Capítulo 18: Shopie me cuenta su historia con Daniel

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Narra Briana:

Hacia mucho que no dormía tan agusto, pero tenía un hermano tan maravilloso y tan considerado que no se le ocurrió otra cosa que llamarme.

-¿Si?- Dije todavía dormida.

-Briana, ¿donde estás?

-¿Yo? En mi cama.

-¿¡Y que haces en la cama!? Te recuerdo que tienes trabajo.

-Tengo el día libre, además, no eres el más indicado para hablar.

-Perdona, pero yo estoy a punto de entrar a quirófano.

-¿Vas a operar? Creía que tú no operabas.

-Ya, pero necesitan mi ayuda.- Escuché como le llamaban desde el otro lado del móvil.- Me necesitan, me estoy poniendo de los nervios.

-Tranquilo, eres un buen veterinario, podrás hacerlo.

-Tengo que irme. Deseando suerte.

-Suerte, aunque no la necesitas.

Después le envié un beso y colgué.
Mire el reloj del móvil y vi que igual ya iba siendo hora de levantarme.

Llevaba un pijama con pantalones rosas y dibujos de conejitos, y la parte de arriba era blanca con y conejito rosa abrazándome.

Me puse una chaqueta de chándal y salí de mi cuarto. Puse la radio y me puse a desayunar, cuando acabó la canción se pusieron a hablar sobre el caso Poe. Nuestro caso. Mi caso.

No hacían más que hablar y hablar sobre Daniel, así que le lance una zapatilla y tire la radio.

-Vaya, tendremos que comprar otra radio. O no.

Me puse a recoger las cosas del desayuno y después recogí los restos de la radio.

Me hice una coleta, me puse un top y unos pantalones cortos y aprovechando el buen tiempo salí a correr.

Me puse los cascos y corrí por las calles de Londres sin rumbo fijo. Me gustaba correr, por Hyde park, por la calle... por donde fuera. Llegue hasta Abbey Road, donde me cruce con Shopie por la calle. Llevaba una camisa blanca, unos vaqueros negros rotos y unas botas. Seguía pareciendo estar cansada, y que una patrulla policial este todo el día detrás de ti, no es agradable.

-Shopie.- La saludé.- Buenos días.

-Hola. ¿Que haces por aquí?

-Hoy es nuestro día libre.

-¿Día libre?- Dijo algo indignada.- ¿Y que pasa con...?

-¿El caso?- La interrumpí.

Ella me miraba como si fuera culpa mía el hecho de tener un día libre, como si cada día que pasaba la alejaran más de Daniel.

-Estamos trabajando en ello.

-¿Sabes algo de Daniel?- Dijo dando un paso hacia delante.

-Puede que tenga buenas noticias.

Le conté a Shopie lo que había pensado acerca de los tatuajes y a ella pareció iluminarsele la cara.

-Daniel no se tardaría nada más. Y si se hizo el tatuaje del brazo, fue por que se lo pedí yo.

-Entonces podemos aferrarnos a esa pequeña posibilidad.

Shopie sonrió. Estaba muy enamorada de Daniel, y él parecía estar realmente preocupado por ella. Supongo que ambos han pasado mucho desde que se conocieron.

-¿Como os conocisteis Daniel y tú?- Pregunté de repente.

-Esa es una larga historia.

-¿Que te parece si te invito a un café y me lo cuentas?

-Hecho.

Shopie y yo fuimos juntas hasta una cafetería cercana y cuando nos trajeron los cafés, ella comenzó a contarme la historia.

-Yo vivía en Italia, y estaba en Londres de viaje de estudios. Un día fui a tomar un café en la descanso de mis clases a una cafetería que estaba cerca y... Daniel me tiro un café encima.

-¿Enserio? ¿Te enamoraste por eso?

-No solo por eso.- Se rió.- Se empeñó en invitarme a otro café, ya que él decía que había sido culpa suya.

-¿Y que más paso?

-Siempre íbamos a tomar café a la misma hora en el mismo sitio, y un día... se acercó a mí, completamente nervioso, intento decir algo en italiano de memoria y acabo sacando un papel.

-¿Que te dijo?

-Vuoi essere la mia ragazza?

-¿Que significa eso?

-"¿Quieres ser mi novia?"

-Oh, que mono. ¿Intento decirlo enserio en italiano?

-Si.- Se rió.- Su pronunciación era pésima.

-¿Y que le contestaste?

-Ho sognato ogni notte che ho fatto quella domanda dal giorno in cui ti ho visto.

-¿Traducción?

-"Soñé todas las noches en que me hicieras esa pregunta desde el día en que te vi."

-Que bonito.- Sonreí.-¿Que contesto él?

-"¿Que giorno ha visto a quien?"- Nos reímos.- No tenía ni idea de lo que le había dicho, así que le bese y hasta el día de hoy.

Era una historia preciosa. Ninguno de los dos de merecía esto, mi Daniel ir a la cárcel, ni Shopie sufrir la desaparición de él.

-Haremos lo imposible para encontrarle.- Prometí​.

-No lo dudo, gracias.

Después, nos despedimos y yo volví corriendo a casa.

¡No fui yo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora