Capítulo 43: Daniel se porta como un verdadero amigo

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Narra Briana:

¿Alguna vez habéis tenido ganas de moriros por culpa de un chico? Yo si.

Salí corriendo de la comisaría. Me daba igual lo que me dijera la capitán, solo quería salir de allí.

El sol empezaba a ponerse, lo que suponía que los demás no tardarían mucho en salir, así que comencé a caminar. Si llegaba a casa en ese estado, Axel iría a hablar con Tyler, y hablar sería lo único que no haría.

Por el camino, pase por delante de la casa abandonada de Daniel. La mire y mi cuerpo se movió solo hacia el interior.

Todo me parecía mucho más silencioso y espeluznante que nunca. Subí a la segunda planta y vi a Daniel, sentado en una esquina, leyendo el libro de Poe y comiendo patatas fritas de bolsa de las provisiones que le traje en otro día.

-Hola Bri.- Dijo con la boca llena al levantarse.- ¿Que tal el caso?

No pude decir nada. Baje la cabeza y apreté los puños. Comencé a llorar de nuevo. Abrí los ojos un poco, los tenía llenos de lágrimas pero aún así, conseguí distinguir las deportivas de Daniel ante mi.

-¿Que ha pasado?- Me pregunto cuando le miré.

Seguía sin poder hablar, tenía un nudo en la garganta y lo único que podía hacer era llorar, así que lleve las manos a la cara. Entonces, sentí que Daniel me abrazaba.

-Eh, tranquila.- Dijo y después me puso las manos en los hombros.- ¿Quien te ha hecho esto?

-A... a sido Tyler...

-¿El compañero que te gusta?- Llore más fuerte.- ¡Perdona! ¡Perdona! No debería haber dicho eso, que bocazas.

-Si. Ha sido él.- Dije los más digna que pude.- Necesito un amigo.

-Claro. Cuéntamelo todo.

Me senté junto a Daniel y comencé a contarle todo. Le conté también el pasado de Tyler y el mío. Había recogido las piernas con los brazos y apoyé la cabeza en las rodillas mientras hablaba. Daniel estaba a mi lado escuchando atentamente todo lo que decía sin interrumpirme.

-Que cabrón.- Dijo cuando terminen.- Si, creo que "cabrón" es la palabra adecuada.

-También fue el único al que le hable de lo de mis padre aparte de ti.

-Y el chico que te ha roto el corazón.

Suspiré y escondí la cabeza entre las piernas.

-No lo estoy arreglando, ¿verdad?

-La verdad es que no.- Dije sin levantar la cabeza.

-Lo siento. Es que es la primera vez que tengo que consolar a alguien que no es Shopie.

-No lo haces tan mal.- Dije secándome las lágrimas.- He conocido a gente que es un desastre consolando gente.

-Menos mal.

Debí haberle preguntado por Nico en ese momento, pero era lo que menos me importaba en realidad, Daniel no era el asesino, y yo lo sabía.

-Mira, vamos ha hacer una cosa.- Dijo ayudándome a levantarme.- Te vas a ir a casa, tu que puedes, y vas a descansar. Y mañana, cuando vuelvas al trabajo, vas a entrar con la cabeza bien alta, como si te diera igual lo que te ha hecho. ¿Vale?

-Vale.- Dije sonriendo.

-Bien.

-Shopie tiene suerte de tenerte.

-Diría que tú tienes suerte de tener a Tyler pero... en fin, me voy a callar.

-Si, casi mejor que si.

Daniel sonrió ampliamente y yo me reí. Después baje y cuando salí de la casa, una pequeña ráfaga de viento recorrió mi pelo desde la raíz hasta las puntas.

Comencé a caminar hacia mi casa hasta que de repente, sentí clavarse algo en mi hombro. Lo primero que pensé fue en una abeja, pero no había abejas en la zona. Entonces mire mi hombro, vi una jeringuilla clavada y empecé a sentir un poco mareada. Quise saber quién había sido, así que me di la vuelta pero lo único que vi fue a Daniel sonriendo como un maníaco.

No. Aquel no era Daniel. Lo supe por que tenia un tatuaje en el cuello: Lost boy. Fue lo último que vi, antes de desmayarme.

¡No fui yo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora