Capítulo 41:
Toqué el timbre y esperé unos momentos. Segundos después, él ya estaba fuera.
- ¿Qué haces tú aquí? – preguntó.
- Necesito tu ayuda – dije.
- Olvídalo – sentenció e intentó cerrar la puerta.
- Secuestraron a ______ - dije antes de que la puerta se cerrara.
La puerta no siguió su trayecto hasta cerrarse. Harry abrió nuevamente la puerta.
- ¿Qué dices? – preguntó asombrado.
- Que secuestraron a ______ y necesito tu ayuda para traerla de vuelta.
- ¿Qué hay de tus amiguitos, los que usan armas?
- No somos suficientes, X tiene una gran corporación.
- ¿Quién es X? – preguntó.
- El secuestrador – contesté seco.
Me miró por unos segundos.
- Pasa – dijo.
Entré a su cálida casa y me quedé parado. Él no me dirigió la mirada, tenía una mano en la cara. De repente golpeó una mesa que tenía cerca y me miró.
- ¿¡Cómo puede ser que se la hayan llevado!? ¡debías protegerla, inútil! – dijo con ojos casi llorosos.
No le dije nada, simplemente miré el suelo. ¿Qué le iba a decir? Fue mi error, nunca debí acercarme, desde un comienzo.
- ¿Qué harás? – preguntó al ver que no respondía.
- Rescatarla – sentencié – es lo mínimo que puedo hacer.
- Pues suerte – dijo serio.
- Necesito que me ayudes, tú y tus amigos, se que tienes unos amigos que son como nosotros y que tu sabes manejar armas, ayúdame a salvarla.
- No mereces que te ayude.
- Es cierto, pero ella no merece estar en donde está ahora.
- ¿Y dónde está?
- No lo sé aún, Harold.
Me miró sin articular palabra por un tiempo.
- ¿Qué me das a cambio? – preguntó y abrí los ojos – ¿creíste que sería gratis? – preguntó ante mi reacción.
- ¿Cuánto quieres? – pregunté.
- No me refiero a dinero.
Lo miré sin entender.
- ¿Qué quieres a cambio? – pregunté.
- Que te entregues – dijo serio.
- ¿Entregarme? - pregunté y él asintió – No nos servirá de nada, Harold.
- ¿Tienes miedo?
- Jamás – sentencié.
- ¿Entonces? – exigía una respuesta.
- No solo me quiere a mí, nos quiere a todo nuestro grupo.
- ¿Por qué?
- Porque si me mata, ellos irán por venganza, simple.
Me miró sin hablar por unos segundos.
- No hablaba de que te entregaras a X.
Entrecerré mis ojos.
- Hablo de que te entregues a la policía.
No contesté, solo lo miraba fijo.
- Y si no cumples, yo te delataré, tú elijes – concluyó.
En verdad necesito su ayuda, no puedo darme el lujo de perder contra X, no otra vez. No es solo una vida la que está en peligro. La de mi hijo también lo está.
- Es un trato – dije decidido y le extendí la mano.
El extendió la suya y cerramos nuestro trato.
- Bien – dijo luego de estrechar manos - ¿Y qué hacemos ahora?
- Esperar – dije acercándome a la puerta – X me llamará en algún momento y dirá en donde está… entonces, será nuestro turno de actuar – dije y volteé y abrí la puerta.
- ¿Qué le harán a _____? – preguntó con voz triste y el corazón se me rompía.
- Nada – dije con voz rasposa luego de suspirar – es como una carnada para que nosotros vayamos por ella.
El bajó la mirada. Volteé y lo miré fijo.
- ¿Por qué quieres que me entregue? – pregunté seco.
- Los monstruos como tú no deben estar sueltos – contestó.
- Tú no sabes nada – dije luego de inventar una risa falsa – Y ¿sabes? No somos muy distintos, Harry.
- Yo no soy como tú.
- Llegado el momento, Harry, tu también dispararías. ¿O dejarías que te quiten la vida? – pregunté.
Él no contestó.
- O me dirás que “no matarás a nadie para serle fiel a tus morales” – dije haciendo burla y luego me acerqué mas a él quedando cara a cara – llegado el momento en que tú estes tambaleando entre la vida y la muerte, estoy más que seguro de que apretarías ese gatillo, ¿o me equivoco?
- Tu mataste a los de la escuela, a Grover y Logan – contestó.
- ¿Crees que no hicieron nada para merecérselo? Creo que llevas poco tiempo en la universidad, colega. Ellos son los que molestan a todos los “raros” y “nerds”. No era la primera vez que recibía un golpe por ellos y ¿quieres saber más? Ellos golpearon a ______. – el castaño abrió los ojos - ¿No son suficientes razones para matarlos? Eran solo gente que goza molestar y hacer sentir mal a otros, y si quieres saber algo más de mí – dije y me acerqué mas – no tolero que me molesten y mi paciencia no es eterna, de hecho, es muy escasa. Que la golpearan fue la gota que rebalsó el vaso y no me arrepiento haberles visto la cara de terror al mantener un arma apuntándoles, ellos decidieron meterse conmigo, no yo.
Harold se quedó anonado frente a mis palabras, digamos que yo también. Simplemente me salió del alma. Me alejé más de él.
- Ahora dime la verdad, quieres que me entregue porque a quien quieres es a _____, ¿no es así? - Él me miró y no respondió - Que cobarde forma de ganarte el corazón de alguien – reí sarcásticamente y volví a acercarme a él – quizá tenga ganado el pasaje al infierno. Pero si vas a tomar el riesgo de salvar a _____ sin dispararle a alguien, entonces te garantizo que morirás antes que yo - él me miró atento - tú elijes.
Dichas esas palabras, me alejé de él y caminé hasta la puerta. “Piénsalo” le dije antes de cerrar la puerta detrás de mí.
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