capitulo 24

176 4 0
                                    

Capítulo 24:

Me pareció tierno de su parte, pero las ganas de hacerlo completamente mío no desaparecían. Él me empujó levente hacia su cuarto, con su mano en mi espalda. ¿Puedo desear mas a un hombre? Hasta su mano en contacto con mi espalda me hace tocar las nubes. 

- ¿Tienes algo cómodo para que me ponga? – pregunté

Él me miró de una manera extraña. Como si tuviese miedo.

- ¿Pasarás la noche? – preguntó.

- Supongo que te molestaría – dije.

Ya estaba cansada de intentar acercarme a él cuando él solo se aleja. Estoy devastada de intentar que él se sienta atraído por mí.

Él no contestó, solo me miraba.

- Solo me recostaré un rato, ¿sí? – dije y me tiré pesadamente en la cama y me tapé con sus calientes sábanas. 

Ya me sentía devastada. No sé exactamente por qué, pero el hecho de que él no me prestara atención, o me rechazara, me agotaba. 

Él se quedó un tiempo parado. Yo cerré los ojos. Caí en un sueño, que no recuerdo, pero cuando abrí los ojos giré mi cabeza y él estaba durmiendo a mi lado. Se veía relajado, tierno. Hermoso como él solo puede ser. Sonreí al ver su carita tan tierna. Él puede dar miedo, pero es locamente hermoso.

Él abrió los ojos lentamente y me miró tiernamente. Creo que se me aceleró el pulso cuando me miró de esa manera. Liam miró su reloj y se asombró.

- ¿Qué? – pregunté

- Son la una de la mañana, tu hermano va a matarme – dijo e intentó pararse. 

Sin salir de la cama, lo frené, tomándolo de ambos brazos.

- Liam, ya no importa, será mejor que aparezca en la mañana – dije y él se tranquilizó - ¿puede ser?

Él asintió y volvió a acostarse contra el respaldo de la cama y pasó su brazo por su cabeza. Me senté cerca de él.

- No puedo dejar de agradecerte por haberme preparado esa linda cena, haberme dejado quedarme aquí y por haberme salvado de lo que podría haber sido algo peligroso para mí – le dije al oído, sentí como se estremeció. Giró su cara para mirarme. – Gracias – volví a decirle.

Nos seguíamos mirando mutuamente. Me acerqué. Al diablo el orgullo, quería besarlo con todas mis ganas. Me acerqué más y más pero él se aparto. Me rindo. No puedo con él, es suficiente. Me separé de él y salí de la cama. Comencé a ponerme los zapatos, mis lágrimas no tardarían en caer y no quiero que él lo vea. Él se paró, rodeó la cama y llegó hasta donde yo estaba. Tomó mi mano y me obligó a pararme. Lo miré con decepción de mi misma. Él me miró con ojos algo dolidos.

- No quiero que te sientas rechazada o ignorada – dijo él.

- Está bien, olvídalo – dije y solté su mano.

- Escucha, no es que tenga algo contra ti, es solo que – dijo y suspiró – no puedo.

- Y yo no te entiendo, pero ya no puedo ¿sí? Solo déjame ir a casa – le pedí.

- No estés así, de ser por mí, te hubiese correspondido el beso, es solo que no puedo, ______, en serio – dijo.

Quizá si lo presionara él me besaría, sin importar el por qué no puede.

Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué a besar su cuello. Lo haré sufrir hasta que ceda a besarme. No me iría de allí sin lograrlo. Él dejo sus brazos a sus costados, como si se hubiese quedado petrificado ante mi reacción. Sentía como sus músculos se tensaban. Succioné más la parte entre su cuello y su hombro para dejarle una marca. Eres mío, Payne.

CriptonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora