Caballero oscuro

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Mire el pato de porcelana que contenía aun intacto lo que se suponía era la cena de esta noche, una ración de cosas desagradables que parecían sacadas del basurero.

Volví mis ojos una vez más, para ver, como, con anterioridad que el lugar que Kristel ocupaba durante las noches estaba vacío. ¿Acaso pensaba quedarse sin bajar a cenar, otra vez?

¿Cuán infantil podía ser?

Llevaba haciendo eso desde el día que salió irritada, casi corriendo y gritando que no sería un premio para nadie, aunque para ser sincero se vería muy bien en mi repisa, junto a mis demás trofeos. Ella era un premio gordo.

Me paso evitando toda la semana como si tuviera la lepra, todo por una inocente insinuación; tal vez no tan inocente. El problema no fue lo que dije, sino, a quien. A Kristel, le había disgustado eso.

¿Qué esperaba?

No perdería por nada la oportunidad de joder a Wheaton. No después de haberla tachado de prostituta—por decirlo de mejor modo— y ponerla en el mismo lugar que Grace.

No creo que la niña se prestar a saltar de cama en cama, aunque no tenía ningún problema que fuera en la mía.

—cada día hacen peores porquerías

Grace volvió a berrear por la consistencia de los alimentos.

—acá es te lo comes o mueres de hambre—comento Levi siguiéndole la corriente

Mire de nuevo hacia la puerta, esperando ver traspasar el umbral a la bruja de los ojos miel.

Pasaron 20 minutos antes que ella hiciera aparición.

Se veía hermosa.

Su cabello caía en cascada sobre los hombros y espalda, su cuerpo era abrazado con sutileza por las ajustadas prendas que usaba, las que habían alborotado las hormonas del poblado masculino. Kristel no necesitaba pasearse semidesnuda para demostrar que podía ser sensual, por naturaleza lo era, sensual e inocente a la vez.

Justo como, ella.

Se apartó un mechón de cabello de la frente, mordiéndose el labio inferior. Parecía dudar si entrar o echarse a correr, con un empujón en su espalda, Ashley Lawrence la llevo al lugar que antes estaba vacío.

—esas dos son un buen pedazo de carne—mascullo Evan

Ignorándolos a todos me puse de pie, más que dispuesto a ir a avergonzar un poco a la chiquilla.

— ¿A dónde vas?—exigió Grace, sujetándome el brazo

La mire con expresión impasible pero amenazante a la vez, dándole a entender que nadie debía pedirme explicaciones y que yo, tampoco las daba. Bajando la mirada soltó mi mano.

Cuando quería podía ser obediente.

Camine entre las mesas, con la habitual prepotencia que caracterizaba a los de mi especie. Llegando a su lado sin que se percatara, me senté en el lugar que un tipo del cual no se su nombre dejo libre para mi sin que se lo pidiera, todo el mundo aquí conocía cual era mi jerarquía en el mundo demoniaco.

—Todos te vieron de mas—susurre en su oído, haciéndola sobresaltar

— ¿Qué quieres?—pregunto fastidiada

—ahora me hablas

—lo hare siempre y cuando no le insinúes a todo el mundo que estamos teniendo sexo—murmuro quedamente para que otros no la escucharan, haciéndome reír.

—Cada vez que dices la palabra con S, te sonrojas—comente para empezar a molestarla

— ¿La palabra con S?—pregunto con los ojos amplios

Wicca: Love Red MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora