Perdóname

Queridos Boruto y Himawari

Capitulo 25. Queridos Boruto yHimawari

Aquel cuarto intacto que minutos antes se encontraba resguardando a una joven Hyuga, ahora solo se volvía un pequeño refugio para dos personas que mediante besos y mimos intentaban sanar sus heridas, no las que presentaban a nivel físico más bien lo que necesitaban con urgencia, algo que pudiera aliviarlos a nivel espiritual, pero a medida que pasaban el tiempo juntos se daban cuenta que todo el dolor se extinguía como si nunca hubiese sido una cruel carga sobre sus hombros.

¿Qué tipo de magia era aquella? La adolecente teniendo esa pregunta en la mente se apartó unos instantes del hombre maduro que tenía encima suyo, cautivándose al verlo con sus ojos cerrados y los labios levemente hinchados ¿Quién iba a imaginar que un hombre pudiera ser adorable y salvajemente atractivo a la vez?

— ¿Ya te encuentras mejor? —Su voz no rompió en ningún momento aquel extraordinario momento de complicidad en la medida que sus manos subían de su cuello hasta poder acariciar aquellas mejillas decoradas con tan graciosos bigotes. Como estaba encantándose con aquella complicidad, nacida tal vez por aquel viaje extraño a su mente, a su dolor y su entendimiento con tan solo ese simple momento sentía que lo conocía tan profundamente que se sintió unida a él a un nivel mucho mayor que el compromiso que aquel anillo en su dedo simbolizaba y no pudo evitar sonreír de forma más radiante al sentirse parte de algo que nadie podría romper.

—.... —No pudo evitar reírse cuando aún con los ojos cerrados el adulto simplemente afirmo embobado con su cabeza, perdido aun en las sensaciones de los jóvenes labios que hicieron lo que quisieron con los suyos, mordiéndolos, torturándolos hasta que se doblegaran por completo a su voluntad...¿Quién pensaría que una jovencita lo dejaría sin aire?

¿Cómo era posible que una jovencita pudiera controlarlo con un simple beso? Incapaz de poder verla se mantuvo en la misma posición para intentar controlar nuevamente sus extremidades que se adormecieron de una forma placentera ante aquella danza que lo llevo desde un paraíso fresco hasta el más ardiente de los abismos infernales... No era que con su esposa no sucediera algo parecido, pero en ese momento no había punto de comparación y no pudo evitar sentirse como el mismo adolecente de antaño que gritaba por toda la aldea haciendo travesuras a cualquier ser que pudiera tomar desprevenido ¿Sería acaso esto lo que llamaban "La flor de la juventud"? ¡Tenía unas ganas tremendas de dejar su papeleo para competir con Lee y Gai-sensei!

El monologo interno se le termino de manera abrupta cuando risas inocentes de niños fueron capaces de llegar al oído de ambos, que no tardaron en separarse como si el otro fuese agua hirviendo, pero mantuvieron una sonrisa cómplice cuando se miraron antes que la puerta fuera bruscamente abierta.

— ¡Hola! —Se presentaron los dos pequeños Uzumaki que habían ido a visitar a la adolecente una vez que supieron que se encontraba en el hospital descansando, los niños parecieron totalmente encantados al ver a su padre allí junto con aquella versión pequeña de su madre que aunque tuviera parches por su rostro parecía totalmente abrumada de felicidad.

— ¿Qué ha pasado aquí dettebasa? —El pequeño rubio alzo una ceja cuando vio a su padre de pie dándole la espalda a la Hyuga que solo se encontraba mirando hacia abajo con una pequeña sonrisa, pero ambos totalmente sonrojados y nerviosos.

— ¿P-por qué crees que ha pasado algo? Que imaginación tienes Boruto Dettebayo—Rascándose la mejilla para evitar más cuestionamiento de parte de sus hijos.

— ¿Se comieron un dulce que no quisieron darnos? —El pequeño puchero de la niña solo causo que tanto su hermano como su padre quedaran flechados, logrando otra vez la risa de la adolecente que simplemente los miraba en silencio.