capitulo 33

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Capítulo 32:

Luego de comer, bailamos un poco, pero durante toda la velada, no dirigimos el tema a Liam. Agradezco eso, aunque tengo muchas dudas. Harry se comporta como un caballero y gran compañero cuando está conmigo, eso me encanta, y también, le suma puntos. Creo que sería el novio ideal. Me senté en una silla porque ya no podía bailar mas, me sentía algo mareada.

- ¿Sucede algo? – preguntó él, acercándose.

- Algo, estoy muy mareada, quizá me resfrié – contesté.

- Ven, será mejor que te lleve a tu casa – dijo entregándome una mano, tomé la misma pero en el intento de pararme, me caí y sentí que mis ojos se cerraban.

Estaba en un callejón, no sé qué pasaba. Todo era tenebroso y oscuro. Había tachos de basura y de las alcantarillas, surgía el vapor que provenía de las calientes aguas de allí abajo pero al chocar con el frío clima de Wolverhampton, se producía un extraño vapor. Yo estaba vestida de negro. Vi una figura que se paraba en el resplandor de la luz de la ciudad, justo en la salida del callejón. La figura se acercaba pero mis piernas no respondían, era como estar clavada al piso. Cuanto más esa figura se acercaba, mas podía reconocerla.

- ______ - dijo él – mañana no camines sola.

- ¿Qué? – pregunté.

- Mañana no camines sola – repitió.

- ¿A qué te refieres? – pregunté.

- A que no camines sola mañana – dijo él

No entendía a qué se refería. 

Él acarició mi mejilla.

- Despierta, ________ - me dijo con una voz que no era la suya, sino que era la de Harry. Lo miré extrañada – Despierta, _______ - repitió y una luz se apoderó de mi vista.

Empecé a reconocer los colores y las figuras que me rodeaban, que de hecho, eran muchas. Pero me detuve en una silueta.

- ¿_______? – preguntó.

- ¿Harry?

- Cielos, que suerte que estás bien, creí que algo te había pasado – dijo él.

- ¿Qué… qué sucedió?

- Te desmayaste – dijo.

- ¿De veras? – pregunté con voz débil, pues así me sentía. Débil.

- Si, ven, te llevaré a casa.

Harry tomó su abrigo y él mío, me alzó y me llevó al auto, donde abrochó mi cinturón del asiento copiloto. Arrancó directo a casa.

Durante el viaje me sentía algo dormida y rara. Pero no hablé. Él tampoco lo hiso. Llegamos a casa y me pidió que me quede. Yo le hice caso. Él bajo y toco el timbre de mi casa, mi hermano abrió y se quedó hablando con él. Un rato después, mi hermano vino y me llevó hasta mi habitación.

- ¿Cómo te sientes? – Preguntó Steve, luego de darme mi remedio.

- Agotada – contesté – me siento muy mal.

- ¿Qué te duele exactamente? – preguntó Harry.

- No lo sé, estoy mareada y tengo nauseas – respondí – también tengo sueño.

- Quizá sea una gripe que se agrava por la anemia, ¿tú qué crees? – le preguntó Harold a mi hermano.

- ¿Cómo… cómo sabes lo de mi anemia? – le pregunté a quien había sido mi cita esta noche.

Jamás le había mencionado a Harry acerca de mi anemia.

Mi hermano y Harry se miraron.

- Yo se lo conté, _____, creo que si va a salir contigo, debería saberlo – dijo mi hermano.

- Sabes que no me gusta que la gente se entere.

- ¿Por qué no? Ahora que lo sé, estaré más atento contigo, pequeña – dijo.

- Por lástima – susurré por lo bajo.

- No te tengo lástima – dijo Harry.

- ¿A no? – pregunté incrédula.

- No – sentenció él.

Hubo un silencio entre nosotros.

- _____, te traeré un jugo de naranja, tiene vitaminas, te hará bien – dijo mi hermano y se fue de mi habitación.

- Lamento haber arruinado la noche – le dije a Harry quien me miró tiernamente.

- No lo hiciste, linda – dijo Hazza - no te preocupes, ahora necesitas descansar, ¿sí?

Asentí pero mi celular comenzó a sonar. Era un número desconocido. Miré de manera extraña mi celular pero en fin, atendí.

- ¿Hola?

- Ten cuidado, Jasmine, estoy más cerca de lo que crees.

Miré el celular y vi como la pantalla volvía a la pantalla de inicio. La llamada había sido finalizada por quien me había llamado. 

¿Quién en este mundo me llama “Jasmine”? Ni siquiera mi hermano me llama por mi segundo nombre. No reconocí esa voz, era una voz grave, era como si fue computarizada para ser así. Para que no la reconociera. No miré a Harry, estaba metida en mis dudas y pensamientos. ¿Quién era esa persona? ¿A que se refería con que tenga cuidado? ¿A qué se refería con que estaba cerca? Cielos, eso daba miedo. Creo que había empalidecido porque Harry me miraba muy raro.

- _______, ¿estás bien? ¿quién era? – preguntó.

- Estoy bien, estoy bien, solo necesito dormir – dije.

- Bien, nos vemos entonces – dijo él pero tomé su mano.

- ¿Puedes quedarte? – le pregunté.

- ¿Quedarme?

- Si, no quiero estar sola hoy, ¿puedes? – puse mi más cara de tierna.

- No puedo, mañana hay universidad – dijo.

- ¿A sí? 

- Si – dijo él – la directora llamó y me informó.

- Oh… 

- No vayas mañana, quiero que estés bien – dijo él y lo miré enternecida.

- No iré, no me siento como para ir – dije.

- Bien, yo les avisaré a las maestras – dijo Harry.

- Gracias, por todo – dije y le sonreí.

Él me devolvió la sonrisa y se acercó lentamente. Cuando sus labios tocaron los míos, presionó más fuerte y comenzó a mover sus labios, yo lo seguía. Cabe aclarar que él estaba sentado en mi cama y yo, acostada en la misma. Rodeé su cuello con mis brazos y comencé a acariciar su enrulado cabello. Jugaba con las puntas de su preciado pelo y es acariciaba mi espalda, colocando su mano entre mi espalda y el colchón de la cama. Yo me senté en la cama y así pudimos, juntos, intensificar ese hermoso beso. Nuestras lenguas se juntaron. 

Alguien toco la puerta y tuve que separarme de él, lo miré unos segundos a esos ojos tan hermosos y volví a acostarme en la cama. Él fue y abrió la puerta.

CriptonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora