiempo papá siguió disculpándose con todos hasta que por fin entendió que no le culpábamos ni reprochábamos nada. Yo también me disculpé con mi hermana por no haberle dicho la verdad desde el principio. Le conté por qué odiaba tanto a Aurora y todo lo que pasó con Raiza. También se lo conté al resto.

Huellas en la Piel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora