Capitulo 17. ¿Es por qué yo no soy ella?
¿Quién iba a imaginar que los besos pudieran saber tan bien? En la manera que lograban alejar en parte aquel dolor que quebraba el alma.
Aquel rubio se encontraba acostado mientras era suavemente mimado por aquellos labios que le recalcaban que solo ellos eran los merecedores de aquellos pequeños momentos, pequeños y gloriosos momentos capaces de arrancar de su espíritu la gran mancha negra que dejo aquella cruel partida.
—Hina, ¿Ya no te iras? —Le murmuró suavemente con miedo de romper aquella cálida atmosfera que hace bastante tiempo no sentía
—mmm ¿Irme? —No comprendiendo aquellas palabras mientras acariciaba suavemente sus labios contra aquella madura boca embriagadora
—Has dicho que ibas a colocar un cierto límite entre nosotros—Refunfuñando al no agradarle aquella palabra
—Yo nunca he dicho que me iría—Algo divertida de notar aquel pequeño puchero en aquel hombre con licor en su sangre
—... ¿Me lo prometes? —Susurro intentando apaciguar aquella pequeña duda en su interior, realmente no quería perder a aquella simpática jovencita
—Necesitarías de mucho esfuerzo para apartarme de aquí...--riendo con algo de gracia hasta que noto que el rubio realmente estaba preocupado por aquello—Me iré cuando tú ya no quieras mi ayuda
—No puedes irte aunque ya no necesite tu ayuda—Siendo capaz de mantenerla cerca de el
— ¿Por qué no? No creo que sea bueno tenerme merodeando en tu hogar cuando seas capaz de encontrar a alguien más—Su voz se suavizo en medida que acariciaba aquellos rubios cabellos.
— ¿Encontrar a alguien más? —El cerró sus ojos a medida que aquellas caricias volvían a adormecerlo— ¿Por qué crees que encontrara a alguien?
—Sigues siendo alguien joven—Sus pensamientos se fueron centrando en aquel hombre que lentamente iba domando a base de nuevas caricias y momentos a solas donde la paz parecía reinar, provocando que ella no creyese que alguien como él fuera capaz de permanecer tanto tiempo solo.
Era cierto que su esposa lo abandono, y con el tiempo él podría superarlo. Y siendo el alguien tan apuesto con un corazón tan noble, no era posible que pudiera permanecer solo sin que alguien no lo quisiera para su vida entera.
—Hinata no volverá, ¿cierto?
Y nuevamente él fue capaz de sobre encoger su corazón, el seguía pensando en ella. El seguía añorando cada vez que miraba la puerta que ella apareciera para despertarlo de aquella pesadilla.
¿Acaso ella era parte de su pesadilla? Después de todo apareció justamente en el momento en que su esposa lo abandono.
—Si no es con ella, entonces...yo no quiero estar con ninguna otra mujer más —Los labios de la peliazul comenzaron a temblar ante aquellas simples palabras, ¿Acaso quería decir que su presencia también era perturbadora? Aunque minutos antes le pedía que no se fuese —...Eso fue lo que pensé antes de volver a verte, simplemente pienso que...si es contigo, no me molestara
Aguanto por unos instantes la respiración ante aquella frase que resonó en su mente como algún tipo de rezo capaz de llenarla por completo.
—Así que más te vale que no te alejes de mi lado, no lo voy a permitir — repitiéndolo una y otra vez con tal de que ella entendiera por completo que no iba a permitir que esa palabra de "limites" saliese de sus labios.
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Perdóname
RandomMuchas veces cuando alcanzas un sueño, este no te trae una completa felicidad como pensaste en un principio. Tu familia se desmorona, y solo te quedas de pie observando como el tiempo pasa con crueldad. Pensaste, que podías con ello. Que con el amor...