Capítulo 19:
- ¿No dirás nada, querida? – dijo aquel hombre, quitándome de mis pensamientos
- No… no tengo nada que decirle a usted – dije, con cierto miedo.
- Pobre niña, no sabes con quien te estás metiendo – dijo y se fue.
Me quedé anonada, no sabía qué hacer. ¿Llamar a la policía? ¿Correr? Creo que descartaré la última opción por el dolor de mi pie.
Agarré mi celular y marqué el número por el cual Liam me había mandado el mensaje, hace un rato, para decirme que baje.
- ¿Hola? – preguntó una voz
- Soy _____ - dije rápidamente
- ¿Qué __...? – alguien lo interrumpió
- ¿______? – preguntó alguien, con algo de entusiasmo.
- ¿Quién habla? – pregunté
- Liam – contestó
- Liam, necesito que vengas por mí, tengo que decirte algo – dije
- Ya voy para tu casa – dijo
- No, no – intervine antes de que cortara – no estoy en casa
- ¿Entonces, dónde? – preguntó
- En un callejón, a unas cuadras de mi casa, no sé exactamente donde – contesté
- Te buscaré – dijo y cortó
Yo seguía sentada en el piso, mi pie estaba hinchado no podía apoyarlo o dolería demasiado. En el cielo se presentaban nubes que amenazaban con tormenta.
Un rato después, vi dos figuras, una de ellas, rengueaba un poco.
- Liam, allí – dijo esa figura que parecía herida
El otro hombre se dio vuelta y corrió hacia mí.
- _____, ¿te encuentras bien? – preguntó
- No del todo – conteste – mi pie – dije y le señalé mi pie derecho.
Él lo observó y luego se volvió a mí.
- ¿Puedes caminar? – preguntó
- No - respondí – duele mucho
El me miró con ojos brillosos y se acercó a mí.
- Llama a tu hermano – dijo
- ¿No es más fácil que me lleves a un hospital?
- Ya te lo dije, no tengo una buena relación con los médicos, él te llevará – dijo – pero te llevaré hasta casa
Asentí con la cabeza.
Liam me alzó en brazos y me acordé de cada movimiento de su anatomía, de sus músculos, de su respiración cuando camina. Recuerdo que hace un tiempo, no muy largo, cuando recibí un golpe por él, había sentido sus músculos fuertes sosteniéndome. Llevándome.
Cuando llegamos a casa, le di la llave a Zayn para que abriera y desactivé la alarma, luego de que la puerta se encontrara libre de pasar. Liam me sentó en un sillón y a mi lado se sentó Zayn. El castaño corrió a la cocina para buscar hielo. Y así fue. Colocó el hielo en mi tobillo para que no se hinchara demasiado. Estuvo un buen rato observando mi pie. Mientras colocaba el hielo. Ya había llamado a mi hermano y estaba en camino. Mi pie había tomado un color algo violeta, quizá esté esguinzado, según Liam me contaba.
- Tenias algo que contarme – dijo él
- Si, tienes razón – dije
- Y… dime – habló mientras seguía concentrado en mi pie.
- ¿Recuerdas al hombre de la plaza, el que tiene una cicatriz en la cara? – pregunté y él me miró
Sus ojos tenían cierto brillo, quizá de preocupación.
- ¿Qué hay con él? – preguntó algo enfadado
- Me persiguió hasta que cayera y me preguntó de dónde venía – respondí y él abrió los ojos como platos.
- ¿Y qué dijiste? – preguntó con nerviosismo y enfado
- Que él no era nadie para preguntarme eso – contesté
- ¿Te dijo algo más? – preguntó
- Uhm, recuerdo que me dijo algo como “no sabes con quien te estás metiendo” – respondí
Él se quedó mirándome.
- Liam, creo que tenemos que hablar – dijo Zayn
Liam asintió y se alejó de mí para charlar en otra habitación.
Como pude los seguí y pude oír algo de lo que decían.
- Liam, esto se te está yendo de las manos – dijo el morocho
- ¿Y qué puedo hacer? ¿dejarla sola? – contestó Liam, enfadado
- No, pero debes alejarte – dijo el morocho – tú no sabes de lo que X es capaz
¿X? ¿Quién diablos es X?
- Lo sé – dijo y suspiró - ¿pero qué puedo hacer?
- Liam, tu sabes lo que tienes que hacer – dijo Zayn.
- Tienes razón – dijo el castaño y el timbre de mi casa sonó.
Como pude, me moví rápidamente hasta donde estaba antes.
Liam pasó por mi lado, como si nada y abrió la puerta.
Steve pasó a Liam con un simple movimiento y se acercó a mí.
- ¿Qué sucedió? – preguntó mi hermano, Liam cerró la puerta.
- Caí por la escalera – mentí y Liam alzó una ceja
- ¿Te duele mucho? ¿Te golpeaste la cabeza? – preguntó mi hermano, desesperado.
- No, estoy bien – dije
- Y ustedes… - dijo mi hermano mirando a Liam y a Zayn – gracias por socorrerla
- No fue nada – dijo Zayn – ahora debemos irnos – dijo y miró a Liam.
Pero alguien tocó la puerta.
- ¡_____, soy Louis, ábreme!
