Capítulo 11:
- Oh, sí claro, yo vengo a verte y eso no me hace un príncipe, pero a él sí, ¿cierto? – dijo incrédulo.
Ya me estaba hartando de que él me pasara por arriba y que yo no le dijera nada, así que me armé de valor y le contesté.
- ¿Cuál es tu problema? ¿Por qué apareciste de esa manera en el parque? – pregunté
Me miró fijo y mis piernas volvieron a temblar.
- Porque es un idiota – dijo
- ¿Cómo lo sabes? – pregunté cruzándome de brazos.
- Se hace el perfecto, pero nadie lo es – contestó él
- Y si nadie lo es, ¿por qué te molesta tanto? – pregunté
Me miró profundamente.
- ¿Quieres saber la verdad? – preguntó y asentí – pues no lo tolero.
- ¿Que no toleras? – pregunté - ¿A él o el hecho de que pase tiempo conmigo?
Me miró con ojos abiertos y boca semi abierta también. ¿De dónde saqué la valentía para enfrentarlo así? No lo sé. Simplemente me salió del alma.
Se acercó peligrosamente a mí y puso una mano en la pared, acorralándome.
- Paso por ti mañana a las tres – dijo él y me sorprendí – estate lista
Dichas estas palabras, se alejó de mí, se puso su abrigo, abrió la puerta y se fue, sin nada más que decir.
Me quedé mirando la puerta, aun estaba algo aturdida por el momento que viví.
Cuando salí de mi trance, me dirigí a la cocina, será mejor que comience con la sopa, está a punto de ser las ocho de la noche.
Preparé el caldo y seleccioné los fideos. Puse a hervir el caldo y coloqué, también, algunos vegetales para acompañar la sopa. Mi celular comenzó a sonar así que me acerqué a él y lo tomé.
- ¿Hola? – atendí
- _____, soy Lou
- Louis, ¿Qué tal? – pregunté
- Bien, estoy aquí con Harry y Eleanor, ¿Cómo estas tu?
- Bien, algo cansada y hambrienta – contesté
- Oye, ¿qué tal si vamos a almorzar luego de la universidad mañana?
Fruncí el seño al recordar que, según Liam, mañana no habría universidad.
- Chicos, Li… - dudé un segundo en decirle a Lou que Liam Payne había estado en mi casa
- ¿Li…? – preguntó Lou, desconcentrándome
- La directora llamó, mañana no habrá universidad – informé
- ¡Genial! ¿Oíste Harry, mañana no habrá universidad? – exclamó Lou
Se escuchó un grito de felicidad, proveniente, seguramente, de Harry.
- Quizá podríamos ir a desayunar juntos – hablé
- Genial idea, Eleanor ya se está recuperando, así que la llevaremos – dijo Lou
- Bien – dije – mándenle un saludo
- Lo haré, pasamos por ti a las diez, ¿te parece? – preguntó Louis
- Claro, genial – dije sonriente, aunque ellos no pudieran verme – nos vemos mañana, adiós – dije
- Adiós, Harry te manda un beso en el mismo lugar que hoy a la tarde – dijo Lou entre risas y se escuchó un “oye” por parte del chico de ojos verdes.
Me sonrojé por ello.
- Dile que se lo devuelvo – reí – adiós – dije y corté.
Escuché el ruido de las llaves y me acerqué a la puerta. Divisé a Steve por el ojo de la puerta. Cuando el entró, lo abracé.
- Te extrañé, hermanito – dije
El pobre chico traía una maleta, papeles, y todo lo que se te pueda ocurrir, y a mí en brazos. Rió y me abrazó.
- Te diría que te extrañé pero tengo hambre, ¿está lista la sopa? – preguntó
- Ya casi – dije y me separé de él para dirigirme a nuestra pequeña cocina.
Él siguió mis pasos hacia la cocina y se sentó en una banqueta.
- ¿Por qué no vas a bañarte y luego bajas a comer? – pregunté
Steve no apartó su vista de mí. Volteé para mirarlo, sonreía como tonto.
- Otra vez con cara de idiota – reí - ¿piensas en cuando era más tierna?
- No, pienso en que te pareces mucho a como recuerdo a mamá – dijo
- Steve – dije luego de un rato – sabes que no me gusta hablar sobre mamá – dije
- Lo sé, lo siento – dijo él – bueno, me iré a bañar
Dichas sus palabras, subió las escaleras, rumbo a la ducha.
Continué cocinando la cena, pero mi mamá se me cruzó por la mente. La extraño, mucho, aunque jamás la conocí. Y también a papá, con quien pude compartir algunos momentos. Niñez difícil. Vida difícil. Pero Steve y yo salimos adelante y eso es lo importante. Aunque daría cualquier cosa por pasar dos segundos con mis papás. Conocer a mi mamá.
Cuando la sopa estuvo lista, puse la mesa y serví un poco de la cena en dos platos distintos. Llamé a Steve para comer, quien respondió con un “ya bajo” y luego de un minuto, estuvo abajo.
Cenamos tranquilos, y me contó acerca de su problema en la empresa, por suerte, lo solucionó y ahora todo marcha normal. Cuando terminamos, yo lavé los trastos ya que Steve estaba cansado por tanto trabajo, así que se fue directo a la cama. Cuando di por finalizada la tarea de lavar los platos, subí a mi cuarto.
Recorrí las escaleras y caminé hasta mi cuarto, abrí la puerta y casi grito al verlo allí.
- ¿Qué diablos haces aquí? – dije en susurro, pero algo fuerte.
- Tranquila, solo vengo a asegurarme de que mañana asistas a tu tonta cita con Harold a tiempo – dijo tomando mi despertador
- Oye, ¿Qué? ¿Cómo sabias eso? – pregunté confundida
- Lo sé todo – dijo haciéndose el misterioso.
Lo miré entrecerrando los ojos.
- Ya, enserio, ¿cómo lo sabías? – pregunté harta de respuestas que… no responden a mi pregunta.
- Fácil, te escuché – dijo
- ¿Y cómo hiciste para escucharme? – pregunté curiosa
- Oye, ¿Qué importa? Lo importante es que sé que mañana tendrás una cita con Harold y luego pasarás el resto del día conmigo – dijo victorioso.
- ¿El resto… del día? – pregunté con tono coqueto y poniendo mis brazos en jarra.