Capítulo 24: Mi compañero me regala una sonrisa y un café

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Narra Briana:

A la mañana siguiente, me tranquilizo que no sonara mi móvil. Cada vez que sonaba tenía la sensación que volverían a decirme "han matado a alguien". Es una frase que se escucha mucho en los informativos, series de televisión, libros... pero, cuando te la dicen a la cara, aveces no puedes soportarlo.

Desayuné sola, ya que Axel quería estar con Hannon antes de irse a trabajar. Yo no tenía casi hambre, así que salí pronto de casa aquella mañana.

Nunca me había fijado que cerca de la comisaría había una librería. Me gustaba mucho leer, y pensé que está vez podría sernos muy útil.

Entré en la librería y sonó una pequeña campanita, la cual estaba encima de la puerta. Entonces empecé a buscar en la sección de terror. Busqué por todas las baldas hasta que encontré lo que necesitaba: Cuentos macabros, de Edgar Allan Poe.

Pagué el libro y después fui ogenado los cuentos hasta llegar a comisaría.

-¿Que lees?

Levanté la vista del libro y vi a Tyler, sentado en frente de mi y mirándome con ojos curiosos. Era la primera vez que le veía mirarme de esa manera.

-Allan Poe.- Dije mostrándole la portada del libro.- Para atrapar al asesino, hay que pensar como él.

-Bien pensado.- Acto seguido, puso un baso de café en mi mesa.- Hoy me toca a mí devolverte el favor.- Sonrió

-Gracias Tyler.

-Pareces cansada.

-No es nada.

-¿Él caso te supera?

Cerré el libro con cuidado y lo deje en la mesa.

-¿Acabas acostumbrándote?

-Yo todavía no lo he hecho.

-¿Y como consigues soportarlo?

-Por que cada vez que escucho el sonido de las esposas llevando a alguien hacia la cárcel, me digo a mi mismo que he arreglado un poquito el mundo.- Hizo una pausa.- Lo conseguiremos.- Dijo tendiéndome la mano.

-¡Si!- Dije agarrando su mano.

-Lanie ha llamado.- Dijo JJ acercándose.

-¿Que ha dicho?- Dijo Tyler levantándose rápidamente.

-A Austin le habían sacado sangre, mucha sangre. Más de la que se saca en un hospital.

-¿Y donde está toda esa sangre? En la bodega no había.- Dije acercándome.

-Puede que el asesino la tenga guardada.- Propuso JJ.

-¿Que clase de sádico se guarda sangre de una víctima?- Pregunté.

-Cosas más raras se han visto, créeme.- Dijo Reid.

-Pero eso no encaja en el patrón.- Dijo Tyler.- Es decir, primero mató a un hombre, luego una mujer y luego a otro hombre, pero no le saco sangre a nadie.

-Y además, sabía cómo hacerlo, no había ninguna herida considerable para que perdiera tanta sangre.- Dijo Reid mirando unos expedientes.

-Sea quien sea, tenía conocimientos médicos.- Dijo JJ.

-Pues venga, a trabajar.- Dijo Reid.

Pasamos todo el día trabajando en la comisaría. Daniel era licenciado en literatura no en medicina.

Cuando llegó la hora de que nos fuéramos a casa, salimos los cuatro a la vez de la comisaría y vimos como el sol se ponía sobre el Tamesis.

-Que bonito.- Dijo Reid.

-Podría pasarme todos los días viendo esto.- Añadió JJ.

-Es precioso, pero yo tengo prisa.- Dijo Tyler acercándose a su moto.

Escuchamos como arrancaba su moto y después JJ llevó a Reid a su casa. Yo me quedé un minuto más allí, después volví caminando a casa mientras los últimos colores de la tarde iluminaban Londres. Pero cuando pase por delante de la casa abandonada, alguien me agarró del brazo y me metió dentro. Sabía que era Daniel, ¿quien sino?

-Daniel. ¿Te has vuelto loco? Podrían haberte visto.

-Briana, ha estado aquí...- Dijo asustado.

-¿Quien?

-Papa Noel, ¿¡quien va a ser!? El asesino.

-¿Como lo sabes?

-Ven conmigo.

Daniel me llevó hasta la segunda planta y entonces lo vi. En la pared que había justo detrás de donde él dormía, habían escrito algo.

-"El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella.- Edgar Allan Poe."- Leí.- ¿Que demonios...?

-Esta mañana ya estaba aquí.

-Lo ha hecho de noche.

-Si... no he vuelto a este cuarto desde esta mañana.

-¿Eso es...?

-Si. Sangre.- Afirmó.

-Aquí estaba la sangre de Austin...

-¿Es de Austin?

-Seguramente.

-Dios, no...

-Daniel, tienen que analizar la sangre, y no podrán hacerlo contigo aquí.

-¿Que debo hacer?

-Mañana, a primera hora, lanzaré una piedra a tu ventana, esa será la señal para que te marches durante un rato, solo mientras analizan la sangre.

-Esta bien.

-¿Nos vemos mañana entonces?

-Si, lo recogeré todo, no dejare que nadie me vea.- Apartó la mirada.- En eso ya tengo experiencia, en el instituto nadie se fijaba en mi.

-No te apures, lo lograremos. Y ya no eres invisible, acuérdate de Shopie.- Dije y él sonrió.

¡No fui yo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora