Capítulo 13:
- Ayer dormí con él – confesé
- ¿¡QUÉ HICISTE QUÉ!? – exclamó y los chicos volvieron a mirarme
- Eleanor, nunca dije que hice algo con él – la regañé
- Lo siento, solo quería darle mas suspenso al momento – dijo y yo reí - ¿Cómo que dormiste con él? – preguntó más bajito
- Luego te cuento bien, ahí vienen los chicos – dije y me hice la distraída.
- Eleanor, ¿qué fueron esos gritos? – preguntó Lou
- Nada, eso solo que _______ me contó algo impactante – dijo Eleanor mirándome venenosamente.
- Solo hablaba con tu queridísima novia – la miré mal – acerca de una nueva remera.
- Odio esa remera – dijo haciendo gestos con las manos.
- Yo creo que es una remera especial – dije mirándola fijo.
- Yo creo que estás loca – dijo ella – no puedo creer que te guste esa remera.
- Nunca dije que me gustaba, solo que es muy… atractiva – dije intentando disimular y Harry me miró confundido
- Hablan sobre esa remera como si fuese un chico, ¿seguras que se trata de eso? – preguntó
- Claro – dijimos al unísono.
- Bien… si ustedes dicen… - dijo Harry poco convencido.
Los chicos se sentaron en la mesa, Harold en frente mío y Lou en frente de mi no buena disimuladora amiga. Traían consigo el desayuno. Harry me dio una taza de café que se encontraba en una bandeja, y al mismo tiempo, me entregó un chocolate.
- Harry, creo que se equivocaron, no pedí un chocolate – dije mirando con deseo ese chocolate.
- Pero… yo lo pedí para ti – dijo y levanté mi mirada para verlo a los ojos.
Sus ojos penetraron en mi fácilmente, en un abrir y cerrar de ojos ya había ingresado en lo más profundo de mi mirada. Sus ojazos verdes simplemente me fascinaban, me volvían loca.
- Ay, Harry – dije enternecida mirando consecutivamente a él y al chocolate – gracias, es mi chocolate preferido – dije ya tentada por probar ese chocolate.
- Supongo que no sabe tan bien tomo tú – dijo y me guiñó el ojo, lo que hizo que me sonrojara casi por completo
Dirigí mi mirada a Louis que intentó hacerse el distraído, pero claramente, me había regalado una sonrisa cómplice y siniestra.
Quise que Harry se pusiera algo incomodo, esa situación me divertiría, así que decidí mejorar el jueguito.
- Aun no me pruebas del todo Harold – dije alzando una ceja
Harold desvió su mirada de Louis y me miró fijo, con una mirada atrayente.
- OH – exclamó Lou, alargando la letra “o”
Harry rió.
- Bien, te probaré entonces – dijo él
Me quedé callada. Quizá Harold de verdad sienta una atracción hacia mí… o tal vez solo quiera eso… una noche. Sea cual sea su pretensión conmigo, sus “indirectas”, entre comillas, porque digamos que es algo directo, están siendo muy continuas y empiezo a pensar que quizá podría funcionar. Me refiero a él y a mí. Quizá podríamos ser algo más que amigos… ¿amigos con derechos? O algo más aún.
El resto de la mañana pasó normal, nos divertimos muchísimo juntos, tanto Louis como Harry tienen ese sentido del humor que tanto adoro. Bromas sanas. Chistes sanos.
Harry y Lou pagaron el desayuno y luego de un rato de pasear, Lou acompañó a Eleanor a su casa y Harold me llevó a la mía.
No hablamos sobre las pequeñas indirectas que enviábamos y recibíamos tan a menudo, simplemente nos saludamos y él esperó a que yo entrara. Al entrar, mi hermano no estaba, tal y como hoy a la mañana. Trabajo. Decidí llamarlo para preguntarle si todo iba bien. Y así era, todo andaba bien. También le conté sobre mi “cita” con Liam, aunque no le dije que saldría con el chico motivo por el cual recibí un golpe en una mejilla, sino que para él, saldría con un compañero. El me preguntó si podría verlo en algún momento, a lo que respondí que no sabía, ya que quizá él haría lo mismo por mí. Pedí un pollo para almorzar, algo calentito y mitad del mismo se las dejaría a Steve para cuando regresara, a la noche. Cuando se hicieron las tres, Liam aun no tocaba a mi puerta. Pero sí cuando se hicieron las tres y media. Tomé mi bolso, mis llaves y mi celular, puse la alarma en casa y puse seguro a la puerta.
- Lo lamento, se me hiso un poco tarde – se disculpó Liam
- ¿Pasó algo? – pregunté
- No, nada – contestó él.
Lo escaneé de arriba abajo, había algo extraño en él hoy. Es como cuando intentas ocultar algo que pasó, no sé cómo explicarlo. Decidí no hablar… por ahora.
- ¿Seguro? – pregunté y él asintió – bien, como digas… ¿a dónde iremos?
- Podemos ir a un parque de diversiones, en las afueras de la ciudad – dijo él
Detuve mi paso. ¿Ir a las afueras de la ciudad con él? Digamos, no es que sea un completo extraño… y tampoco es un pervertido, es más, es algo frío. Pero creo que no están dadas las circunstancias de confianza.
Liam ya había rodeado el auto. Me miró.
- ¿No vendrás? – preguntó
- Uhm… no… no lo sé – tartamudeé - ¿a las afueras de la ciudad? – pregunté con miedo.
Liam me miró extrañado pero luego esa mirada se desvaneció y se transformó en una más comprensiva.
- ¿Tienes miedo? – preguntó él.
- ¿Miedo? – dije casi temblando
- Si, miedo – afirmó él
- No… - dije y volví a abrir la boca para hablar pero nada salió de allí.
- ¿Qué crees que voy a hacerte, ______? – preguntó incrédulo y el aire se me fue de los pulmones - ¿Crees que voy a secuestrarte, violarte y luego matarte? – preguntó serio
Su aspecto era frío y yo me sentía demasiado insegura. Pero sus ojos mostraban algo más… que no puedo identificar. No sé si se trata de ira. Venganza. No sé con exactitud lo que es. O que quiere decir. Pero es una mirada que realmente… asusta. Él se encontraba ahora, cerca de mí. Retrocedí unos pasos.
- Tranquila, no voy a hacerte nada, ______ - dijo él – además, estoy en deuda contigo – dijo y arqueé una ceja – tu recibiste un golpe por mí, ahora yo debería recibir miles por ti – dijo
Intenté buscarle la vuelta a sus palabras para encontrarle un lado tierno. Pero digamos que es demasiado frío.
- ¿Por qué miles? Yo solo… recibí uno por ti – dije algo nerviosa.
- Pero no es lo mismo un golpe hacia una mujer que hacia un hombre, pequeña – dijo él
- ¿Discriminas a las mujeres? – pregunté desconfiada.
- Jamás – dijo él – pero hay diferencia, con un solo golpe, tu caíste desmayada, yo lo hubiese soportado – concluyó.
- Puede que tengas razón… - hablé
- La tengo, ¿ahora subes?- preguntó