Todo estaba oscuro, frio y silencioso. Estaba flotando en una piscina de un negro tan profundo que me hacía temblar hasta los huesos.
Antes de que todo se quedara así, escuche voces, ruidos, podía ver a través de los ojos de alguien más, y luego nada.
No había nada.
Sentí algo húmedo tocarme los labios antes que este bajara por mi garganta, dándome ganas de vomitar.
Abrí los ojos despacio, acostumbrándome a la luz que me había sido negada con anterioridad. Cerré los ojos cuando todo dio vueltas en mi cabeza, segundos después al abrirlos me di cuenta que no fue mi imaginación.
Él estaba aquí.
Sus ojos azules sin expresar algún sentimiento mientras me evaluaban, sus brazos me sostenían contra el pecho. Focalizando mejor la vista me di cuenta de la presencia de Ashley.
— ¿Cómo te sientes?—pregunto con los ojos brillando por las lagrimas
Trate de hablar pero ni un solo sonido salió de mi boca.
¿Qué me había pasado?
Recuerdo estar flotando en una laguna de oscuridad, pero... ¿antes?
Cerrando los ojos me forcé a recapitular lo sucedido antes, me estaba provocando un terrible dolor de cabeza, pero lo estaba logrando; juntar las piezas faltantes en el rompecabezas.
Ashley me convenció de bajar al comedor, Dereck sentándose junto a mí, casi besándome, el pidiéndome o declarándome su novia.
El dolor se extendió en mi sien haciéndome gemir.
Estaba por salir cuando...
—tu...—jadié quejándome del ardor en la garganta
¡Oh por Dios!
Dereck trato de envenenarme y seguramente ahora quería asegurarse de haber hecho el trabajo.
Asustada, casi entrando en pánico puse las manos sobre su pecho empujándolo para que se alejara de mí, al ver la insistencia que ponía en alejarme agarro mis muñecas en una mano, ejerciendo presión pero no la suficiente como para causarme un daño real.
—a-ale-ja-te
Frunció el ceño.
—Esta desorientada—dijo Ashley
¡¿Desorientada?!
¡Estaba aterrada!
Haciendo uso de mi último recurso, mordí a Dereck en el brazo, no era la gran cosa pero si lo justo para que se alejara maldiciendo y que lograra soltarme.
— ¿Qué demonios te pasa?—grito alejándose
Encontrando las fuerzas necesarias me puse en pie, apoyándome en el cabecero de la cama cuando mi cuerpo se tambaleo, trague grueso degustando el sabor del vomito que luchaba por subir por mi esófago.
— ¡t-trataste de m-matarme!
— ¿de que estas hablando?
Su ceño se profundizo, fundiendo la molestia de la acusación en el hielo en sus ojos.
—Kris, ¿Qué te pasa?—pregunto la rubia caminando hacia a mi—Dereck no...
— ¡él me envió esa cosa!—chille señalándolo
Los ojos azules de la rubia se abrieron con sorpresa, mirando entre alarmada e incrédula al único hombre que invadía la habitación.
— ¿De qué mierda hablas?—demando el