Perdóname

Entre una coneja y una gatita

Capitulo 21. Entre una Coneja y una Gatita

No se suponía que esto pudiese pasar, aunque pensándolo bien... ya era raro que el hombre rubio no quisiera venganza respecto a la humillación que vivió por culpa de su esposa y mejor amigo...y considerando que ella era un vivo reflejo de aquella mujer, estaba claro como el agua la razón por la que tuviera que correr.

Tomando con fuerza la mano de su acompañante rubia comenzaron a correr, intentando pensar en una manera para llegar al Naruto que todos adoraban pero ahora estaba corrompiéndose por el dolor.

—Él no te hará daño, pero si en este momento te alcanza...no será el—Preocupada Shion miraba debes en cuando atrás, y aunque no pudiera ver a su cazador podía sentir perfectamente que eran observadas entre las sombra.

—Lo sé, solo debemos correr hasta pensar en algo para poder enfrentarlo—Mordiéndose los labios y maldiciendo a su vez a los estúpidos de la mañana, si no fueran por culpa de ellos tal vez hubiera podido tener alguna oportunidad para acercarse a Naruto pudiendo defenderse si la atacase—Shion, si el termina alcanzándonos no mires atrás

— ¿A qué te refieres?

—El solo me quiere a mí, desea vengarse. No es tu pelea

— ¡Tampoco la tuya! Él quiere vengarse de su esposa

— ¡Pero yo soy el reflejo de su mayor rencor!

—Y es por eso que no dejare que te ponga una mano encima hasta que vuelva a ser el mismo rubio de siempre—La determinación en la mirada de una sacerdotisa incapaz de meterse plenamente en un campo de batalla la conmovió. Apenas la conocía y comprendía perfectamente por quien venía... Y aun así creyó en cada una de sus palabras de no permitir que Naruto cometiera un error que luego lamentaría

—Gracias

—Gracias a ti, por no salir huyendo desde antes

Antes que pudiera preguntarle a que se refería, el rugido casi animal rompió la quietud tormentosa. Él iba pisándoles los talones, no apresurándose por alcanzarlas como si disfrutara el terror psicológico que les estaba administrando...

Las estaba cazando...a medida que con una voz tan gruesa como el filo de los cuchillos tatareaba una canción en aquella fría noche.

"Ella se quedó allí riéndose...

Sentí el cuchillo en mi mano...y ella no reirá más"

Y efectivamente, él se encontraba recorriendo aquellas calles sin mayor esfuerzo que el que administraba para cantar una pequeña tonada hacia la mujer que rompió cada uno de sus sueños y esperanzas. Disfrutando el aroma de miedo que sudaba su presa a medida que su respiración se iba volviendo cada vez más agitada.

¿El terror podría compensar su abandono? Tal vez...tal vez una eternidad lo haría, pues en ese instante mientras la maldad se apoderaba de cada una de sus células, la idea de desaparecerla del mapa seguía sin interesarle...

No...la muerte por su pecado era un precio demasiado bueno, un acto de misericordia que él no estaba dispuesto a darle a su mujer. Si ella quería huir con un imbécil, pues la obligaría a regresar a su lado, para que soportara a la bestia que libero por sus engaños y su falso amor.

"Por favor...detente..."—Naruto en su interior seguía luchando contra las cadenas que intentaban aprisionarlo. ¿Es que tan difícil era entender que debía dejarle hacer las cosas a él?

"¡Cuando me libere de esto, ya vas a ver!" —Ni siquiera Kurama podría salir de aquellas cadenas para intentar frenarlo, ¿Por qué Naruto seguía insistiendo?