Capítulo 14:
Dudé por unos segundos.
- No lo sé – respondí
Liam suspiró rendido.
- Bien, entra a tu casa entonces – dijo y señaló sin apuntar con el dedo índice a mi casa.
Miré a mi casa y volví a él.
- ¿Podemos hacer algo no-fuera de la ciudad? – pregunté algo débil.
Liam me miró y volvió a suspirar.
- Bien, ¿y… a dónde quieres ir? – preguntó
- Quizá podríamos ir al cine… - contesté
- ¿Qué película quieres ver? – preguntó
- Una romántica – contesté sin pensar, sinceramente, salió del alma.
Liam me miró en silencio.
- ¿Romántica? – preguntó - ¿Por qué romántica? ¿No puede ser de miedo o de acción? – preguntó otra vez
- No me gustan ese tipo de películas – contesté rápidamente
- A mí no me gustan las románticas, son muy cursis – dijo él
- Pues, bien, volveré a casa – dije y di media vuelta
- No, no, aguarda – dijo él y tomó mi brazo, posteriormente, me hiso girar – está bien, será romántica
Dichas estas palabras, bufó y se fue directo al auto. Reí victoriosa y copié su acción, solo que dirigiéndome a el asiento copiloto.
Liam manejó en silencio, pero había una canción de los Beatles de fondo. Me gusta su estilo.
Llegamos al cine y nos dirigimos a la tienda.
- ¿Quieres algo? – preguntó
- Uhm… ¿Qué tal unos pochoclos? – pregunté
- Unos pochoclos y coca grande, por favor – dijo dirigiéndose a la mujer de la caja, que lo mirada “interesada”
- Claro que sí, lindo, aguarda unos segundos – dijo y se dirigió a buscar un vaso grande.
Mientras que llenaba el vaso, movía el… trasero y cada tanto giraba el torso y le hacía una mueca rara con la boca a mi acompañante.
La miré fulminante. Y luego lo miré a él, quien me miró y me hiso un gesto con los hombros.
La mujer terminó de servir los pochoclos y puso todo sobre la mesa.
- Bien, bomboncito, son veinte dólares – le dijo la chica.
Saqué mi billetera pero algo me lo impidió.
- ¿Qué haces? – preguntó
- Saco mi billetera, no es de regalo, Liam – contesté incrédula
- No dejaré que pagues – sentenció
- Pero… yo lo pedí – dije
- Cierra la boca – dijo de manera no-agresiva.
Le dio los veinte dólares a la mujer.
- Bien, papito, tienes que firmar aquí – señaló un lugar del ticket – aquí tu nombre y abajo tu número de teléfono – dijo y le guiñó el ojo.
Liam la miró y arqueó ambas cejas.
Mi paciencia se colmó.
- ¿Quieres algo más, perra? ¿Su DNI también? – pregunté harta y la mujer me miró amenazante.
- _______, calma – dijo Liam escribió unos números en el papel – llámame – dijo dirigiéndose a la mujer de la caja
Me quedé con la boca entre abierta, no puedo creer que haya hecho eso y me haya dejado tan mal en frente de ella.
Le entregó el papel, tomó las cosas y se dispuso a caminar.
- ¿Te parece pasarle tu número a esa perra mientras estás conmigo? – pregunté enfadada luego de girarme al habernos ya alejado de la tienda – que falta de consideración
- Oye, oye, ¿de verdad crees que le di mi número real? – preguntó
- Pues… - dije dudando- ¿sí…?
- Me temo que no, ______ - habló
Me quedé callada, pero con la boca entre abierta.
- Creí que… - balbuceé
- Creíste mal, ahora, ¿entramos? – preguntó
Asentí y él abrió la puerta donde se compraban las entradas.
- Bien, las malditas películas románticas son “A tres metros sobre el cielo”… “Recuerd…” – habló
- A tres metros sobre el cielo – dije al instante
- Pero hay muchas otras – dijo Liam
- Quiero esa – dije rápidamente
- Bien, como digas – dijo frustrado.
Compramos las entradas, o más bien, él las compró. Luego nos dirigimos a la enorme sala.
Se preguntarán por qué elegí esa película… muy fácil, ya conozco el tráiler y además de ser una gran película, creo que se asemeja a él y a mí. No sé de qué forma, porque no conozco mucho su vida… y tampoco sus actos, pero algo me dice que nos describe bastante.
Nos sentamos en una parte de la zona más alta de la sala, a un constado. Yo me senté contra la pared y él a mi lado.
La película comenzó y ambos estábamos muy alejados, él, con el brazo apoyado en el apoyabrazos que no compartíamos, sino el del otro lado y yo… nada, yo miraba la película y cada tanto, a su hermoso perfil. Su cabello corto le sienta muy bien. Mientras la película avanzaba, yo notaba que en sus ojos había un pequeño brillo. Notaba que quizá se sentía un poco incómodo.
Sus comportamientos eran realmente extraños. Cada tanto miraba su celular y al no notar nada, lo guardaba otra vez.
Apenas hubo un roce entre nosotros, cuando el cambió de apoya brazos, quizá, por estar cansado de estar en la misma posición, y la verdad es que no duró mucho, porque a penas sintió mi brazo chocar contra el suyo lo sacó. No sé realmente lo que quiere, me invita a salir y no pasa nada, literal, nada. Un celular comenzó a vibrar, no tardé en darme cuenta que se trataba de su celular.