Recuerdos

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Alera se marchó, dejando flotando en el aire las palabras. Los cuchicheos de la rareza de su carácter no se hicieron esperar, iniciando en el instante en que se ponía en pie.

Alera Hennigan era una de las tutoras más jóvenes y antiguas del colegio. Raramente dejaba la torre en la que se había auto-enclaustrado, solo lo hacia las ocasiones en que debía sustituir a algún instructor, después de eso se encerraba en la prisión que había elegido como morada ocultando a todos su cínica y poética belleza.

— ¿A dónde vas?—Dereck me sujeto el brazo al ver que la seguía

—tengo que hablar con ella

—no tienes nada que hablar con esa mujer

—Por supuesto que si—respondí tirando del brazo para que me soltara

— ¿Vas a dejarme solo aquí?—pregunto haciendo un puchero, dejándome en blanco por la facilidad en que cambiaba de humor

—puedes ir conmigo

Resoplo.

—no soy una de tus amigas para jugar a los detectives persiguiendo hombres

— ¡no persigo hombres!

—es una suerte para ti amor, de lo contrario tendría que ponerte sobre mi rodilla

— ¡No te atreverías!—chille escandalizada ante la idea

Alzo una ceja retadoramente, dándome a entender que era muy capaz de hacerlo.

— ¿Vienes?—suspire

—no tengo de otra

La pesada puerta de metal levanto una capa de polvo que se me metió a la nariz, causándome comezón pero no que estornudara.

— ¿Alera?

Nadie respondió.

Ignorando la nube de polvo entre a la habitación oscura.

—Alera—la llame caminando a oscuras y a tientas—Alera—insistí

Apoye mi peso en la pierna derecha, retorciendo un gesto con los labios enumere con los dedos antes de volver a llamar. Cinco minutos después, cansada de esperar decidí que era mejor irme. Claramente no quería hablar conmigo, además, Dereck probablemente ya se estaba aburrido de hacerle de portero.

—Murrey

— ¡Jesús!—exclame asustada, llevándome las manos al pecho para calmar mi corazón

Con un chasquido de dedos las velas se encendieron iluminando la estancia. Alera estaba frente a mí, con los insoldables ojos celeste estudiándome.

—El lugar es bonito—comente tratando de aliviar la tensión que de pronto se sentía—un poco oscuro, aunque lindo

—No necesito algo pintoresco—dijo caminando a un viejo sillón de tapiz floreado—no recibo visitas a menudo—se sentó con la auténtica gracia de las damas europeas—lo que me lleva a preguntarme, ¿Qué haces aquí?

Trague saliva mojándome la garganta.

—se porque estás aquí—dijo antes que pudiera responder

—entonces, dime quien es ella

Se irguió grácilmente en el respaldar, colocando las manos en el regazo.

—tú lo sabes

—no—negué—si lo supiera no te preguntaría

— ¿Por qué adjudicas que la conozco?

—hablas de ella como si hubieses estado presente en toda su vida, incluso te vi llorar cuando hablabas de ella

Wicca: Love Red MagicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora