Un lugar nuevo

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Me mordí el labio inferior mientras alzaba la vista para ver la completa fachada de aquel castillo de roca gris, porque no podía ser menos que eso, un castillo del medievo o tal vez de la época victoriana, no estaba muy segura, aunque realmente eso no era lo importante, lo que importaba era su aspecto oscuro y milenario, ¿tenía que entrar allí? Bueno, el coche que me había recogido en casa a las 12:00 pm y me había dejado afuera del descuidado jardín me decía que sí.

Apreté la mano en el asa de mi pequeño bolso respirando profundo, infundiéndome valor para empujar la verja oxidada cuando en realidad me temblaban las piernas y lo único que desease era correr a esconderme bajo la sabana de mi cama.

—aquí vamos

Si tan solo nada hubiera pasado.

Dentro de mi cabeza aún seguía grabada aquella conversación con mi madre, aquel día en que mi magia despertó.

—¡Estas mintiendo!—chille furiosa y confusa a la vez—¡esas cosas no existen! La magia no existe

Los ojos de mi madre estaban llenos de pena.

—sé que debí decírtelo antes, pero no presentantes nada especial al nacer—dijo mientras se sentaba en el sofá—no hubo nada que nos indicara la magia en ti así que tanto tu padre y yo pensamos que eras una niña ordinaria—se excusó—que tal vez había saltado una generación, que tendrías una vida normal

Normal

Yo de normal no tenía nada.

—todos estos años crecí siendo normal, para ahora esto. ¡Bruja!—esto no podía estar pasándome

Yo era una chica normal, ¡por dios! Mi única habilidad especial era poder memorizar un libro completo, pero ahora…Tenía ganas de llorar, gritar y patalear. En un segundo mi vida dio un giro de 360º. ¿Qué haría de ahora en adelante? Regresar al colegio con una sonrisa fingiendo que todo estaba bien no era una opción, la escuela entera fue testigo de cómo una esfera purpura salió de mis manos directo a la cabeza de Amber Parker y de que al no encontrarla dejo un enorme agujero a la pared.
Ahora seguramente todos estaban hablando del fenómeno: yo.

—La familia Murrey ha llevado la magia en su sangre. Desde generaciones antiguas somos portadores de los dones que los dioses nos concedieron, Kristel—continuo. Su expresión se volvió más seria. Asustada—Dones que cualquiera mataría por poseer
—¿De qué hablas?—pregunte sentándome en el sillón frente a ella
—Cuando Aradia bajo del cielo selecciono un pueblo especial en el norte de Irlanda, les enseño las artes ocultas, a usar la naturaleza a su favor pero tanto poder, lleva a la corrupción. Nuestros hermanos comenzaron a matarse entre si para robar los dones de los otros, fue por eso que tomo el poder de vuelta encerrándolo en un amuleto
—¿amuleto?
—el objeto que sella el destino del portador
—¿eso que tiene que ver conmigo?

Mama cerró los ojos y cuando los abrió estos estaban húmedos, como si se negara a llorar.

—créeme hija, daría mi vida porque no lo fueses una de ellas

En ese momento no entendí sus palabras, pero más tarde lo comprendí y no de la mejor manera.

Mis ojos siguieron vagando por la enorme puerta vieja, como si esta me fuera a decir en cualquier momento que no me dejaría entrar, pero ambas sabíamos que eso no iba a pasar, el ST. Jude sería mi nuevo hogar, un lugar muy al estilo Harry Potter.

¿Quién diría que existieran lugares como este en un mundo en donde todo se acepta por la validez de la ciencia o la razón?

Después de dos semanas de asimilación y la visita de unas personas extrañas a mi casa mi madre decidió que era tiempo que entrara a estudiar a ese lugar, donde aprendería a controlar la magia.

Wicca: Love Red MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora