Un mes después...
En este mes habían pasado muchas cosas en mi vida que cambiaron para bien o mejor dicho, que me hicieron sentir mejor conmigo misma.Se podría decir que tengo una pareja más estable y que poco a poco me ha ido enamorando más y más con sus pequeños detalles, como por ejemplo cuando le compro una cama para gatos a mi precioso, aunque no la use mucho.
También hace unos días termine oficialmente la escuela y con mejores notas de lo que espero y todo gracias a las clases particulares que tomaba por las tardes junto al profesor que contrato Zed.
Se podría decir que estas últimas semanas todo estaba más tranquilo. Tenía más libertad para salir y andar por donde yo quisiera, claro que siempre con la compañía de Eliel y otros que se quedaban bastantes alejados y que nos seguían de manera poco convencional. Era obvio que no era común ver a hombres gigantes y con muchos músculos caminando por ahí con lentes oscuros y cara seria mirando a los alrededores.
(...)
Hoy me encuentro en la habitación viendo algunas series que me gustan como "poca ortodoxa" y "los juicios de Gabriel Fernández" que si bien no son series que todo el mundo miraría, me atraparon. Supuestamente hoy tendría una cita con Z, pero desde temprano salió con que tenía que hacer algo muy importante y que lo dejáramos para mañana así que, aquí me encuentro tirada en la cama mirando la enorme televisión acompañada de mi infaltable tazón de papas fritas.
Horas después...
Ya eran pasadas las 11 de la noche, cene y me acomode en el sillón de la sala para esperar a Zed, era demasiado tarde y nunca tardaba tanto en llegar a casa de unas de sus "salidas". Ya me estaba empezando a preocupar.
Justo cuando ya me estaba por dar por vencida e irme a la habitación escuche el ruido de los motores.me acerque a la ventana y corriendo hacia un lado las pesadas cortinas lo vi. Estaba bajando de su camioneta mientras hablaba por teléfono con una no muy buena cara.
Uf creo que me vio. Rápido cerré las cortinas y me fui a sentar en los sillones agarrando el celular para aparentar que no lo estaba espiando y babeando como tonta.
—Hola princesa – me dijo entrando por la puerta y acercándose rápidamente hacia mí para tomarme en brazos y besarme como el solo lo sabe. Cabe decir que de apoco yo también me estoy volviendo una profesional en esto de los beso, aunque él siempre toma el control.
— Estas hermosa - dijo mirándome con ternura y sé que es debido a mi pijama de ositos - Creí que ya estabas dormida ¿Qué haces despierta?
—Nada, solo te esperaba. No quería dormir sin ti a mi lado.
Zed se sienta en el sillón más grande y recostándose en el conmigo en su regazo me acomoda y mientras me mira una sonrisa cruza por sus labios.
—Amo dormir contigo princesa pero también sabes que tengo mucho trabajo acumulado y que no deberías esperarme tanto tiempo —Su mirada es de cansancio y tristeza.
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Mi Boxeador ©
Teen FictionZed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...