Ashley carraspeo la garganta una vez más ante mi falta de atención, me encogí de hombros pidiéndole sin palabras que me disculpara, otra vez. Rodo los ojos un poco exasperada por mi actitud, suspiró volviendo a explicarme lo que había hecho con anterioridad.
Después de haber ganado la contienda escolar y volverme sin remedio una chica semi popular y que a mí no nueva enemiga le gustara, ahora formaba parte de un selecto grupo Wicca/Demond. Una clase de alianza de brujas y demonios.
Mi antigua yo, probablemente sería parte del grupo acádemico de mátematicas y le ayudaría a quienes dificultades con ellas, en cambio, ahora me encontraba aprendiendo a como multiplicarme.
Ashley había dibujado sobre el piso un gran pentagrama marcando con tiza cada una de las puntas; los cuales representaban los 4 elementos, más el quinto llamado éter. Según ella, estos elementos eran de dominio de toda bruja, bueno quizá no de todas pero si la mayoría.
Nadie puede crear algo de la nada, había dicho, si querías crear fuego o agua de la nada era imposible, tenías que tener aunque sea una gota de agua o una chispa para crear el fuego.
Aunque según la historia que escuché en el círculo hace mucho tiempo existió alguien que fue capaz de crear todo de la nada. Alguien que al parecer cometió actos crueles, o eso es lo que dicen.
—Aquí—dijo señalando el punto en donde se marcaba como agua—si no unes esto con esto—trazo una línea uniendo ese punto con el del éter—de nada sirve que puedas controlar el agua, porque eso es lo que te hace fuerte
—entonces dices que debo armonizarme con el agua para poder dominarla
—¡Exacto! Si eres capaz de conectar tu espíritu con el elemento podrías crear algo asombrosamente poderoso
—¿Somos tan asombrosos?
—si.—sonrió—somos geniales
Ambas reímos por la falta de modestia de mi compañera ante la genialidad que profesaba acerca de las de nuestra clase.
¿Ser una bruja era tan genial?
—¿Ha vuelto a hacerlo?—preguntó después de un rato
—¿hum?
—Dereck—rodó los ojos—ha vuelto a besarte
—no—susurré
—no me digas que no te gusto
—por supuesto que no—mentí—no quiero que vuelva a pasarme sus babas
Su beso no me había gustado. El que su saliva y la mía se mezclaran, que aferrara sus manos a mi cintura y mis dedos apretaran sus hombros, y sobretodo que sus labios suaves y cálidos se pegarán contra los míos, en una sensual danza.
No. No me había gustado.
Entonces... por qué no dejaba de compararlo con Marck. Con él no hubo esa electricidad ni las mariposas bailando en mi estómago por su cercanía.
—AMarck no le gusta Dereck—comentó la rubia
—Lo sé. Dice que hay algo malo en él
—¿Cómo?
—No lo sé. Supongo que lo dice por que paso mucho tiempo con él
Me levante del piso en voladas, recordando mi entrenamiento con el de ojos azules, y su amenaza acerca de mis llegadas tardes.
Mierda, el iba a quemarme viva.
—¿A dónde vas?—pregunto Ashley
—con Dereck