Estos días han sido geniales para mí, me siento más segura de mí y estoy saliendo poco a poco de mi caparazón. Con Zed todo va de maravilla aunque cabe decir que no nos vemos mucho porque anda entrenando para su famosa pelea. Todavía no entiendo muy bien quién es el retador, pero si se queja alguien de mucho poder y qué lo envidia y quiere parte de su territorio o quizás hay algo más ahí que nadie me quiere contar.
Hace unos días, al salir de la mansión me encontré con una hermosa Ranger Rover blanca muy parecida a las que todos usan por aquí pero con algunas modificaciones cómo que es a prueba de bala y altamente segura. Era un regalo maravilloso aunque me parecía que no era necesario, pero ver a Zed feliz y también saber que me está dando un poco más de libertad para yo poderme mover donde quiera, claro siempre con mi guardaespaldas, me alegro.
Por cierto, fui la envidia de muchas de las chicas más populares de la escuela. No me importó mucho ya que una persona no se mide por lo que tiene sino por cómo es con los demás y yo no quería ser catalogada como una de ellas.
Al entrar al establecimiento me dirigí hacia mi casillero y ahí coloque mi mochila para luego sacar un cuaderno y el libro de matemáticas y dirigirme hacia el salón 2A. Cuando me senté en el mismo lugar que siempre pude ver que recibía varias miradas pero no le hice caso, una de ellas era la de Mady. Quién iba a decir que la persona a la que considere mi mejor amiga durante bastante tiempo ahora solo es una desconocida. Siempre creí que íbamos a hacerlo por el resto de nuestras vidas pero ahora entendí que hay personas que llegan y se van en el momento adecuado y aunque nos duela hay que dejarla ir.
Justo cuando el profesor iba a cerrar la puerta entró mi sombra y se sentó en una esquina, ya decía yo que se estaba tardando bastante. Solo atiné a rodar los ojos y empezar a escribir lo que decía el profesor.
(....)
A eso de las 4:00 de la tarde llegué a la mansión y al no encontrar a Zed y averiguar dónde estaba me dispuse a ir a la cocina para cocinarle algo rico ya que sabía que desde que había salido no había regresado y por lo tanto creo que no ha comido nada.
Cuando termine de cocinar junto con la ayuda de la cocinera principal me puse a guardar toda la comida en una bolsa para luego dirigirme hacia mi habitación y cambiarme de ropa.
Me coloque un pantalón corto, una remera de él negra y mis Converse. Ya lista bajé las escaleras y tomando la bolsa y avisándole a uno de los guardias qué sería el encargado de llevarme ya que no sabía muy bien el barrio el que se encontraba el gimnasio.
( ...)
Al llegar entre y vi a Zed en el ring con el entrenador hablando mientras se sacaba las vendas que tenía envuelta en las manos. Al verme me hizo un gesto con la cabeza y siguió hablando con el mientras yo me dirigía hacia la parte de atrás donde se encontraban las duchas. Entre y coloque la bolsa con la comida en una de las tantas sillas largas para luego girarme y verlo parado en el marco de la puerta mirándome con una cara que me decía que me quería comer entera.
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Mi Boxeador ©
Teen FictionZed Mcleir: boxeador clandestino, mejor conocido como "La Furia", todos le tienen miedo, nadie se anima a mirarlo a los ojos cuando pasa y menos insultarlo, porque saben que él con solo un chasquido de dedos los podría destruir a todos. Un día llega...