Zed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pov: Zed
Luego de esperarla a la salida del colegio y que no saliera en mucho tiempo, decidí llamarla, ya que no me había contestado el mensaje que le mandé y quería saber dónde estaba. Al llamarla escuche que se encontraba en la calle y por lo que vi no me había hecho caso y había salido por alguna otra puerta del colegio, porque yo no la vi salir.
- ¿dónde estás? – pregunte.
- eso no te importa - contesto algo borde.
- no te muevas de dónde estás - dije cortando la llamada, ya que me imaginaba que seguro se encontraba en algunas de las calles que van hacia su casa.
Al llevar ya unas cuantas cuadras pude divisar a una chica con pantalones jeans y una campera grande y sin paraguas por lo que vi era Lía entonces prende el auto cerca de ella y dije de mal humor:
-sube - ella sólo me miro y siguió caminando, eso no me gustó, nadie me llevaba la contraria nunca.
-Lía, sube al maldito auto – gruñí, pero no me hizo caso
Así que, bajé y agarré su brazo para llevarla hacia el auto, ya que estaba lloviendo fuerte y no quería que se siguiera mojando, pero se soltó y al querer agarrarla de nuevo pude ver algo que me hizo ver rojo. Tenía un gran golpe en la mejilla y por el color que tenía era reciente.
- ¿qué m***** te sucedió en la cara Lía? ¿Quién te golpeó? - dije con los puños cerrados y mirando fijamente su rostro.
-ehh na..nada, me golpeé con un mueble en casa - dijo Lía tartamudeando, se notaba que estaba mintiendo.
-Lía por dios, se identificar los golpes, ahora dime ¿quién fue el imbécil que se atrevió a levantarte la mano? - gruñí tratando de tranquilizarme y respirando con más calma.
-Ya te dije que nadie, no dramatices, sólo es un golpe - dijo de nuevo tratando de convencerme, no entiendo a quien está queriendo proteger.
Así que ya cansado de que me vea la cara de idiota, le agarre de las piernas y la subí a mis hombros caminando hacia el auto.
- ¡BAJAME AHORA MISMO! - grito bastante fuerte pateando mi pecho, pero para mí solo eran como cosquillas, ya que no se comparaban con todos los que había recibido.
Al llegar, abrí la puerta y la coloqué en el asiento para luego cerrar su puerta.
-déjame salir Zed - dijo intentando abrir las puertas y golpeándolas ya que había puesto el seguro para niños, así no escaparía.
Di la vuelta el auto y subí en el lugar del piloto para luego arrancar en dirección a mi casa, ya que necesitaba saber quien la había golpeado y no la dejaría sola, sabiendo que alguien podría volverla a tocar y eso no lo permitiría. Ella era mía para protegerla, cuidar y amar; y eso haría.