Capítulo 52: Daniel formula una importante pregunta

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Narra Briana:

Pase el resto del día con Tyler, ya que le dije a mi hermano que volviera al trabajo.

A mitad de la tarde, mientras Tyler y yo hablábamos, tocaron la puerta y entonces, Reid y JJ entraron.

-¡Chicos!- Exclamé.- Que sorpresa.

-Bueno, nos dijeron que ibas ha abrir una floristería y queríamos colaborar.- Dijo Reid dejando un jarrón con flores en la mesilla.

-Cuanto me alegro de que estés bien.- Dijo JJ abrazándome.

-Gracias JJ.

-La capitán también te manda recuerdos.- Dijo Reid.- Aunque sepa lo vuestro.- Dijo dándole un codazo a Tyler.

-¿Lo sabe?- Pregunté preocupada.

-Si.- Dijo Tyler.

-¿Desde cuando?

-Cuando desapareciste, la capitán me hecho la charla.

-¿Y que...?

-No ha dicho nada.- Dijo JJ.- Dijo que cuando volvieras al trabajo que hablaría contigo.

-¿Debería asustarme?

-Si.- Dijeron todos a la vez.

-Bien, guay.

-No te preocupes, estaré a tu lado. Nos comeremos el marrón juntos.- Dijo Tyler agarrándome la mano.

-Oh, que monos.- Dijo JJ agarró a Reid de la cadera y este apoyo la cabeza en la de JJ.

-Jamás creí que os vería así.

-Algún día, se lo diremos al mundo.- Dijo JJ.

-Algún día...- Repitió Reid.

Nos pasamos el resto de la tarde los cuatro juntos, pero tuvieron que irse, al parecer me había librado del papeleo de este caso.

A última hora del día, vino a verme quien menos me esperaba.

-Daniel.- Dije al verle entrar.

-¿Cómo estás?- Dijo desde la puerta como con miedo.

-Dolorida. Pasa hombre, que no muerdo.

Terminó de entrar en mi habitación con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, como si se sintiera culpable.

-¿Daniel, estás bien?

-Briana, lo siento muchísimo.- Dijo al borde del llanto.

-Eh, ¿Pero que dices?

-Mi hermano casi te mata.

-Pero tu no tienes la culpa. Ni siquiera sabías que él existía.

-Y encima le maté... ¿que clase de hermano soy?

-¿Has hablado de ello?

-Hablé con Reid. Me dijo que no iría a la cárcel ya que era un asesino muy buscado, y que busque ayuda profesional.

-¿Un psicólogo?

-Básicamente.

-Si... Tyler me ha dicho lo mismo.

-Me siento como una mierda.- Dijo ocultando la cara entre las manos.

-¡Daniel eres un héroe! Me salvaste la vida.

-Una vida por otra.

Me fijé en su sudadera. Estaba sucia, bastante usada y algo rota. La que llevaba desde que le conocí. Entonces, caí en la cuenta de algo.

-¿Todavía no has vuelto a casa?

-No...

-¿Por que?

-Yo... tengo miedo.

-¿De que? Todo está arreglado.

-¿Y si ya no me quiere?- Dijo con los ojos cristalinos.

-¿Pero que dices? Shopie te quiere con locura, yo la he visto echarte de menos. Tienes que volver.

-¿Y si no me quiere de vuelta?

-Eso si que es una locura, Daniel.

-¿Todo se ha acabado para siempre?- Pregunto mirándome.

-Si. Nadie más va a sufrir por esto.

-Entonces... volveré a casa.- Sonrió un poco.

-Bien dicho. Y mejor que le des ese anillo a su legítima dueña.

-Lo haré.- Dijo enseñándome la cajita.

Narra Daniel:

Cuando salí del hospital, fui andando hasta Abbey Road. Tuve que pasar toda la tarde caminando y llegue a eso de las nueve y media, lo cual significaba que era de noche.

Cuando subí las pequeñas escaleras que daban al porche, me temblaban las piernas, y cuando pretendía tocar el timbre, la mano me temblaba tanto que cualquiera hubiera dicho que tenía parquinson.

Al final conseguí tocar el timbre. Sabía que a esta hora Shopie no iba como una flecha ha abrir la puerta, así que aproveché para limpiarme un poco la sudadera y ponerme bien el pelo, parecer lo más decente posible en ese momento, vamos.

Cuando la puerta se abrió, vi a Shopie, con su pijama de unicornios, de manga corta y pantalón largo. Llevaba una chaqueta larga medio caída por el hombro izquierdo y el pelo recogido en un moño improvisado.

Cuando me vio, su boca se abrió de golpe y sus ojos como platos. No dijo ni una palabra, simplemente se quedó ahí quieta mirándome. Flipando mejor dicho.

-Hola.- Dije con una sonrisa.- Shopie yo...

-¡¡Estás aquí!!- Grito interrumpiéndome y abalanzándose en un abrazo.- Estás aquí...

-No sabes cuánto me alegro de verte, mi amor.- Dije abrazándola.

-¿Estás bien? ¿estás herido?- Dijo preocupada al separarse.

-No, no. Estoy bien, tranquila.

-¡Cuanto me alegro!- Volvió a abrazarme.- Vamos, pasa. Te prepararé un chocolate caliente con canela.- Dijo sabiendo que me encantaba.

Entramos y le conté a Shopie todo de principio a fin, sin dejarme ningún detalle.

-¿Tenias un hermano?- Dijo extrañada cuando acabé.

-¿Eso es lo único que te extraña de todo?

-No, claro que no. Pero... todavía no puedo creerlo.

-Se que cuesta...

-Oh, no te preocupes mi vida.- Dijo acariciándome las mejillas.- Todo se a acabado.

-Bueno... en realidad me queda una cosa por hacer.- Dije rascándome la nuca.

-¿El que?

Me levanté del sofá y me apoyé sobre una rodilla.

-Daniel, ¿Que haces?

-Shopie, llevo tiempo queriendo hacer esto y... a pesar de todo lo que ha pasado, lo mucho que hemos sufrido los dos... creo que ya estoy preparado para preguntártelo.- Sonreí y saqué la cajita de mi bolsillo.- Shopie de Luca Barone, me concederías el mayor honor del mundo, hacerme el hombre más feliz del universo y... ¿querrías casarte conmigo?- Dije abriendo la cajita y mostrándole el anillo.

Shopie se llevó las manos a la boca y comenzó a reír.

-¡SI!- Gritó.- ¡Si, si, si, si y un millón de veces si, mi vida!- Dijo y se abalanzó sobre mi con tanta fuerza que me tiró al suelo.

-¿Enserio?

-¡Claro que si, tonto!- Dijo entre risas y yo le di el anillo.- Es precioso.

-Como tu.- Dijo y ella me besó.

¡No fui yo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora