Pov: Lía
Unas horas después me levanté para ir al baño y de la nada escuché un fuerte golpe en el piso de abajo, por lo que me dirigí lo más rápido que podía hacía hacia afuera para ver qué fue lo que se cayó o de donde venía el ruido.
Pero lo que menos me esperaba era ver a Zed en el comienzo de las escaleras mirándome sorprendido, para que luego su rostro se convirtiera en uno totalmente frío.
(...)
Ni siquiera sabía si respiraba, lo único que hice fue quedarme quieta en el lugar rehuyendo su mirada y analizando las posibilidades que tenía para llegar a mi habitación con éxito y no tener que explicar lo que me había sucedido en tan sola una noche y que no me atrevía a decir a otros.
Zed lo único que hacía era pasar su fría mirada de arriba a abajo por mi cuerpo una y otra vez escaneando los hematomas que estoy segura que luego se verán mucho peor.
En los pocos segundos que desvié mi mirada analicé en mi mente las posibilidades que tenia de llegar a mi habitación y encerrarme antes de que él llegara a mí, las cuales a decir verdad eran muy pocas, ya que Z era más grande y veloz que yo y digamos que en mis condiciones apenas y podía caminar sin lamentarme en el proceso.
Al volver mi vista hacia el principio de las escaleras, capte como Zed le hacía una seña a los hombres que se encontraban tras él y de un momento a otro subió los escalones llegando a mí sin darme tiempo de nada.
Al querer dar un paso hacia atrás para alejarme, mi pie se enredó con la alfombra y si no fuera porque Zed me agarró en brazos como una princesa, hubiera caído.
Con grandes zancadas se dirigió a mi habitación y al entrar pateo la puerta cerrándola con un fuerte estruendo que hizo que me sobresaltara y a la vez gimiera por el dolor que esto ocasionó en mis costillas.
Zed me dejó con mucho cuidado sobre la cama, y se acercó a mi tocando con sus dedos fríos mis brazos descubiertos, al llegar a mi muñeca se tensó y alejo su mano de mí para a apretar sus puños y darme la espalda.
Yo no sabía cómo sentirme; me sentía avergonzada y culpable por lo que había pasado, aunque a ciencia cierta toda la culpa la tenía Mike.
No me gustaba sentir la lastima des personas y menos que me vieran en estas condiciones, bajando mi mirada hacia mis manos dejé que algunas lágrimas se deslizaran de mis ojos mientras pensaba que le diría a Z sobre mi pequeño accidente no tan accidente.
Mientras estuve en un pequeño trance, escuché ruidos y al levantar la mirada me encontré con la Zed de espaldas a mí, sacando y tirando mi ropa dentro de una bolsa que no sabía de dónde la había sacado, ¡un momento esa es mi ropa!
- Pero ¿qué haces? - dije levantándome lo más rápido que podía. él solo hizo como si no me hubiera escuchado y siguió tirando mi ropa con perchas y todo.
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Mi Boxeador ©
Teen FictionZed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...